LA OPINIÓN DEL ENÓLOGO Para conocerla un poco mejor, ¿cómo empezó su relación con el mundo del vino? Mi familia viene del mundo de la viticultura, mis abuelos tenían viñas en el Rosellón. Mis padres guardaron unas pero nunca ha sido su trabajo principal por lo que, al final, se vendieron. De todas formas, en mi casa siempre había botellas de vino en la mesa, pero la chispa me vino a los 25 años, después de realizar mis estudios en Biología y Agronomía. Durante un día de visita a una bodega, las fermentaciones y los olores de los mostos me recordaron momentos pasados de pequeña con mi abuelo en Maury, llevando la uva a la cooperativa del pueblo. Ese día me dije: “Es aquí donde me encuentro bien, quiero ser enóloga”. Desde ese momento me ha sonreído la suerte en la vida y cada día lo disfruto. Completé mis estudios y seguí aprendiendo sobre Viticultura en la Facultad de Dijon en Borgoña y Enología en la Faculté de Bordeaux con profesores famosos como Denis Dubourdieu. Antes de trabajar en Terra Remota, ¿por qué otras bodegas o entidades ha pasado? He trabajado en Limoux, en Sieur d’Arques, durante mis estudios de Viticultura y Enología, también en la parte de viñedo y en la bodega. Después, ya con el diploma de enóloga, hice una temporada de vendimia en Château Fombrauge (St Emilion GCC) y trabajé en Château Ripeau (St Emilion GCC) como directora técnica durante 5 años, donde trabajaba con la consultoría Michel Rolland. Llegué a Terra Remota en 2015 y gracias a Emma y a Marc, he tenido la suerte de poder ir a Chile a la vendimia durante 4 años en su viñedo chileno. ¿Y qué la llevó a Terra Remota? ¡La suerte de la vida! El château en St Emilion donde estaba trabajando se vendió y en ese mismo momento encontré a Emma y Marc Bournazeau, los propietarios de Terra Remota. Estaban buscando a un director técnico para suceder a mi predecesor, que se jubilaba. Fue un buen encuentro, en un buen momento y en un buen sitio. Las buenas relaciones entre Emma, Marc y yo fueron inmediatas. Yo cumplía todos los requisitos profesionales para el trabajo que me proponían y la excelencia de los vinos y de la bodega en general me interesaban muchísimo. Me impresionó la energía y la belleza del lugar, la calidad de los vinos, la estructura familiar y la pasión que emanaba. Además, estaba más cerca del Rosellón, mi tierra natal y de mi familia. La bodega dispone de unas modernas instalaciones de elaboración, basadas en el principio de la gravedad. 61
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