Era tan importante la tradición aquí que hay documentos sobre vino del siglo XIX firmados por la Reina de España e incluso Ramón y Cajal se enorgullecía de los vinos de Ayerbe. También Jordan de Asso hablaba de ellos, publicando un estudio económico a finales del siglo XIX sobre los viñedos extensivos de Ayerbe. Un dato curioso es que fue el primer estudio económico que se hizo en toda la historia de Aragón. Los vinos que se elaboraban era reconocidos por su calidad, aunque la mayor parte de las producciones eran para el autoconsumo y se comercializaban por Huesca y el Pirineo. Su auge se debió a la expansión filoxera, pues los franceses venían a por vino a España y la primera zona más o menos llana que permitía un buen cultivo que se encontraban al cruzar el Pirineo era Huesca. Para mi padre, mi tío, para mi, para mi mujer… Para toda la familia fue una ilusión poder recuperar algo tan importante. En aquel momento, la DO Somontano había apostado por bodegas muy grandes pero nosotros decidimos empezar un negocio más humilde y modesto. Cuando terminé los estudios de Ingeniería y de Enología, hice el proyecto de final de carrera sobre el negocio familiar y vimos que podía funcionar. Sobre un suelo drenante y arcillo-calcáreo, Edra recupera una tradición aletargada, donde las vides densamente plantadas producen entre 1,5 y 2 kg por cepa. ¿Cómo definiría la filosofía de la Bodega? Siempre hemos apostado por pequeñas producciones y por la uva propia. Aunque pudimos recuperar algo de las viñas antiguas, necesitábamos más producción y tuvimos que plantar nuevas viñas. Nosotros trabajamos sin perjucios, si hay que plantar una variedad nueva y el suelo la acoge bien y la acepta, trabajamos con ella. Por eso tenemos Syrah, Merlot, Cabernet Sauvignon, Tempranillo, Garnacha, Tannat, Malbec, Viognier… Al final soy de campo, soy agricultor, y me gusta que al viña me hable. Por eso me gusta tanto transmitir nuestra identidad, que los vinos muestren que son de Huesca, con su paisaje y su clima. Estamos en una zona de mucho contraste: pasamos de más de 40 °C en verano a temperaturas bajo cero en invierno, pero es que en un mismo día también hay mucha oscilación entre el día y la noche. Es una zona de mucho viento –el Cierzo tan identificativo de Aragón–, con un suelo de manzanilla muy limoso también muy propio de la zona. Con todo esto quiero decir también que, sobre todo, nuestra filosofía es la honestidad. La uva habla y nosotros transmitimos. 37
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