VN35 - Eneo

16 SECTOR La política vitivinícola de la UE deja un sabor amargo En un informe publicado por el Tribunal de Cuentas se manifiesta una preocupación sobre el efecto que tendrán sobre los viticultores las medidas previstas de la UE. La política vitivinícola de la UE no se ajusta a los objetivos medioambientales y sus medidas tampoco abordan directamente la competitividad del sector. El mercado vitivinícola de la UE está muy regulado y subvencionado. Los viticultores han recibido alrededor de 500 millones de euros al año de fondos de la UE para reestructurar sus viñedos y ser más competitivos. Desde 2016, también han podido pedir autorización para plantar más vides. El objetivo es permitir un crecimiento controlado de la producción potencial (hasta un incremento máximo anual del 1%) y evitar el exceso de oferta. “Aumentar la competitividad del sector vitivinícola es fundamental y especialmente importante para la UE, pero debería acompañarse de una mayor sostenibilidad medioambiental”, afirma Joëlle Elvinger, Miembro del Tribunal que dirigió la auditoría. “Lo menos que podemos decir es que la acción de la UE todavía tiene que dar resultados tanto en uno como en el otro objetivo”. En la UE, los vinos pueden ser tintos, blancos y rosados, pero la forma en que se cultivan rara vez es ‘verde’. Los auditores lamentan el hecho de que, a pesar de la importante cantidad de fondos afectados, la política vitivinícola de la UE ha hecho poco por el medio ambiente. La medida de reestructuración, en particular, muestra escasa consideración por los objetivos ecológicos. En la práctica, el dinero de la UE no se ha dirigido a proyectos destinados a reducir el impacto de la viticultura sobre el clima o el medio ambiente. De hecho, incluso podrían provocar el efecto contrario, como el cambio a variedades de uva que necesitan más agua. Del mismo modo, el incremento anual del 1% en superficies de viñedo, prorrogado 15 años más (hasta 2045), nunca se ha evaluado desde el punto de vista medioambiental. Las perspectivas no son mucho más halagüeñas: en la nueva política agrícola común (PAC), la ambición medioambiental para el sector vitivinícola sigue siendo limitada. Anteriormente, los auditores de la UE recomendaron que los pagos a los agricultores, incluidos los realizados a los viticultores, se vincularan explícitamente con los requisitos medioambientales. Pero en la nueva PAC se han eliminado esas condiciones para financiar la reestructuración. Asimismo, los países de la UE tendrán que utilizar tan solo un mínimo del 5% del dinero asignado al sector vitivinícola para acciones relacionadas con el cambio climático, el medio ambiente y la sostenibilidad. Los auditores consideran que esta cifra del 5% es bastante

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