VN36 - Eneo

LA VOZ DEL SUMILLER 47 Empezó su andadura profesional como periodista, pero más tarde decidió estudiar sumillería. ¿Qué le llevó a tomar esa decisión? (sonríe) Hace ya unos cuantos años que el periodismo empezaba a tomar una dirección en la que no me sentía cómoda: menos recursos, más inmediatez, menos profundidad… No quería abandonarlo del todo y me pareció una buena solución especializarme en un tema que me apasionaba, el mundo del vino. Comunicar el vino de forma que el consumidor lo entienda es esencial. ¿Cuáles considera que son las claves para conseguirlo? Esta es para mí, ¡la pregunta del millón! Seguramente la más evidente sería adaptar el lenguaje para que el receptor lo entienda y lo disfrute. Normalmente esto implica evitar tecnicismos, e ir de lo global a lo concreto. Afortunadamente, cada vez más tanto sumilleres como profesionales del vino intentan aproximar más que alejar, nos hemos olvidado de la parte más elitista del vino –o esto quiero creer–. ¿Y en qué estamos fallando? Parece que la distancia entre el productor y el consumidor sigue siendo muy grande, como si no habláramos el mismo idioma… ¿Sigue siendo demasiado snob el mundo del vino? Como decía, creo que estamos cambiando. Las nuevas tecnologías también ayudan gracias a el establecimiento de proximidad entre emisor y receptor. Cada vez es más fácil conocer de dónde procede cada vino, los procesos de elaboración y las personas que hay detrás de todo ello. Y si, además, todo esto lo puedes hacer en directo y con copa de vino en mano, mucho mejor. En este sentido, las nuevas tecnologías, las redes y, ¿por qué no decirlo?, también el incremento en experiencias enoturísticas puede ayudar o contribuir a solucionarlo. La gente joven ya no percibe el esnobismo que percibíamos nosotros. Aunque es evidente que tomarte un buen vino, de momento, sigue siendo más caro que tomarte una cerveza (y no me refiero a las artesanas). Entonces, ¿cómo acercamos el vino a los jóvenes? No creo que estemos en el mal camino… Hay buenas experiencias al respeto. Festivales que apuestan por este acercamiento, vincularlo a buenos momentos, estar al lado de la música, de la cultura, de todo aquello que les pueda seducir. Siempre muy conscientes de que estamos hablando de un producto alcohólico y que, por lo tanto, al lado de esta promoción tiene que haber también el hincapié necesario en el consumo responsable. Cambiemos de tercio. Ha sido jurado en los Premis Vinari y miembro del Panel de Cata de la DO Pla de Bages. ¿Qué debe tener un vino para ser considerado de calidad? Supongo que ahora tendríamos que remitirnos a las fichas de cata donde todo lo que valoramos en un panel de cata está contemplado, pero estaríamos otra vez hablando de tecnicismos y más cerca de este esnobismo que debemos evitar. Como explicamos en la Bullipedia, la percepción de calidad es única e intransferible. Hay distintas visiones: la de un sumiller, un crítico de vinos, un consumidor, un laboratorio analítico… Porque una cosa es la calidad que exige un panel de cata y la otra la calidad que buscamos cuando compartimos una botella de vino. Y esta es la que me interesa a mi: aromas limpios y con buena presencia, que no haya turbidez, buen nivel de acidez y frescor y el alcohol bien integrado. En definitiva, equilibrio. Y yo añadiría capacidad de seducción. Cuando un vino tiene calidad, gusta. Y si gusta uno repite, y esto es señal inequívoca de calidad. A nivel individual, ¿tiene zonas o variedades favoritas en España? Mentiría si dijera que no, aunque debo decir que disfruto de todas y cada una de las regiones y vinos con las características que los hacen únicos y que logran transportarte a un lugar, un viñedo y que saben transmitir cómo trabajan sus gentes. Pero, si me haces escoger una, por historia, proximidad y vinculación emocional te diré el Priorat. Y más concretamente, una variedad que cada vez me tiene más ‘enganchada’, que es la Carinyena (también llamada Samsó) y ¡no solo en su versión tinta! También la blanca. ¿Cree que nos valoramos lo suficiente como elaboradores? En ocasiones, parece que tengamos más prestigio fuera de nuestras fronteras que dentro… Los vinos españoles están cada vez más presentes cuando se habla de vinos de calidad. Hay mucho trabajo por hacer, pero tanto prescriptores como consumidores creo que cada vez somos más conscientes de cómo ha aumentado el nivel de calidad de nuestros vinos.

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