COMERCIO: SELECCIÓN NATURAL A más de uno le dará la sensación de que el triatlón ha caído en picado por el simple hecho de que en los últimos años se han cerrado muchas tiendas.Y aunque el comercio suele ser un buen termómetro para conocer el estado de un sector, en el caso del triatlón, como después ha pasado con el running, el problema es que en su día las tiendas especializadas crecieron muy por encima de lo deseado. Por encima de lo que marca la demanda. Y claro, tarde o temprano las cosas vuelven a su sitio. Y eso implica cierres. Muchos. Ha pasado con el triatlón y está pasando con el running, el bike o el pádel. El fuerte crecimiento en practicantes que experimentó este deporte también se tradujo, lógicamente, en un boom de las ventas. La demanda era buena, pero se exageró el potencial.Y mucho. Los que llevaban años trabajando esta modalidad ya avisaron en su día de que la burbuja estallaría más pronto que tarde. Y acabaron dando en el clavo. El triatlón tenía recorrido, pero no tanto como algunos pensaron. En un tiempo récord, la oferta multiplicó la demanda, y cuando Sin grandes repuntes como antes, pero con una base mucho más firme, el triatlón ha conseguido construir un segmento fuerte y con identidad propia. Es un deporte maduro y la prioridad es sostener esa madurez. medida que van mejorando sus tiempos, renuevan su material –a mejor- de manera que estamos ante un deporte que, tanto a corto como a medio y largo plazo, es caro. Por si fuera poco, la gran razón de ser de esta modalidad, es decir, las pruebas, no son precisamente baratas, con lo que la inversión, si se quieren hacer varias pruebas al año, puede dispararse algunos cientos de euros –o miles si se hacen largas distancias nacionales e internacionales- contando la inscripción y el desplazamiento. En cualquier caso, una vez superado el paréntesis del COVID, el triatlón es un segmento maduro y estable, con todo lo bueno que ello conlleva. Pasada la fiebre exagerada que se dio hace apenas una década -con bastantes daños colaterales- este deporte, aun siendo todavía minoritario, ha conseguido construir una base muy sólida, tanto de practicantes como, también, de oferta. Y con el tiempo, con las cosas más calmadas, lo que deja la tormenta es un deporte consolidado y mucho más sólido que hace una década. Probablemente su margen de crecimiento no sea tan amplio como el que muchos le auguraban hace apenas diez años, cuando empezó su espectacular auge (uno de los más importantes de los últimos años porcentualmente hablando), pero tanto el volumen de practicantes como el de ventas sigue siendo muy bueno. Camina a un ritmo mucho más lógico y, tras la previsible selección natural, se está asentando en el sector como un segmento fuerte, estable y capaz de generar bastante dinamismo en el universo del triatlón y, también, en el del bike, el running o la natación. esto se da en marcas y productos, el problema es relativo, pero si se da en tiendas, las cosas se complican bastante.Y así pasó. En apenas tres o cuatro años se multiplicaron las tiendas especializadas en triatlón. Algunas, incluso, estaban ubicadas en zonas donde no tenía ningún sentido abrir una tienda de estas características. Como en el running, algunos fieles practicantes de triatlón apostaron por lanzarse a la aventura de abrir un comercio especializado, pero lo hicieron creyendo que era fácil. Con mucha pasión, pero con poco sentido común. Y sin tener la más mínima idea de las dificultades que conlleva gestionar un comercio. La realidad, pese a quien le pese, es que el triatlón, con boom incluido, sigue siendo un deporte minoritario y la cifra de practicantes no justifica las innumerables aperturas que hubo hace 10 o 15 años, especialmente en las grandes ciudades. Una tienda especializada requiere mucho trabajo y necesita unos años para funcionar bien. Y muchos de quienes se lanzaron al vacío esperaban un retorno a muy corto plazo. Oportunistas, se llaman. Además, hay que tener muy en cuenta que, aunque los neoprenos son un producto muy específico que, generalmente, se vende sólo en tiendas de triatlón, el calzado se puede comprar en una tienda de running y las bicis en una de bicicletas. Y eso significa mucha más competencia, sobre todo teniendo en cuenta que tanto bike como running son dos de los segmentos más fuertes desde hace años y, también, dos de los más especializados a nivel comercial. Como era previsible, aunque muchos no se dieran cuenta, al final la ley de la supervivencia se impuso. Y los que siguen vivos son quienes han sabido gestionar con la cabeza y conocen muy bien el producto (de triatlón y de cada una de sus modalidades). Y no son muchos. Porque como hemos dicho, es un deporte minoritario. Sano, estable, maduro… pero minoritario. Dicho esto, es importante dejar claro que, en todo este proceso de aperturas y cierres, la a culpa no fue solo de cuatro avispados que no tenían ni idea de lo que significaba gestionar una tienda. Las marcas no ayudaron mucho. Muchas se dejaron llevar por el volumen y vendieron a todos aquellos que llamaban a su puerta, sin analizar en qué tiendas y en qué zonas era mejor estar. Vender a vivos y muertos que se dice. Por suerte, con la selección natural, las marcas también entendieron que debían asumir sus limitaciones y, sobre todo, cuidar a sus clientes históricos, a a fondo 84 ESPECIAL TRIATLÓN
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