73 A FONDO - PÁDEL largo de 2023 cerraron muchas de estas pistas, sigue siendo un país clave en el presente del pádel. En Italia se construyeron unas 35 pistas hace 7 años y, en 2022, había ya más de 6.000, siendo el segundo país con más pistas, y lo mismo ha pasado en otros mercados como Francia, Bélgica, Dinamarca, Finlandia o Países Bajos. A estos mercados que lideran hoy por hoy el crecimiento del pádel fuera de nuestras fronteras hay que añadir otros con un gran potencial como Alemania, Inglaterra, Qatar, Estados Unidos o China. Es cierto que, en alguno de estos grandes mercados como el estadounidense o el chino, el pádel va ganando terreno más lentamente de lo que desearíamos (en el caso de EEUU tiene al pickelball haciendo sombra), pero también es más que probable, viendo lo que ha pasado en otros mercados, que de un momento a otro se dé un importante salto cuantitativo y, en muy poco tiempo, se conviertan, por sus jugadores potenciales, en los mercados donde más pistas se van a necesitar a corto y medio plazo. Las compañías lo saben y cada vez están mejor posicionadas en estos países, donde se está haciendo un gran trabajo en todos los niveles. Sin ir más lejos, el estudio “Global Padel Report 2023” elaborado por Playtomic y Deloitte señala que para el año 2026 habrá alrededor de 85.000 pistas de pádel en todo el mundo, más del doble de la cifra actual. De cumplirse estas previsiones, bastante optimistas en principio, es obvio que 40.000 nuevas pistas suponen negocio para muchas empresas. Para todas. SIN CAMBIOS A LA VISTA Cuando en un sector empiezan a ganar protagonismo los grandes grupos inversores es señal inequívoca de que su presente y su futuro son muy buenos. Y eso es lo que está pasando en el pádel: cada vez hay compañías más fuertes y con más músculo financiero, un aspecto clave para poder asentar un crecimiento internacional en el que hay muchos frentes -mercados-abiertos. Ha pasado en las palas, donde es cada vez más habitual que entren esos fondos, y ha pasado, sobre todo, en las pistas. Algo previsible teniendo en cuenta que el desembarco en un país implica una fuerte inversión… y el desembarco en muchos países implica una inversión todavía más fuerte. Y a día de hoy el pádel está creciendo en muchos mercados… y hay que intentar estar en cuantos más, mejor. Y eso solo se consigue con músculo. La verdad más irrefutable que hay a día de hoy en el mundo del pádel es que este deporte crece, y mucho. Lo sigue haciendo en España, sobre todo en practicantes, y lo hace en todo el mundo ahora que se ha consolidado su expansión. Una expansión que ni a corto ni a medio plazo parece tener freno y que, evidentemente, implicará que cada vez se necesiten más pistas en más sitios. Con este panorama no parece que la demanda y la oferta vayan a sufrir desequilibrios importantes en los próximos años y eso es una garantía, seguramente la mejor, de que durante un tiempo el precio no será el factor más determinante. Ni siquiera cuando en un sector dominado aplastantemente por las compañías española, empiecen a ganar fuerza algunas empresas de ámbito autóctono. Por ahora hay trabajo para todos y, sobre todo, hay cierto interés en hacer las cosas bien y no caer en alguna de las trampas en las que cae, constantemente, el universo de las palas. Lo que sí es probable es que a medida que el pádel se haga fuerte en otros mercados y, sobre todo, si consigue abrirse camino en grandes mercados como el estadounidense o China -donde la cifra de pistas puede ser estratosférica- aparezcan nuevas compañías (surgidas de sinergias, seguramente) con un carácter más internacional y que, bajo la batuta de grandes holdings, operen en todos los mercados a través de adquisiciones o acuerdos estratégicos. Al fin y al cabo, el pádel, a día de hoy, es un deporte, pero, también, un negocio. Y muy rentable, por cierto. Sobre todo para los clubes… los principales clientes de fabricantes e instaladores de pistas. n Quizás hace unos años eran las pistas quienes “dinamizaban” la práctica; el reclamo para que la gente probase este deporte. Pero ahora es esa práctica, esas ganas de jugar, lo que hace que se construyan pistas. Se ha pasado de un reclamo a una necesidad, y eso, a día de hoy, es una garantía muy importante para este universo
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