7 TRIBUNA DE OPINIÓN El final del verano marca un punto de inflexión en la rutina de muchas personas. Tras un periodo de descanso, viajes y desconexión, es común que el regreso a la rutina incluya la reactivación de la práctica deportiva. Las inscripciones en gimnasios repuntan, los grupos de amigos vuelven a reunirse para salir en bicicleta o jugar al pádel, y muchas personas retoman actividades que habían dejado de lado durante los meses más calurosos. Esto refleja no solo el deseo de recuperar la forma física tras los excesos del verano, sino también el anhelo por reestablecer hábitos saludables. A veces son solo buenas intenciones que se quedan en nada pero en muchos casos el deporte se acaba consolidando como un hábito ineludible. Raul Bernat, redactor jefe raul@tradesport.com Un curso activo El retorno a la actividad física no es solo una tendencia estacional, sino una oportunidad crucial tanto para la salud pública como para la industria del deporte, pues trae consigo un evidente repunte en la venta de material técnico. Y aunque probablemente este salto no tenga la misma intensidad que hace unos años, cuando la llamada Vuelta al Cole tenía sentido, sí que se observa un punto de inflexión que al sector le viene muy bien. Repuntes aparte, si algo ha quedado claro en estos últimos años es que el deporte tiene que dar mayor protagonismo -y esforzarse en sostener- a todo aquello que esté vinculado a la práctica. La moda, por mucha cuota que tenga en el global del sector, y por muy rentable que pueda parecer en el corto plazo, no puede ser la base sobre la que se construya el futuro del deporte. Lo que debe priorizarse, por encima de todo, es cuidar y potenciar la práctica deportiva. Cuanto más amplia sea la base de personas activas, más probable será que las ventas crezcan y que lo hagan, además, de forma sostenida en el tiempo. Marcas y tiendas deben enfocar sus esfuerzos en potenciar el deporte desde la base, creando un ecosistema que impulse la actividad física de manera constante, más allá de modas temporales. Invertir en campañas que motiven a la gente a mantenerse activa, apoyar iniciativas locales o colaborar con entrenadores y comunidades deportivas pueden ser aspectos clave para lograr una relación más estable -y duradera-entre los consumidores y el deporte. Las marcas que logren conectar de manera auténtica con sus consumidores, facilitando, no solo el acceso al material, sino, también, fomentando la participación activa en eventos, clubes deportivos o comunidades de fitness, tendrán una ventaja clara. El sector no puede seguir dependiendo de crisis económicas o sanitarias para obtener un empujón en las ventas. Si bien la pandemia fue un detonante de un aumento en la práctica deportiva, no podemos estar siempre pendientes de que una nueva crisis reactive el consumo o la actividad física. Las empresas que operan en este sector deben asumir la responsabilidad de ir más allá de lo puramente comercial, convirtiéndose en actores clave en el fomento de un estilo de vida activo, apoyando iniciativas y programas que permitan a más personas acceder al deporte de manera regular y sostenible. En este “nuevo curso” que comienza, uno de los principales desafíos para el sector es estabilizar aquellos segmentos que han sufrido las consecuencias del sobrestock. Las previsiones de ventas excesivamente optimistas, en parte impulsadas por el auge post-pandemia, han dejado a muchas tiendas y marcas lidiando con un exceso de producto. La prioridad debe ser recuperar el equilibrio y garantizar que las cifras de ventas no solo se mantengan, sino que crezcan de forma sostenible. Y esto solo será posible si el fomento de la práctica deportiva se convierte en el eje central de las estrategias del sector. Afortunadamente, desde la pandemia, los niveles de práctica deportiva se han mantenido a unos niveles bastante aceptables. Sobre todo, viniendo de donde veníamos. Ahora, el reto es mantener esta tendencia y convertir el interés por el deporte en un hábito de vida a largo plazo. La industria del deporte tiene ante sí la responsabilidad de no solo vender productos, sino de inspirar a las personas a moverse, a descubrir nuevas actividades y a mejorar su bienestar. La clave del éxito no está en las modas, sino en construir una base sólida de deportistas que, independientemente del contexto, vean el deporte como una parte fundamental de su vida diaria. A más práctica deportiva, más ventas y, lo más importante, más posibilidades de que estas ventas vayan creciendo, de forma sostenida, año tras año. n La industria del deporte tiene ante sí la responsabilidad de no solo vender productos, sino de inspirar a las personas a moverse, a descubrir nuevas actividades y a mejorar su bienestar
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