A FONDO - PÁDEL 48 consolidado, entre ellos España. El problema del pádel no es, ni mucho menos, que se haya dejado de jugar. Lo que se ha dejado es de comprar. Y esto, cuando la oferta está más o menos controlada, es un problema relativo, pero cuando la oferta esta literalmente descontrolada, es un problemón. Y de los gordos. Porque todos los problemas que genera, que son muchos, se terminan reduciendo en una guerra de precios que desestabiliza todo el segmento. Y deja en nada todo lo que se había conseguido en los últimos años en cuanto a reordenación del mercado. La suerte, si la hay, es que el problema está perfectamente identificado. Incluso lo están quienes más han tenido que ver en este desfase entre oferta y demanda y en la dramática guerra de precios que ha provocado. Y la lógica nos hace pensar que las marcas ya están inmersas en estrategias de producción mucho más razonables y ajustadas a la realidad actual del mercado… y a su potencial en un entorno en el que aparentemente nada tiene que alterar le evolución de este deporte. Ni para bien, ni para mal… Porque insistimo, y es importante hacerlo, que el bache del pádel en nuestro mercado, es temporal y muy limitado al universo del equipamiento y a su venta. Porque jugar, se juega. Y mucho. Pero el actual desfase entre el número de practicantes y el número de compradores indica, básicamente, que el gasto en palas, calzado o textil ha disminuido considerablemente. Y lo hecho porque ese consumidor/jugador ha preferido gastarse su dinero en otras cosas. Sigue jugando -y gastando por hacerlo- a pádel, pero a la hora de cambiar de pala o de zapatillas, se lo piensa un poco más. Incluso con los precios que tiene a su alcance… OFERTA DESMEDIDA Y PROBLEMAS ESTRUCTURALES Uno de los problemas más visibles en el pádel actual es la saturación del mercado. En producto… y en marcas. Antes de la pandemia el pádel ya estaba sobresaturada de marcas, y eso a pesar de que en esos últimos años precovid, ya se había dado una cierta “limpieza” del mercado. Un mercado en el que llegó a haber más de 200 marcas… en un momento en el que apenas se jugaba en 2 o 3 mercados. Siendo optimistas. Y sí, muchas marcas nacieron con un perfil descaradamente oportunista, y su aventura ha tenido -o tiene- el recorrido que tiene, pero el coste, por muy corto que sea ese recorrido, es muy alto. Porque no son 5 o 10 marcas. Son muchas. Y hay demasiadas compitiendo en un espacio que, aunque en expansión, no tiene capacidad para absorber tanta oferta. Con lo que ello conlleva. Y esto, si pasa cuando la demanda está disparada, pues todavía puede relativizarse, pero si pasa cuando la demanda que ha bajado respecto a su punto álgido, se crea un entorno donde los descuentos masivos (en todos los canales, sobre todo en los que deberían extinguirse) son la norma. Y eso afecta gravemente a los márgenes de todo el segmento. Unos márgenes que, por cierto, siempre han sido de los más exprimidos del sector. ESTRATEGIAS A CORTO PLAZO Y RIESGOS El gran problema del pádel es el cortoplacismo con el que se ha gestionado su crecimiento. Nada nuevo en el sector, por cierto… Ante la necesidad de vender grandes volúmenes de stock, muchas marcas y tiendas han recurrido a estrategias de descuentos agresivos. Y aunque obviamente esto puede generar ventas a corto plazo, a largo plazo perjudica, y mucho, la imagen del producto y del deporte. Y encima tira por los suelos el esfuerzo que se había hecho en los últimos años. En el pasado se había trabajado mucho para que el pádel no fuera un deporte basado en los descuentos, sino en la calidad y el valor añadido,
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