SOSTENIBILIDAD 36 efectos positivos sobre el secuestro de carbono, servicios ecosistémicos y fomento de la biodiversidad. RESULTADOS DEL ESTUDIO Los resultados obtenidos han mostrado la importancia de la producción primaria (la fase de granja) en la huella ambiental de estos productos. De promedio transformación, envasado y distribución contribuyen al 12% de los impactos y la etapa de granja al 88%. En este punto cabe señalar que el envase, en contra de lo que generalmente se piensa, tiene un porcentaje bajo del peso total de impacto, así que inversiones tecnológicas encaminadas a reducir el contenido de plástico o sustituirlo por otro material tendrán menos beneficios ambientales que si se focaliza en mejorar procesos en granja, como se describe más abajo. La granja es por tanto el eslabón de la cadena donde hay mayor margen de mejora para implementar medidas hacia la reducción de la huella ambiental de la leche y la carne. Pero eso no significa que todo se deba a procesos que ocurren en la misma granja. Hemos de recordar que esta fase incluye todo el impacto desde la producción de materias primas, es decir, el impacto de la producción (cultivos, procesado y envasado) y Figura 2. Categorías de impacto evaluadas de acuerdo con la metodología PEF de CE. Imágenes adaptadas de CE (2021b). transporte de los piensos utilizados en granja para alimentación animal, los procesos necesarios para la producción de la electricidad que se utilice en la granja, la extracción y procesado del combustible utilizado en las operaciones agrícolas junto a las emisiones producidas durante la combustión de este, etc. En este sentido, destaca la importancia en el impacto de la granja de la producción de alimentos para el ganado (tanto piensos comerciales como cultivos propios). Por ejemplo, como puede verse en la Figura 3, el impacto de la producción de la alimentación de los animales supone entre el 43% y el 91% del impacto según la categoría de impacto. Si nos centramos en la huella de carbono, en relación con las emisiones en granja (ver Figura 3), la principal contribución a la huella de carbono de la leche producida en las granjas evaluadas provino de los piensos y cultivos propios, que explicaron el 53% del impacto total. A esto le siguió la contribución de las emisiones de fermentación entérica y de la gestión de las deyecciones, que explicaron alrededor del 35% de la huella de carbono. Estos resultados están en línea con los resultados del análisis contributivo en la literatura (FAO, 2016). En el caso de la carne fueron las emisiones de la fermentación entérica y la gestión de deyecciones las que contribuyeron en mayor medida (51%), seguidas de la producción de los piensos comerciales y paja (43%). Cuando se cuantifican huellas de carbono de un producto, siempre es interesante tener un valor de referencia estandarizado. En este caso, la CE en las reglas de cálculo específicas por producto (PEFCRs) proporciona unos valores de referencia que se consideran representativos del sector a nivel europeo. El resultado de la leche obtenido en el estudio estuvo en el mismo orden de magnitud que el valor de referencia europeo dado por el PEFCR para productos lácteos que es de 1,53 kg COÅ eq/ kg FPCM excluyendo el eslabón de consumo (Comisión Europea, 2018). En el caso de la carne, la huella de carbono obtenida estuvo por debajo del valor de referencia que es 32,5 kg COÅ eq/kg carne envasada a puerta de matadero según el borrador de la PEFCR correspondiente que propone como referencia los valores del estudio de la European Livestock and Meat Trades Union (UECBV, 2019). Sin embargo, se recomienda tomar estos valores sólo como algo orientativo,
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