La gran trasformación del outdoor en estos últimos años no se ha dado ni en modalidades ni en categorías. Que también. Lo que realmente se ha transformado en este universo tiene que ver con quién vende y cómo vende. Porque la gente no hace deporte porque no pueda hacer otras cosas; lo hace porque cree que es importante para su salud. E invierte en ello. Y en algunas modalidades, invierte mucho. Desde que dejamos atrás la pandemia, el outdoor se ha mantenido bastante estable. A nivel global. Unos han ganado mucho, otros han perdido, pero el segmento, como tal, ha mantenido una buena progresión.Y no por inercia, como en otras ocasiones. Más bien por la costumbre que han adquirido muchos españoles de practicar deporte en plena naturaleza, aunque sea de bajo impacto. Eso y que el outdoor, como casi siempre, sigue encontrando nuevos caminos que le permiten seguir avanzando, desde una nueva modalidad que experimenta un boom en practicantes -y ventas-, hasta la solidez con la que avanzan sus categorías más sólidas como,por ejemplo,el calzado,que desde hace muchos años ha ayudado a aguantar las embestidas de las crisis y los bajones del segmento.Por no hablar de lo importante que ha sido, para el universo outdoor, la moda. Pero se eso ya hablaremos. el auge de las grandes especialistas o semiespecialistas online.Y no hablamos solo de la “ventaja táctica” que tuvieron durante el confinamiento: es algo que hace meses, seguramente años, que está sucediendo.Y ahora, cuando toca aprovechar oportunidades, quien lo hace es quien mejor se ha preparado. Y si encima las circunstancias les son favorables, mejor que mejor.Y peor para quienes estaban a la espera. Las dificultades que han atravesado o están atravesando grandes cadenas especialistas offline no son casualidad ni deben atribuirse únicamente a problemas de gestión. Los hábitos de compra han cambiado, la oferta ha cambiado, la manera de vender ha cambiado… y no todo el mundo ha sabido adaptarse. Y lo peor es que el futuro a corto y medio plazo, incluso en una situación “favorable” como la actual, no invita precisamente al optimismo. Quienes han hecho bien los deberes desde hace tiempo (sean online u offline -que también los hay) sacarán partido al presente; pero quienes no se hayan movido, quienes sigan gestionando las cosas como si el outdoor fuera el mismo que hace una década,no solo no aprovecharan el momento, sino que pondrán en mucho peligro su futuro.Y ejemplo ya hay unos cuantos… LA LIBERTAD COMO RECLAMO El Outdoor, como hemos dicho, ha sido una de las modalidades que mejor ha “aprovechado” la crisis del COVID. Cuando la pandemia comenzó, cuando nos encerraron, este segmento ya venía de unos meses bastante buenos, y pese al frenazo lógico que se dio con el encierro, su progresión fue, y está siendo, muy buena. Y ya tocaba, porque llevaba unos años atrapado en una montaña rusa, ganando altura a la misma velocidad que al poco tiempo perdía. Las crisis económicas siempre han sido un impulso para este segmento, pero a la larga, también se ve afectado por sus coletazos.La evolución es, en este sentido, muy previsible: al principio se crece bastante, sobre todo en practicantes, porque la mayoría de sus modalidades, especialmente las de perfil más bajo, son muy asequibles y accesibles. Y eso, en una crisis económica, siempre es una gran ventaja. Deporte, naturaleza y ahorro, un tridente ganador. Y el sector supo aprovecharlo. Pero al final las cosas siempre se terminan por torcer, aunque sea un poco.Y no precisamente en practicantes. Y ese es el ciclo en cualquier crisis económica. Subir y bajar en función del poder adquisitivo del consumidor. Las cosas, sin embrago, han sido muy diferentes con el COVID. El problema no ha sido de dinero, sino de salud, y eso implica un cambio importante. a fondo 38 ESPECIAL OUTDOOR
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