TradeSport 86 - Febrero 2002

[comercio] REDACCIÓN,Barcelona tiempo estimado de lectura >>> 7,5 min. España ha sido, tradicionalmente, un país importador. Durante muchos años nuestro país fue uno de los menos desarrollados de la Europa moderna y había poco margen para la exportación. Con el tiempo, sin embargo, España ha entrado con fuerza dentro de esta Europa fuerte y las empresas nacionales han podido comenzar su internacionalización con más garantías de las que tenía no hace muchos años. Es cierto, probablemente, que aún arrastremos las desventajas que ha conllevado este retraso, pero poco a poco, y muchas veces bajo la bandera de la calidad y la especialización, las empresas nacionales se están posicionando con fuerza tanto en los países con los que tradicionalmente ha establecido relaciones comerciales -centroeuropa y América- como con los nuevos mercados emergentes, como China, India o Europa del Este (países donde la desventaja respecto a otros países apenas existe porque las exportaciones han comenzado no hace muchos años, cuando España ya estaba preparada para competir con otras potencias mundiales). Las empresas de material deportivo han seguido los mismos cauces y las balanzas comerciales, aunque aún demuestran que las importaciones están muy por encima de las exportaciones (las duplican en volumen), no están tan desfasadas como hace apenas 15 años y el crecimiento de las exportaciones está muy por encima del de las importaciones, estancadas desde hace año. Las empresas son conscientes de que en un mercado tan saturado como el nuestro una vía importante de crecimiento es la internacionalización y, a día de hoy, el porcentaje de empresas que tienen presencia en al menos un país extranjero está por encima del 80%. Ejemplos como el de Joluvi, con distribuidores en 21 países, o Joma, con 9 filiales repartidas por todos los continentes (Méjico, Estados Unidos, Alemania Honk Kong, Italia, Brasil y Panamá -para Latinoamérica-) son cada vez más habituales. Hay varios factores que explican este cambio. Por un lado España ha dejado de ser un país productor. Hace apenas dos décadas era uno de los países europeos con una mano de obra más baja. China no era el gigante producto que es hoy ni los países de Europa del este ni del Asia más occidental tenían la capacidad -y los precios- de fabricación que tiene actualmente. Fabricar en España era barato y eso supuso un gran empujón para empresas textiles y de calzado. Ahora las empresas producen en China, donde la mano de obra es más barata -mucho más que la que entonces había en España- y el margen que ganan lo pueden destinar a la internacionalización. La calidad es otro punto de inflexión a tener en cuenta. Como país productor y, hasta no hace muchos años, muy retrasado respecto a otros países europeos, España despertó en su momento los mismos prejuicios que China tenía hasta hace poco: producción a bajo coste=baja calidad. Los tiempos han cambiado y la calidad se ha convertido en uno de los mejores valores añadidos de las marcas nacionales que se han posicionado en otros países. Varios estudios realizados por cámaras de comercio de países como Alemania o Francia constatan esta realidad: la percepción de los europeos respecto a la calidad de los productos españoles ha cambiado mucho en los últimos 10-15 años y las diferencias que existen entre la imagen que, en este aspecto, dan países como Estados Unidos o Alemania, no es muy distinta a la de España. Además, no hay que olvidar que muchas marcas españolas, pese a su más que contrastada calidad, son marcas de primer precio capaces de generar demanda y, sobre todo, capaces de aportar margen al detallista, un aspecto que muchos países tienen en cuenta a la hora de importar. Los cambios que se han dado a nivel comercial, muchos de ellos motivados por las nuevas herramientas de gestión, de comercialización y de comunicación, y las mejoras en las infraestructuras (tráfico terrestre, marítimo y aéreo) también han sido importantes para que las exportaciones hayan crecido. Ahora los pedidos reducidos no representan ningún problema y cualquier empresa con una capacidad de respuesta mínima -pocas no la tienenestá en condiciones de enviar mercancía a otro país sea cual sea su volumen, de manera que difícilmente se planteará la conveniencia o no de tener pocos clientes en el extranjero, al menos en términos económicos. Otra cosa son las estrategias. Principales países a los que se exporta El papel que tiene España en el comercio mundial es trascendental. Por su ubicación, es el punto de unión entre la vieja Europa y África y es un punto clave del comercio marítimo. Su red de infraestructuras ha evolucionado de manera considerable en las últimas tres décadas y hay poco países en el mundo con los que no existan conexiones directas. La creación de la UE (las desfronterización facilitó el movimiento de mercancías y acabó con los trámites burocráticos y operativos) y la nueva idiosincrasia del comercio mundial han supuesto nuevas oportunidades para las marcas españolas. Aunque España sigue siendo un país importador, la balanza comercial se equilibra poco a poco con un progresivo crecimiento de las exportaciones Las marcas nacionales afianzan su internacionalización Los cambios que se han dado a nivel comercial, muchos de ellos motivados por las nuevas herramientas de gestión, de comercialización y de comunicación, así como las mejoras en las infraestructuras, han sido claves para el crecimiento de las exportaciones ts46 Principales destinos de las exportaciones españolas en 2006 * en miles de euros

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