TradeSport 326 - Diciembre 2023

ISPO, en su día, se propuso ayudar al sector siendo un escaparate de tendencias e innovación, y eso, que probablemente sea menos rentable que un pabellón lleno de marcas, es el gran valor añadido que ahora mismo debe reforzar el salón. El salón tiene grandes retos de cara a sus próximas ediciones. Recuperar a las grandes marcas que se han ido yendo se antoja muy complicado, así que el objetivo pasa por mantener a los fieles que acuden a Munich, por intentar captar nuevas marcas que quieran aprovechar el escaparate de ISPO para crecer a nivel internacional y, sobre todo, por seguir impulsando nuevas propuestas que aporten valor, conocimiento y negocio al sector. En el presente y, sobre todo, en el futuro. Del 28 al 30 de noviembre se celebró, en Múnich,una nueva edición de ISPO.Y más allá del balance o cial que sus responsables ya han hecho (y que pueden leer AQUÍ), nos gustaría hacer algunas consideraciones sobre cómo hemos visto nosotros esta nueva edición del que, desde hace muchos años, ha sido el gran epicentro mundial de la industria del deporte. Antes de empezar a hablar de la edición de este año, hay dos máximas que hay que tener muy en cuenta a la hora de hablar de ISPO y de cualquier feria: la primera, y más importante, es que nunca se debe generalizar sobre cómo ha ido o ha dejado de ir una feria, porque para unos puede haber ido muy bien y para otros, en cambio, puede haber sido un desastre.Y la segunda, es que cantidad y calidad son dos cosas muy diferentes, y que hay ferias en las que hay mucha gente y se trabaja poco, y otras en las que hay poca gente y se trabaja mucho. Dicho esto, entremos en materia. Lo primero, inevitablemente, es hablar de los expositores.Y en este sentido es evidente que las sensaciones no son del todo buenas.Y no lo son porque cada vez hay menos grandes marcas en Munich. Primero desapareció el esquí, muy tocado por inviernos malos, por la pendemia y, sobre todo, nada de acuerdo con el cambio de fechas del salón. Noviembre es un pésimo mes para que este universo presente novedades y era bastante previsible que la estampida fuera importante. Y lo ha sido. De esos tres pabellones que no hace mucho se dedicaban al esquí y al snow, y donde todas las marcas líderes exhibían a lo grande sus novedades, queda muy poco. Pero eso es algo que ISPO ya debía tener contemplado cuando adelantó su celebración -de hecho, cuando tomó esa decisión el esquí ya estaba desapareciendo del salón-. Sin el esquí, la estrella tenía que ser el outdoor. Y todo apuntaba a que así sería. Sobre todo si tenemos en cuenta que ese adelanto de fechas estaba muy motivado por las presiones de la industria del outdoor. Pero cosas de la vida, muchos de quienes apoyaron ese cambio no han estado este año en ISPO. O no como expositores.Y al nal, cuando uno mira la lista de marcas del universo outdoor que han acudido al salón, nota muchas ausencias. Y sí, puede que para algunas marcas “secundarias” estas ausencias sean, incluso, una oportunidad, pero la realidad es que sin la mayoría de las grandes, la capacidad de atracción de ISPO se reduce considerablemente. En outdoor y en todos los segmentos. Un mundo aparte, otra vez, los pabellones ocupados por los proveedores. Los chinos que dicen algunos. Hace años nos cruzabamos por sus pasillos con muchos profesionales que parecían avergonzarse de tener reuniones en esos pabellones. Ahora, no solo no se esconden, sino que muchos de ellos acuden a Munich básicamente para visitar estos pabellones.Y para ISPO son una de las grandes bazas para sumar expositores... y ganar visitantes. Y eso, entre muchas otras cosas, signi ca que la producción en Asia ha recuperado su dinámica. Con el esquí prácticamente desaparecido y un outdoor a la baja, el protagonismo de ISPO se lo llevan todas esas nuevas áreas que el salón ha ido diseñando en los últimos años para ampliar su radio de acción y ofrecer, a los visitantes, mucho más que producto. Espacios como, por ejemplo, el Future Lab, que en un pabellón entero servía como paraguas de los premios ISPO, los reconocidos Brandnew Awards o nuevos espacios claramente enfocados a potenciar el talento y la innovación. Espacios que quizás no tengan un retorno econónico tan evidente -e inmediato- como el que pueda tener un stand tradicional, pero que para el sector representan una oportunidad única para de nir tendencias y ver hacia dónde se dirige la industria. En cuanto al pádel, otro espacio por el que ISPO ha vuelto a apostar este año, sentimientos encontrados. La ubicación era un tanto extraña, justo al lado de la desangelada área reservada al universo del Health and Fitness, y la a uencia quizás no ha estado a a la altura de lo que algunos esperaban. Y aunque ha habido movimiento y algunos expositores han acabado bastante satisfechos (lo dicho, a veces un buen contacto compensa la inversión), la sensación más generalizada -y en eso sí que me permitirán generalizar- es que “ISPO quizás no es el mejor sitio para según qué cosas”. Y eso no es solo culpa de ISPO, solo faltaría. El problema, como siempre, tiene que ver con las expectativas y, ferias ISPO, un modelo en transición 26

RkJQdWJsaXNoZXIy Njg1MjYx