74 VITICULTURA tizar el abastecimiento. “Se pueden evaluar puntos de riego y establecer zonas de regadío para mantener la vida de la vid en años extremos, pero no para aumentar la producción de forma continuada; por eso es importante saber cuál es el momento más adecuado para aplicar el agua en las diferentes fases de crecimiento de la vid”, remarcó Joan Girona, investigador del IRTA. En este aspecto, la jornada hizo hincapié en valorar la fuente más adecuada y las ventajas e inconvenientes de los distintos sistemas basados en ahorro, eficiencia y adaptación. Por eso, Comino presentó diversas alternativas, como evaluar el coste energético de extracción del agua de los acuíferos por subsidencia y aumentar la captación de los pozos, fuentes y minas, así como buscar aguas en otras zonas cercanas o aprovechar agua del embalse del Foix. Sin embargo, una de las alternativas más viables sería aprovechar aguas regeneradas de las depuradoras cercanas al territorio para uso de riego, aunque conllevaría una gran inversión en infraestructuras, tratamientos y seguimiento de calidad del agua. Todo ello también tiene que ver con conocer la huella hídrica para saber el impacto ambiental que tendría en el fondo freático este consumo de agua, tal y como expuso David Sanjuan, investigador de Eurecat. GESTIONAR LOS SUELOS PARA QUE RETENGAN MÁS AGUA Los expertos remarcaron que en un futuro cercano es evidente que vamos a necesitar más agua, pero “a gran escala no se puede transformar toda una región como la DO Penedés de secano a regadío porque no hay agua disponible en todas partes y no la habrá para todos”, destacó Felicidad de Herralde, investigadora del IRTA. Herralde apuntó, además, que las restricciones en casos extremos por sequía afectarán a todos en todos los Mesa redonda de la jornada de presentación del proyecto SECAREGVIN. ámbitos, pero “podemos trabajar técnicas para ayudar a captar agua en el suelo”. Los cálculos de SECAREGVIN apuntan a que el impacto del cambio climático afectará menos a los viñedos que están en suelos que retienenmás agua. Por tanto, hay que garantizar que esta agua no se desaproveche y esté el máximo disponible para la planta. Con este fin, el IRTA estudia cómo potenciar las prácticas agronómicas para aprovechar el material vegetal, cómo favorecer las cubiertas vegetales, plantar pies de cepa resistentes a la sequía y buscar variedades que tengan un ciclo más largo. También se plantea plantar las cepas más separadas entre sí para que cada una tenga sus recursos y allanar el terreno para aprovechar mejor el agua de la lluvia.n Aunque ante la falta de agua el regadío puede ser una solución rápida, no es definitiva ni sostenible
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