64 PEQUEÑAS BODEGAS Ferrer, un homenaje al patriarca de la familia, un coupage de Garnacha tinta y Vabernet sauvignon. Esta última se somete a un proceso de pasificación (deshidratación) en una cámara frigorífica para lograr una gran concentración de sabores y aromas. La crianza en bodega es de un mínimo de cuatro años en bota de roble sin tostar. Se presenta en botellas con tapón de cristal, buscando una hermeticidad para lograr mantener las características del embotellado y procurando una evolución lenta y paulatina. El proyecto ha ido creciendo con nuevas referencias, una trilogía de monovarietales, que se han unido a su vino tinto inicial. Costers de L’Ànima, Pinot noir con crianza de casi 12 meses en barrica nueva de roble francés; Camí de Sagraments, Xarel·lo con una crianza con sus lías durante más de 12 meses en acero inoxidable; y Cau dels Penitents, Macabeo fermentado en barricas de acacia. LOS ICÓNICOS CAVAS DE CAN SALA La propiedad de Can Sala, del siglo XIX, fue la casa que vio crecer a la matriarca de los Ferrer, Dolors Sala, cofundadora de Freixenet, madre de José Ferrer Sala; y el histórico lugar donde se elaboró la primera botella de Freixenet en 1914. Actualmente en ella se elaboran sus Cavas de Paraje Calificado Can Sala, un romántico homenaje a Dolors Sala y a la historia familiar. Según José María Ferrer, este cava es su respuesta personal a una deuda histórica. Lo entiende como “un proyecto inspirado en el sentimiento de gratitud hacia aquellas personas que hicieron posible el nacimiento de nuestra empresa. Un regreso a los orígenes. Al lugar donde mis padres, junto a mis abuelos, elaboraron las primeras botellas de Freixenet. Todo empezó en Casa Sala hace más de cien años”. Can Sala es Mediona en esencia, con unos singulares parajes situados entre los 350 y los 715 metros sobre el nivel del mar; un homenaje y una reivindicación a los rasgos más especiales de esta tierra. Los Cavas de Paraje Calificado Can Sala, que ha cosechado grandes distinciones internacionales, y Vinyes de Can Sala. Can Sala cuenta con un mínimo de 120 y 72 meses, respectivamente, de crianza en rima. Solo se elaboran en añadas seleccionadas y la producción está entre las 10.000 y las 15.000 botellas dependiendo de la cosecha. Son espumosos de larga crianza que destacan por su personalidad, por una elaboración basada en el estricto método tradicional de segunda fermentación en botella Can Sala es la esencia de Mediona.
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