TQ334 - TradeSport

41 A FONDO - CALZADO TÉCNICO El reto del calzado técnico, a día de hoy, es mantener la inercia. Y, a priori, con los datos de práctica en la mano, no tiene por qué ser complicado. Exigirá un gran esfuerzo por parte de todo el sector, porque hay que trabajar mucho para intentar que la gente siga haciendo deporte, pero tras el COVID los hábitos de práctica cambiaron, para bien, y eso es un punto a nuestro favor. DEL OSTRACISMO A LA PRIMERA LÍNEA La historia más reciente del calzado atlético empieza con un desamor. Previsible pero no por ello menos traumático. A finales de los 90, el lifestyle empezó a imponerse con fuerza en el canal. Aunque parezca mentira, en esos años los que corrían, salían en bici o jugaban a tenis eran pocos, y los índices de práctica deportiva eran muy bajos. El deporte no era, ni por asomo, una de las prioridades de los españoles. Y en este contexto es hasta comprensible que las tiendas, obsesionadas con el corto plazo, apostasen a ciegas por el lifestyle, dejando de lado la mayoría de categorías atléticas. Categorías que, aprovechando esta “dejadez”, empezaron a “monopolizar” las especialistas. La apuesta que hizo un porcentaje muy alto del comercio multideporte por la moda les salió redonda durante algunos años. La demanda era buena y el tráfico en las tiendas justificaba el cambio de rumbo. Pero llegó la crisis. Y con la crisis se dieron dos factores determinantes para que, otra vez, hubiera un cambio de estrategias: la moda cayó en picado y, casi al mismo ritmo, el deporte gano miles y miles de nuevos practicantes. Salir a correr, a darse una vuelta por el monte andando o ir en bici se convirtió en una muy buena alternativa a otro tipo de ocio mucho más caro. Y además de accesible, era asequible. Quizás se nos haya olvidado, pero fueron años muy duros a nivel económico, y el deporte, en este contexto, siempre se hace fuerte. En muy poco tiempo deportes como el running, el pádel, el bike o el outdoor empezaron a generar mucha demanda, pero claro, el comercio multideporte no tenía oferta. Emergieron y se posicionaron los especialistas y sólo las grandes cadenas lograron seguir su estela. Y fue en este contexto donde el calzado atlético empezó a consolidarse como una alternativa real para muchas tiendas y, sobre todo, en una categoría con suficientes ventas como para equilibrar las pérdidas que estaba sufriendo el lifestyle, especialmente el textil. Ya bastante antes de la pandemia los equilibrios habían cambiado y con ciertos deportes en auge, en cuanto a practicantes, muchos multideporte ya habían reaccionado, dando muy buenos espacios a lo técnico y, en especial, al calzado. Entendieron, que nunca hay que perder, ni dejar de lado, la esencia del deporte. Sobre todo porque se ha demostrado, y no una, sino, muchas veces, que esa esencia es la que nos lanza un salvavidas cuando creemos que no hay más remedio que dejarse llevar por la corriente. No nos engañemos. Hace 10 o 15 años nadie hubiera apostado un euro a que lo atlético sería determinante para sostener al sector. Pero así ha sido. Y el gran “culpable”, quien más ha empujado, ha sido el calzado. Aunque en modalidades como el running, el pádel, o determinados deportes outdoor todas las categorías han ganado peso, fue (y es) el calzado quien se ha erigido como el gran motor de este crecimiento global. Esta categoría siempre ha sido el eje sobre el que

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