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7 TRIBUNA DE OPINIÓN La práctica de deportes al aire libre ha experimentado una notable evolución en los últimos años. La pandemia de COVID19, que trajo consigo confinamientos y restricciones, también propició un redescubrimiento de la naturaleza y un apreció renovado por los espacios abiertos. En este contexto, actividades como el senderismo, la escalada y el trail running se han convertido en una válvula de escape y una fuente de bienestar para millones de personas en todo el mundo. Raul Bernat, redactor jefe raul@tradesport.com Un segmento con un potencial infinito La importancia de realizar deportes en plena naturaleza es innegable. Los beneficios van más allá del ejercicio físico; la conexión con el entorno natural tiene un profundo impacto positivo en la salud mental y emocional. Después de meses de encierro y aislamiento, la oportunidad de respirar aire fresco, contemplar paisajes abiertos y desafiarse en un entorno natural ha sido fundamental para el bienestar de muchas personas. El gran valor añadido de muchos de estos deportes de montaña que han ganado adeptos a pasos agigantados en la última década es, más allá de esta vinculación con el entorno de la que hablábamos, su accesibilidad y su asequibilidad. A diferencia de otros deportes que requieren instalaciones específicas (y a veces con un coste alto) y una inversión importante en material, el senderismo -la modalidad que más ha crecido en la era postpandemia- o el trail son opciones bastante económicas para mantenerse activos y saludables. En este contexto sorprende, y mucho, que el outdoor sea uno de los segmentos más revueltos del sector. Y del canal. La práctica sigue a unos niveles muy buenos, sin perspectivas de que la cosa vaya a peor y, sin embargo, las ventas no son las que cabría esperar. Ni donde cabría esperar. ¿Por qué? Es complicado encontrar las razones, pero probablemente tengan que ver con un cambio de hábitos de consumo en el que, a pesar de seguir apostando por el deporte como alternativa de ocio, el gasto se ha desviado hacia otras opciones. Se hace deporte pero se gasta menos en deporte. Y eso está pasando en el outdoor… y en otras muchas modalidades. Y no debe sorprendernos, porque es un cambio que suele darse cuando las crisis -de la índole que sean- se dejan atrás. El deporte es la mejor válvula de escape cuando las cosas se tuercen -por barato y saludable- pero también es a lo primero que se renuncia cuando el bolsillo vuelve a estar lleno y el miedo al gasto desaparece. Y si, hace mucho tiempo que tenemos muy claro que somos muy buenos exprimiendo las crisis, pero perdemos mucha fuerza cuando salimos de ellas, pero lo sorprendente, en este caso, es que normalmente la práctica también cae en picado tras una crisis, pero ahora no ha sido así. Supongo que porque porque la crisis ha sido sanitaria y el deporte tiene un vinculo muy fuerte con la salud. Pero más allá de este desfase entre la práctica y la venta, los dos cambios más notables que se ha dado en el outdoor en los últimos años tienen que ver con el qué y con el dónde. En la última década y, sobre todo, desde que la parte inferior de la pirámide se ha ensanchado sobremanera, la oferta se ha transformado por completo, dando mucho mayor protagonismo al outdoor más popular, al travel o al llamado outdoor lifestyle. Es decir, que han ganado peso -mucho- las colecciones más vinculadas a las modalidades más asequibles -el senderismo, sobre todo- y, también, las líneas más cercanas a la moda, es decir, ropa y calzado outdoor, o con estética outdoor, para el día a día. Este cambio, que a nivel global ha ayudado a muchas marcas a disparar sus ventas, ha provocado un cambio importante en el reparto de poderes. Muchas de estas colecciones se han hecho fuertes en el comercio multideporte (off y online), y aunque muchos especialistas se han adaptado al cambio, no han podido capitalizar el éxito de esta nueva oferta, cuyo target, generalmente, es más afín a ese comercio multideporte. Y si, evidentemente que las modalidades más exigentes también han crecido en practicantes y en ventas, y de eso se ha beneficiado solo el comercio especialista, pero el volumen importante, el que hubiera ayudado a ese especialista a dar un salto cuantitativo, se lo han quedado los multideporte que han apostado fuerte por ese outdoor más “popular” o lifestyle. Y si a eso le sumamos el boom del ecommerce y, en especial, el poder que han adquirido determinados actores (algunos con una gran oferta, también, es material más técnico), se puede llegar a entender, en parte, porque pese al gran momento que vive el outdoor a nivel de práctica, muchos especialistas, en vez de frotarse las manos, están haciendo equilibrios para tirar para adelante. En cualquier caso, aunque las ventas no estén atravesando su mejor momento, es obvio que el universo del outdoor sigue siendo uno de los grandes pilares de la industria. A pesar de las paradojas del mercado y los cambios en los hábitos de consumo, la esencia de estos deportes sigue intacta: una conexión profunda con la naturaleza y una accesibilidad que permite a casi cualquier persona participar. Y eso es un aval de un valor incalculable para nuestro sector. Una evidencia incuestionable del potencial infinito de este universo. Otro tema es quien será más hábil para aprovecharse de ello… n

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