TradeSport 90 - Junio 2002

ts19 pero no lo puede obligar y sólo recomienda la incorporación de este artículo deportivo como un elemento de seguridad propio del equipo de esquí. Con los niños sí existe una gran asimilación de su importancia, y está bastante extendido en la competición, incluso en el fuera pistas. Es cierto que con el casco se pierde la posibilidad de seguir disfrutando del viento, del gorro, del fresco en la cara y de la sensación de libertad. Sin embargo, cada vez hay más practicantes, cada vez se baja más rápido, y por lo tanto cada vez aumentan los riesgos. Esta temporada parece que se ha ido extendiendo su uso en España, y el hecho de que los stocks de cascos hayan quedado bastante agotados en las tiendas así lo demuestra, algo que ya esperaban muchos de los distribuidores de este producto. Cébé es una de las marcas punteras en cascos para la nieve, en un mercado que comparte con otras como Briko, Carrera, Dainese, Head, Invicta, Salomon o Uvex. La marca francesa se declara líder en su país, alcanzando unas ventas superiores a los 50.000 cascos, situándose entre los primeros en mercados tan importantes como EEUU, Japón y los países nórdicos. Según sus responsables, las previsiones señalan la duplicación de su producción mundial para la próxima temporada. A falta de cifras oficiales, las estimaciones de Cébé sitúan las ventas totales de cascos entre las 100.000 y las 120.000 unidades en España esta temporada. Concretamente la evolución de Cébé en nuestro país ha doblado su volumen de ventas de cascos en unidades. Georges Goirand, manager de ventas de Cébé para Reino Unido y Sur de Europa, España incluida, está convencido de que "en uno o dos años el casco será obligatorio. Hay que concienciarse de que un adulto no tiene por qué ser menos que un niño. Es imprescindible para su seguridad en caso de accidente, y es necesario que se combine con una máscara cuyo elástico no resbale, y sea ajustada a la forma del casco que cubra y proteja muy bien la cabeza". Como es un producto de uso muy personal, se espera que en el futuro suban mucho más las ventas que el alquiler de cascos. Respecto a la nueva colección de Cébé que se pondrá a la venta la próxima temporada, Goirand destaca que "hemos renovado toda la línea y se han diferenciado según su destino, para esquí o snowboard, cambiando el estilo, las gafas, etc. incidiendo en los sistemas de ventilación". Cébé presenta un casco integral, fabricado de una sola pieza, muy ligero, con aireaciones para que la cabeza transpire. De manera que la próxima temporada se llevarán cascos diferentes según se practique freeride o snowboard. Pero en España todos seguirán bajando por las mismas pistas, porque las estaciones todavía no han podido definirlas diferenciadas para unos y para otros. El casco puede reducir las consecuencias del impacto de la cabeza contra algo, puede salvar la vida pero no impedir un accidente. Los cascos están disponibles en tallas para niños y adultos. Para los niños parten de los 52 cm de diámetro, mientras que para los adultos son de hasta 61 cm de diámetro, y se ajustan bajo un nuevo concepto de ventilación lateral, frontal y posterior. Sistemas de clips laterales mantienen las gafas en su lugar, y el acolchamiento protector del cuello ofrece máximo confort, incluso con secciones flexibles y separables para las orejas. Cada día hay más practicantes, se baja más deprisa por las pistas y aumentan más los riesgos La utilización del casco en los deportes de invierno se considera fundamental para evitar lesiones derivadas de las colisiones, y por tanto, evitar las consecuencias de muchos traumatismos craneo-encefálicos. Los expertos han destacado que el uso del casco homologado reduce significativamente los traumatismos de la cabeza. Varios estudios han demostrado que en la caída a determinadas velocidades disminuyen cinco veces las fuerzas generadas, o que a 15 km/h el casco disminuye un 90% de la energía aplicada sobre la cabeza. Se ha calculado que la utilización del casco reduce el índice de severidad de las lesiones de 18 a 3,8 puntos. A pesar de que los dispositivos médicos de urgencia están cada año mejor preparados en todas las estaciones, no cabe duda que resulta más conveniente prevenir, evitar o reducir los riesgos antes que tener que 'curar' las consecuencias de un grave accidente en la nieve. La masificación de las estaciones, la por ahora necesaria convivencia de esquiadores y snowboarders, los diferentes niveles deportivos de los practicantes y las distintas clases de pistas obligan a atender al máximo al riesgo de colisión. La protección de los niños y adolescentes es principal, ya que son los que habitualmente salen peor parados de los accidentes que se producen en las pistas. Las estaciones de esquí y las tiendas especializadas han de tomar seriamente este asunto, recomendando el uso del casco y disponiendo de ellos en su surtido. El ejemplo de seguridad ya lo están dando las Escuelas de Esquí, donde el uso del casco está empezando a ser obligatorio, principalmente porque las compañías de seguros ya no quieren hacerse responsables si el usuario no va debidamente protegido. Pero para reducir el volumen de accidentes es imprescindible la prevención y la educación de los aficionados, el esquiar con control. Hay que saber por qué pistas se puede bajar, el material más apropiado y la velocidad a la que se puede llegar. Es una cuestión de respeto a los límites de seguridad de nuestro propio nivel y, sobre todo, de respeto a los demás. Los cascos reducen cinco veces la fuerza de una caída

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