72 A FONDO - INVIERNO sigue siendo muy caro. No sólo por el coste del material –textil incluido-, sino también –o, sobre todo- por los gastos que supone todo el desplazamiento, desde la comida hasta las pernoctaciones pasando, lógicamente, por los forfaits, entre los más caros de Europa. Con este panorama, el crecimiento que muchos auguraban hace apenas una década, no se ha dado. Ni se dará. España sigue siendo, mal nos pese, un país sin cultura del esquí. Y con este panorama, que muy poco tiene que ver con marcas y tiendas, las posibilidades de experimentar un fuerte boom de esquiadores son bastante remotas. Eso sí, aunque las mejoras en el material de alquiler o los avances espectaculares que han experimentado esquís y botas han provocado que la renovación de material sea más espaciada en el tiempo, el público objetivo y el volumen de negocio que mueve, hacen del esquí uno de los segmentos más importantes del global del sector. Más allá del material duro, cuya venta, como hemos dicho, depende mucho del factor tiempo, una de las categorías que mejor funciona cuando llega el frío es el textil. Después de un noviembre cálido, y con el tema del cambio climático en boca de todos, diciembre y enero han sido meses fríos y eso, lógicamente, influye en las ventas. Algunos podrán quejarse de que, pese a que el volumen de unidades vendidas ha crecido, el valor no lo ha hecho proporcionalmente por la necesidad, para incentivar el consumo en un contexto como el actual, realizar descuentos antes, durante y después de las rebajas. Y llevarán razón. Pero a veces es mejor sacrificar margen y liquidar stock que tener la tienda llena de producto al precio recomendado por la marca. El cocktail de frío, precios y campaña de navidad ha sido un balón de oxígeno para las tiendas. Para las especializadas y para todas las demás. Y el textil, más allá de tener un margen mejor que el material duro y de ser una categoría clave para equilibrar este margen, tiene otra gran ventaja, y es que, a pesar de su tecnicidad, algunos modelos también tienen salida como prenda sportwear, es decir, de uso urbano. En el outdoor es mucho más evidente, pero también el esquí ha logrado beneficiarse de este componente moda, sobre todo algunas marcas vinculadas al mundo gliss (que es cierto que no atraviesa su mejor momento) y al outdoor más clásico. UNA OFERTA CON TRES GRANDES GRUPOS A nivel de oferta, que en lo que respecta al textil tanto de outdoor como de equí, se pueden diferenciar tres grandes grupos: primeros precios, marcas especialistas de outdoor y/o esquí, y los llamados superespecialistas. Dentro del primer grupo destaca, para variar, Decathlon, la gran marca de los principiantes y los niños, pero también generen un buen volumen de ventas marcas propias de otras cadenas o alguna marca nacional que, desde hace años, apuesta por esta compleja franja. Un peldaño más arriba, a medio camino entre el primer precio y las marcas de gama alta, destaca el gran trabajo que están haciendo marcas como +8000, Regatta, Dare2B o CMP, que a un precio más asequible –y con mucho margen para el comercio- ofrecen prendas con un gran equilibrio entre tecnicidad, diseño y precio. Es esa parte fuerte de la pirámide de la que hablábamos antes y es, también, la que más ha crecido en la última década, jugando un papel clave en la popularización del textil outdoor. Si en algo ha cambiado el esquí en los últimos años es en el cuándo. Antes las ventas se concentraban al arrancar la temporada, en pleno otoño, hubiera llegado el frío o no. Pero ahora las ventas se dilatan durante toda la temporada invernal, con fuertes repuntes cuando llegan el frio y la nieve
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