TradeSport - TQ336

40 A FONDO - PÁDEL riesgo de una sobreoferta de instalaciones, similar a lo que ya ha sucedido en países como Suecia, donde el cierre de clubes se ha convertido en una realidad. Los inversores deben considerar el largo plazo para evitar que la saturación termine afectando la rentabilidad del sector. Pese a los retos locales, la internacionalización del pádel representa una oportunidad inigualable. Mercados como el norte de Europa, Asia u Oriente Medio han mostrado un crecimiento rápido, ofreciendo un respiro para las marcas que han sabido posicionarse estratégicamente. Sin embargo, este reto exige un enfoque profesional y recursos que solo unas pocas marcas están en condiciones de ofrecer. Competir en nuevos mercados requiere no solo de inversión, sino también de una capacidad de adaptación y diferenciación que permita consolidar su presencia antes de que lo hagan competidores locales. Un ejemplo clave de este potencial es el interés que el pádel ha generado en ferias internacionales como ISPO, donde las marcas han encontrado una plataforma para establecerse en mercados emergentes. Además, la ausencia de una oferta tan saturada como en España otorga una ventaja competitiva a las marcas líderes, que tienen la oportunidad de posicionarse con fuerza antes de que surjan competidores locales. Este esfuerzo de internacionalización no solo es crucial para diversificar ingresos, sino también para garantizar la sostenibilidad del sector a largo plazo. El papel de las marcas especializadas y las grandes multinacionales también es fundamental en esta transición. Ambas aportan conocimiento técnico y una base fiel de consumidores pero, sobre todo, disponen de los recursos necesarios para invertir en infraestructura y marketing en mercados incipientes. Su colaboración, directa o indirecta, podría acelerar la adopción del pádel en regiones clave como Norteamérica o el centro de Europa, donde el deporte aún está en etapas iniciales. UN FUTURO PROMETEDOR, PERO COMPLEJO El pádel no está en crisis, ni mucho menos, pero atraviesa un momento de reajuste. Al menos en el universo de las palas. La solución, por suerte, es fácil, y pasa por una mayor racionalización de la producción, un control más riguroso del stock y una estrategia a largo plazo que priorice la sostenibilidad sobre el cortoplacismo. Aunque las ventas actuales no reflejen, ni mucho menos, el potencial real del deporte, el crecimiento en el número de practicantes y la expansión internacional son indicadores claros de que el pádel tiene mucho recorrido por delante. Para que el sector supere este bache, es imprescindible equilibrar oferta y demanda, proteger el valor del producto y aprovechar al máximo las oportunidades internacionales. Si bien las marcas se enfrentan al desafío de ajustar su producción a la nueva realidad, también tienen la oportunidad de liderar este proceso de transformación, fortaleciendo su posición en mercados consolidados y emergentes. Con una gestión adecuada, al pádel le costará muy poco consolidarse como el deporte más relevante a nivel global en las próximas décadas. La clave para lograrlo está en una combinación de innovación, adaptación y colaboración. Las marcas deberán cenEl espectacular esfuerzo que las grandes marcas han llevado a cabo para sacar las nuevas colecciones de 2025 es un síntoma más que evidente de que las expectativas para el corto plazo son muy buenas. Y de que hay muchas ganas de que se recuperen esas excelentes sensaciones de no hace tantos años

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