VN32 - Técnicas, equipos y productos para la enología y la viticultura

17 SECTOR sonmicroempresas (empresas con una facturación inferior a los 2 millones de euros anuales), un 14% son bodegas de tamaño pequeño (facturación entre 2 y 9 millones de euros) y el restante 3% son de tamaño mediano (facturación entre 11 y 49 millones de euros). En términos de cifra de negocios, el protagonismo descansa en las bodegas de tamaño mediano, cuya facturación supone el 42% de la cifra de negocios conjunta. Asimismo, las empresas pequeñas facturan 1 de cada 3 euros del total y las microempresas el 25% restante. Toda esta actividad arroja un saldo positivo muy importante para la economía de la región. En concreto, el saldo de la balanza comercial del sector vitivinícola de Castilla y León alcanzó un superávit de 199 millones de euros anuales en 2021 (175 millones, en promedio del periodo 2017-2021). Además, en el último lustro, el valor de las exportaciones se situó, enmedia, en el entorno de los 184 millones de euros anuales, lo que sitúa a Castilla y León como la sexta comunidad autónoma española más exportadora de productos vitivinícolas. En 2021, las ventas al exterior de dichos productos crecieron un 28% interanual, hasta alcanzar los 217 millones de euros. En relación con los mercados de destino de dichas exportaciones, los principales clientes internacionales de este sector son: Suiza (18,9% del total exportado), Alemania (12,2%) y Estados Unidos (12,1%). Estos mercados, junto con México, suponen más de la mitad (51,6%) de las exportaciones. DESPERTAR ECOLÓGICO Según el informe de la OIVE, Castilla y León es la quinta comunidad autónoma española con unmayor número de hectáreas dedicadas al cultivo ecológico de la vid (8.659 hectáreas), y la octava en términos de peso de dicho cultivo sobre el total de superficie de viñedo (11,9%). Respecto al tejido productivo, Castilla y León es la cuarta región con mayor número de bodegas y embotelladoras de vinos ecológicos, solo por detrás de Cataluña, Castilla-La Mancha y la Comunidad Valenciana. Así, el censo de dichas bodegas era de 133 empresas en 2020 (último dato disponible, MAPA), lo que representa el 11% del total nacional (que asciende a 1.214 empresas). Se trata además de un colectivo en expansión, que en el último año registró un incremento del 14% (variación interanual en 2020, último año disponible). No obstante, el ritmo de crecimiento de la producción ecológica en la región es considerado lento por algunos expertos del sector y estudios sobre el mismo (Rychen, 2019), teniendo en cuenta las condiciones climáticas y edáficas con que cuenta Castilla y León. Entre los factores que ralentizan la transición hacia un mayor protagonismo del cultivo ecológico de la vid se encuentran aspectos burocráticos, así como la todavía limitada apreciación del valor del vino ecológico por el lado de la demanda (mercado en desarrollo). POTENCIA ENOTURÍSTICA Más allá de la producción de uva y de vino o sus derivados, el sector vitivinícola de Castilla y León tiene también un nicho de negocio importante en el desarrollo del enoturismo, que sufrió un parón importante por la pandemía del Covid19, pero que ha empezado a recuperarse con fuerza. La afluencia de turistas atraídos por los activos enoturísticos de la región se tradujo en 280.000 visitantes en 2021, lo que sitúa a Castilla y León como la segunda comunidad autónoma con mayor recepción de enoturistas en las Rutas del Vino de España, según datos de ACEVIN. Si bien es cierto que el número de estos visitantes creció un 90% con respecto a 2020, todavía se encuentran lejos de los niveles alcanzados en 2019 (549.348 enoturistas). Los recursos disponibles para atraer a los visitantes, además de las propias bodegas, son fundamentalmente las ciudades más emblemáticas que encabezan cada una de las DO y otra serie de recursos paisajísticos o históricos. Castilla y León acoge un total ocho ciudades (Aranda de Duero, Cigales, Lerma, Medina del Campo, Peñafiel, Rueda, Toro y Villanueva del Conde) y nueve Rutas del Vino de España (Arlanza, Arribes, El Bierzo, Cigales, Ribera del Duero, Rueda, Sierra de Francia, Toro y Zamora), además de una ruta internacional del vino (entre Arribes del Duero y las zonas vitivinícolas contiguas de Portugal, denominada Vinduero). También son un potencial importante, las visitas a antiguos vestigios del cultivo de la viña vinculados con el mundo prerromano (culturas célticas de la cuenca del Duero), once museos del vino distribuidos por toda la geografía, numerosas fiestas del vino (como las de la Vendimia de Rueda (Valladolid) o las de Toro (Zamora)), así como la experiencia que ofrecen las bodegas asociadas a las diferentes rutas del vino. Con todo ell, el enoturismo tiene potencial para seguir expandiéndose, y para constituirse en complemento de la actividad de un mayor número de bodegas. Para la configuración y desarrollo de las actividades enoturísticas cabría tomar como referencia casos de éxito en otros países, y procurar el adecuado acompañamiento por parte del sector de restauración y ocio, según señalan algunos expertos del sector consultados en la elaboración del estudio de la OIVE. FORMACIÓN E INNOVACIÓN El camino recorrido por el sector vitivinícola de Castilla y Léo, sin embargo, aunque es importante, no es más que el principio de un proceso que para seguir avanzando debe nutrirse día a día de conocimiento y especialización,

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