TradeSport 326 - Diciembre 2023

27 Con el esquí prácticamente desaparecido y un outdoor a la baja, el protagonismo de ISPO se lo llevan irremediablemente todas esas nuevas áreas que el salón ha ido diseñando en los últimos años para ampliar su radio de acción y ofrecer, a los visitantes, mucho más que producto. tar captar nuevas marcas que quieran aprovechar el escaparate de ISPO para crecer a nivel internacional y, sobre todo, por seguir impulsando nuevas propuestas que aporten valor, conocimiento y negocio al sector. En el presente y, sobre todo, en el futuro. Propuestas como, por ejemplo, la que se ha estrenado este año poniendo el foco en el peso que tiene y, sobre todo, que puede tener, el turismo deportivo. No son metros cuadrados alquilados, es evidente, pero es valor.Y mientras se lo pueda permitir, ese valor es lo que ahora hace más fuerte a ISPO. Sobre todo porque nadie puede liderar este camino como ellos... sobre todo, con cómo se prepara una feria. En cualquier caso, no hay que dejar de poner en valor el esfuerzo que ha vuelto a hacer ISPO para dar un empujón al pádel y, sobre todo, el trabajo que se ha hecho desde el Clúster Internacional del Pádel para que sus asociados aprovechen ese gran escaparate. De cara al año que viene está por ver cómo gestionará ISPO este espacio, qué marcas van a repetir y, sobre todo, habrá que ver qué consecuencias tiene para este salón -y para otros donde el pádel también tiene presencia-, el más que previsible éxito del Padel World Summit, con una Expo que desde hace días tiene el cartel de completo.Y con todas las grandes, de todos los universos del pádel, en la lista. UN CAMBIO DE ESTRATEGIA Viendo la evolución de ISPO en los últimos años es inevitable que nos preguntemos por qué cada vez hay menos grandes marcas que acuden a Munich como expositores. Y aunque no es fácil encontrar una respuesta “única”, porque cada marca tendrá sus razones, sí es cierto que hay varios aspectos que han tenido una incidencia en muchas de estas bajas, y casi siempre han tenido que ver, directa o indirectamente, con la rentabilidad. Que al n y al cabo es lo que cuenta. Exponer en ISPO no es precisamente económico, y aunque durante años muchas de estas marcas han tenido un muy buen retorno, los cambios que ha experimentado el mercado -mucho antes de la pandemia, por cierto- han hecho que este retorno haya bajado considerablemente. Por mil razones, y todas ajenas a ISPO, por cierto.La ley del mercado.Por ejemplo,hay que tener en cuenta que la mayoría de esas marcas ya tienen cubiertos los mercados estratégicos, con lo que acudir a ISPO a buscar nuevos distribuidores -una de las razones de mayor peso para exponer en Munich- ya no tiene tanto sentido. Y menos teniendo en cuenta el gran coste que implica. Un coste que cada vez más marcas pre eren destinar a sus propias estrategias B2B y, sobre todo, B2C. ¿Conclusiones? Pues como reza nuestro titular, creemos que ISPO está en un momento de transición. Un momento muy complejo en el que deberá encontrar un equilibrio entre la rentabilidad y su vocación de servicio. Nunca volverá a ser lo que fue hace una década. Ni hace falta que así sea. Porque las ferias han cambiado.Y el mercado también. Y esas ISPO con todos los pabellones a rebosar y con prácticamente todas las grandes del deporte dándolo todo, ya quedan muy lejos.Y eso lo saben de sobras sus máximos responsables. Pero ISPO, en su día, se propuso marcar un camino, dar oportunidades, proponer soluciones, ayudar al sector siendo un escaparate de tendencias e innovación, y eso, que probablemente sea in nitamente menos rentable que un pabellón lleno de marcas, es el gran valor añadido que ahora mismo debe reforzar ISPO. ISPO lleva años apostando por un modelo mixto que dé espacio al producto, pero, también, a los servicios, y la tendencia, vista la evolución de las dos últimas ediciones, es que la balanza se equilibre más hacia lo segundo. A estas alturas ha quedado bastante más que demostrado que una gran feria internacional que gire única y exclusivamente alrededor del producto ya no tiene recorrido (especialmente si las grandes le dan la espalda y si, además, se siguen consolidando algunos encuentros locales), pero tampoco es fácil consolidar una feria enfocada principalmente a de nir nuevos caminos para el sector y mostrar todas las nuevas herramientas que tenemos para avanzar a través de ellos. Es un modelo muy atractivo, sí, pero también es muy complicado rentabilizarlo.Y las ferias, al nal, son un negocio. Todo apunta a que el gran salón del deporte seguirá apostando por esta fórmula, pero es obvio que tiene grandes retos de cara a sus próximas ediciones. Recuperar a esas grandes marcas que se han ido yendo se antoja muy complicado, casi imposible, así que el objetivo pasa por mantener esos eles que acuden a Munich sí o sí, por inten-

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