TradeSport - TQ329

161 A FONDO - GLISS Cuando hablamos de gliss, hay una evidencia de la que nadie puede escapar, y es que este universo tiene más de moda que de deporte. Y aunque eso no es, para nada, un aspecto negativo, sí que es algo que ha marcado considerablemente el pasado más reciente de este segmento. Un pasado en el que muchos se han hecho de oro para, luego, acabar despareciendo o estar al borde de hacerlo. Un pasado que ha servido, eso sí, para definir un presente mucho más sólido y mucho más consciente de cómo se puede y se debe gestionar el éxito. Y después de unos años muy difíciles, el gliss ha ido recuperando su esplendor. Y lo ha hecho gracias a la reactivación de las ventas de textil vinculado al llamado X-Wear pero, sobre todo, por el buen comportamiento de determinadas modalidades (y modas), como el skate o, en un plano más “deportivo”, el patinaje. Sobre la época “oscura” hay poco nuevo que contar. Al gliss le faltó muy poco para morir de éxito. Las tiendas, que en su día se volcaron a ciegas con este universo, le fueron dando la espalda al mismo ritmo que las ventas caían por culpa de la crisis. Las grandes compañías que impulsaron el gliss y que venían del surf, como Billabong o Quiksilver, se tambalearon y estuvieron al borde del precipicio. La situación llegó a ser preocupante. Y no fue a peor por dos razones de peso. Por un lado, porque pese al espectacular batacazo del textil, el calzado mantuvo el tipo y ayudó a amortiguar el revés. Y, por otro lado, porque el asumió que su mal momento era pasajero y aguantó con bastante pericia las embestidas, a sabiendas de que después de la tormenta siempre viene la calma. Al estar tan vinculados al universo de la moda, uno acaba asumiendo que hay ciclos. Ciclos que pueden ser más o menos graves en función de la economía y/o de las modas. Y, en este sentido, todo el mundo tenía más o menos claro que cuando la crisis pasase, la moda deportiva en general y, especialmente, la surfera/ skater, que tanto había dado al sector, volverían a ganar peso. Y así fue. Porque la estética surf y skate jamás ha perdido su atractivo, sobre todo entre los más jóvenes. Otro asunto es qué marcas son las que lideran este segmento. Y aquí la respuesta es mucho más compleja. Antes, las tres o cuatro grandes multinacionales nacidas del surf lo tenían más fácil porque había menos competencia, pero ahora tienen que luchar con una serie de marcas más jóvenes y atractivas, muchas de ellas vinculadas al universo skate, que poco a poco les han ido haciendo sombra. En cualquier caso, el temporal pasó. Y con la recuperación del consumo y, sobre todo, con el auge de muchas marcas hasta entonces secundarias (muchas de ellas vinculadas, insistimos, al mundo del skate), el rumbo empezó a enderezarse un poco. Crisis superada, el textil repuntando y un segmento que, forzado por las circunstancias, parece haber entendido que cuando se crece muy rápido, el batacazo puede ser más fuerte. En cuanto a la pandemia, poco qué decir. El encierro, obviamente, supuso un bache importante en las ventas, sobre todo de textil -curiosamente el calzado mantuvo cierto dinamismo gracias al boom del ecommerce- pero una vez pasado el trance, a partir de mayojunio de 2020, y como en tantos otros segmentos, las cosas se empezaron a recuperarse. El textil lo hizo más lentamente, pero a nivel global se recuperó relativamente rápido el ritmo prepandémico. La práctica creció ligeramente, tanto del skate como, sobre todo, del patinaje, pero en este último caso, al no tratarse de un segmento que tenga detrás un universo textil, los crecimientos se dieron básicamente en la parte más técnica, en los patines. Ahora, cuatro años después de este fatal encierro, el gliss avanza a un ritmo de crucero, volviéndose a aprovechar de que las ventas de textil y calzado avanzan a un ritmo bastante decente, de que la moda, pese a todo, atraviesa un buen momento y de que a los jóvenes les siguen seduciendo, y mucho, las marcas de este universo.

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