La gran suerte del triatlón es que, una vez pasada la pandemia, y con las competiciones otra vez en marcha, ha seguido ganando adeptos. Más pausadamente que hace unos años, pero sigue siendo un deporte con mucha tirada. Eso sí, el futuro a corto y medio plazo sigue exigiendo moderación y un control más racional de su crecimiento a nivel comercial. 85 los que llevan años picando piedra para construir una red especialista sólida. Este cuidado es vital para que un deporte como el triatlón siga siendo una buena apuesta para tiendas y marcas. UN TRES EN UNO QUE APROVECHA EL BUEN MOMENTO DE BIKE Y RUNNING Dejando de lado el problema de las tiendas y su sobreoferta, es obvio que el boom del triatlón ha tenido varios benefactores y beneficiados, entre ellos los segmentos del bike, la natación y el running. En el caso del running, basta con tener claro que, a pesar de que hay marcas especializadas en calzado de triatlón y de que algunas marcas del universo running tienen modelos específicos de triatlón, la gran mayoría de los triatletas corren con calzado running, de manera que los movimientos que han tenido que hacer estas marcas han sido mínimos, y generalmente más vinculados al marketing que al I+D. En textil la cosa cambia un poco porque el mono ha ganado un protagonismo importante (algo que se ha dejado notar en la oferta de marcas), aunque también hay mucha gente que cuando se libra del neopreno, y con el bañador debajo, simplemente se pone una camiseta técnica para seguir. En bicis pasa exactamente lo mismo. Las marcas o han lanzado una nueva línea de triatlón o han ampliado su oferta. Y aunque generalmente estos modelos específicos están pensados para el triatleta más exigente y, por lo tanto, tienen un precio elevado, hubo unos años en los que por el potencial de esta modalidad a nivel popular (seguramente el target donde se puede crecer más), muchas marcas también apostaron por modelos de “cabra” más asequibles. Pero más allá del running y el bike, la categoría que seguramente más beneficiada se ha visto con el auge del triatlón ha sido, sin duda, la de los neoprenos. Hace dos décadas apenas había una o dos marcas que comercializaban en España este tipo de productos; y aunque ahora la lista también se está reduciendo, durante un tiempo el mercado se inundó de nuevas propuestas. Aunque con el boom de la natación en aguas abiertas este tipo de producto ha ganado un poco de presencia en ciertos comercios multideporte, el neopreno es un producto casi “exclusivo” de la tienda especializada en triatlón (sobre todo porque la red de tiendas de baño es cada vez más limitada). Más allá de los productos estrella que pueda tener el triatlón, que obviamente son zapatillas, neoprenos y bicis, si algo hay que destacar de esta modalidad a nivel de productos es la fuerza que han ganado todos los complementos técnicos, cuya evolución a nivel de prestaciones ha sido espectacular y que, además, dejan una gran rentabilidad a la tienda, tanto por su buena demanda –y venta- como por su rotación y su poder de fidelización. La lista es muy larga y podemos encontrar desde gafas, gorras, perneras o calcetines, hasta portadorsales o cremas solares. Sin embargo, hay dos universos que están ganando mucho protagonismo en la tienda y, también, en las compras de los triatletas: los pulsómetros y la nutrición. Respecto a los primeros, los pulsómetros, poco que añadir a los que llevamos tiempo diciendo. Su precio medio, obviamente, es muy superior al de la mayoría de complementos, pero su evolución ha sido una de las más espectaculares que se han dado en la última década dentro del sector. En tritatlón y, también, en otras muchas modalidades, como el fitness o el running, por ejemplo. El deportista es cada vez más exigente con su entrenamiento y de ello se han beneficiado –y mucho- los pulsómetros. En cuanto a la
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