89 PEQUEÑAS BODEGAS ellas consigue que no quieras dejar de escucharle. Su bodega no es solo un placer beberla, también vivirla. “Trabajamos en el campo y en la bodega con mínima intervención, con maceraciones suaves y respetando el entorno natural que nos rodea, para alcanzar vinos elegantes y personales”, explica el bodeguero, quien añade que tratan de “interpretar la uva que cultivamos y el suelo que nos ha tocado vivir para así poder dejar nuestro legado a las siguientes generaciones”. Y es que para esta bodega “las uvas son como un diamante en bruto al que hay que darle forma y pulirlo, pero en ningún caso modificarlo”. Para Rafael Cambra y Elena Arpón, su socia y su mujer, “la sencillez y el sentido común nos brindan una relación duradera con la naturaleza a largo plazo, que nosotros podemos resumir en una sola palabra: amor”. Y no se trata solo de amor hacia la viña, sino “por lo que hacemos, por lo que esta pasión significa en nuestras vidas y por la satisfacción de un producto que merece la pena”. Rafael Cambra está apostando por el depósito de hormigón, donde se realiza la crianza de la Forcallà. Y esto también lo aplican en La Rioja, donde cultivan su primer vino de la zona: Mateo. Con viñas asentadas en la zona de Baños del Río Tobía, en el valle del Najerilla, esta zona denominada Rioja Alta se encuentra a 700 metros de altitud y su clima influenciado por el atlántico hace de este territorio una de las partes más frías de la Rioja. La Garnacha Tinta con la que se elabora el Mateo se encuentra en un viñedo viejo, cultivado en vaso tradicional en una parcela pequeña de montaña con exposición sur.n
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