TV1 - Tierras Vacuno

31 ORDENACIÓN tremendos (no olvidemos la cuota láctea y las inversiones millonarias que se afrontaron para seguir produciendo), pero no sea que ahora le estemos poniendo freno bajo la aparente disculpa de proteger al sector. Repito, no van a aparecer granjas familiares nuevas, pidamos prudencia y apoyo para que continúen las que hay. Los que llevamos unos años en el campo vivimos toda esta evolución, y lo que hace 30 años era crecer suponía pasar de 20 vacas a 30, o de 50 a 70, pero ahora como en cualquier negocio los crecimientos son modulares y de 100 vacas se pasa a 200 y de 200 a 400. Esto es así y no tiene vuelta atrás. Así las cosas, yo personalmente veo en un futuro cercano granjas “familiares” de 120 vacas, posiblemente si el problema de la mano de obra persiste, estarán con ordeño robotizado y buena parte de los servicios externalizados, y por otro lado granjas del tamaño máximo que permita la ley regentadas por una familia o generalmente por varias agrupadas en la figura de una SAT, S.C., S.L. o COOP. Cierto es que no hay bien que por mal no venga, y, seguramente, la agudeza del ganadero llevará a tener unidades de 850 vacas en ordeño, y separadas en otras granjas especializadas para ello, las vacas secas y las de recría. O, incluso, llevará a que surjan servicios de recría y cuidado de vacas secas para que cada día el ganadero se centre más en la unidad de producción. El tiempo nos dará o quitará la razón. Lo que no me queda nada claro es porque dos granjas de 500 vacas van a contaminar o van a ser más sostenibles que una de 1000, pero quien legisló tendrá sus argumentos. Otro de los problemas con que seguramente se encontraron los legisladores es la gran diferencia de concepto de ganadería que se hay entre la España seca y el Norte y esas diferencias serán difíciles de atender como se merecen cuando como dice el RD, lo que se pretende es “hacer una normativa básica estatal que reúna todos estos aspectos”. Así nos encontramos con la obligación de que los animales estabulados tengan patios en el exterior, pero, desde luego, quien conozca Galicia y su régimen de lluvias entenderá fácilmente que esos patios van a ser los potreros o barrizales de toda la vida que se fueron eliminado creo que para el bien de los animales. Así, nos damos por contentos con que se haya desistido de establecer distancias mínimas entre granjas, algo que en el Norte hubiese llevado a muchas granjas al cierre por imposibilidad de realizar ampliaciones o mejoras. En cuanto a la gestión de purines y estiércoles, pasa un poco lo mismo, creo que debemos tener claro el objetivo y los condicionantes de cada zona y de cada tipo de suelo. Si bien cabe destacar, el art 10.7., como una posible mejora sobre lo que teníamos, “Los sistemas de almacenamiento… deberán contar con el tamaño preciso para poder almacenar la producción de purín durante los periodos en que no sea posible proceder a su aplicación en el campo, y al menos durante tres meses”, lo cual implica poder hacer cuatro vaciados al año de las fosas, siendo mucho más razonable que los dos vaciados que se recomendaban hasta el momento. Estamos viendo que se están construyendo fosas enormes, en algunos casos de hasta 15.000m3, cuyo vaciado implicamuchomás riesgo de contaminación de acuíferos, aun disponiendo de base territorial suficiente, si todo el purín se aplica en dos veces que, si se aplica en cuatro épocas diferentes, y además se aprovecha el purín mucho mejor como fertilizante orgánico y con menor riesgo de causar problemas medioambientales. Por supuesto que el objetivo es evitar la contaminación de acuíferos, pero también el tratar de que la propia explotación con su base territorial sea capaz de “reciclar” esas deyecciones buscando una menor dependencia de los fertilizantes químicos comprados fuera de la explotación. El purín y el estiércol no son un residuo, son un recurso si se gestionan bien. Hoy están surgiendo al calor de los altos precios de la energía y de alguna que otra legislación, proyectos de plantas de tratamientos de purines, que sin duda pueden ser necesarias en algunos escenarios, pero creo que nunca deben ser un objetivo en sí mismas, sino una solución puntual. El ganadero debe tratar de aprovechar los purines en su tierra o alcanzando acuerdos con vecinos que sólo se dediquen a la agricultura, y como última opción recurrir al gestor de purines. En este sentido, todo lo que vaya encaminado a dotar a las explotaciones de fosas suficientemente dimensionadas, cubiertas y a técnicas de conservación y aplicación del purín que redunden en menos pérdidas, bien por lixiviación o por volatilización, serán medidas bien recibidas, que, además de la sostenibilidad ambiental, estarán contribuyendo a la sostenibilidad económica de la granja y del sector. n

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