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del fútbol y el baloncesto, a distancia, deportes como el balonmano, el vóley o el hockey también necesitan equipaciones, y aunque en alguno de estos deportes ya depende de que alguna marca se especialice (muchas veces por tradición zonal), hay oferta de sobras como para cubrir la demanda. Deportes de equipo aparte, también cabe destacar la creciente apuesta de las marcas por las equipaciones de running/Trail running. Es un deporte individual, es obvio, y con una oferta textil muy amplia, pero muchas marcas especializadas en colectivos están aprovechando el tirón de las carreras populares y el auge de clubes para posicionar líneas exclusivas para este perfil de cliente que busca prendas personalizadas y, en el caso de las carreras, grandes volúmenes (y precios bajos). LA OFERTA SE DISPARA…Y SE DIVIDE Cuando la demanda es alta y el margen es bueno (porque lo es) la oferta se dispara. Es ley de mercado. Los volúmenes que se mueven, como hemos dicho antes, son un reclamo importante para las marcas generalistas y, sobre todo, para las especialistas extranjeras. No es extraño, entonces, que en apenas una década el mundo de las equipaciones haya crecido exponencialmente en cuanto a la oferta, con una larga lista de compañías internacionales, algunas generalistas y, también, con varias marcas propias de cadenas y grupos. ¿Y qué pasa cuando la oferta crece desmesuradamente y supera la demanda? Pues que empiezan los problemas, sobre todo si las reglas del juego cambian y hay quienes apuestan por estrategias en las que se apuesta por la venta directa, sin pasar por la tienda como se había hecho tradicionalmente. Con ello se ahorran un intermediario y, por lo tanto, disparan el margen y pueden permitirse bajar, y mucho, los precios. EL FÚTBOL, PROTAGONISTA (CASI) ABSOLUTO Aunque es obvio que en estos últimos años deportes como el running, el bike, el padel o el fitness han dinamizado la parte más atlética del sector, hay otros deportes que, por su estabilidad y/o por sus niveles de práctica, tienen un peso específico para el sector y para muchas marcas. Uno de ello es, obviamente, el fútbol.Y dentro del fútbol, como es lógico, las equipaciones tienen un protagonismo clave, con volúmenes de ventas que sorprenderían a más de uno. Al futbol se juega mucho. Muchísimo. Y obviamente todos los equipos tienen que equiparse. Para hacernos una idea de las cifras que puede llegar a mover este universo bastaría con repasar los datos federativos. Un análisis de los clubes y las licencias -alrededor del millón- nos daría una idea bastante clara de la fuerza de este segmento. Además, habría que añadir, como hemos dicho antes, una interminable lista de liguillas amateur que, obviamente, tienen una incidencia directa en la venta. Por no hablar de los miles de colegios que tienen equipos no federados -no contabilizan como licencias- y que, evidentemente, también compran equipaciones. Puede que estemos hablando, en total, de más de 2,5 millones de jugadores. Es fácil hacer números de las equipaciones que se pueden llegar a vender… Más allá del fútbol… también hay vida El fútbol es el deporte rey y monopoliza gran parte de las ventas, pero hay más deportes cuyo protagonismo en el subsegmento de las equipaciones es importante. El baloncesto, obviamente, es el segundo en la lista. La práctica sigue siendo muy alta, sobre todo en edad escolar, y las licencias, aunque lejos de las del fútbol, también son muy importantes -alrededor de las 250.000-, así que los volúmenes son suficientemente importantes como para que las marcas le dediquen prácticamente el mismo esfuerzo que al futbol.Y más allá 111 Si algo es obvio hoy en día en el mundo de las equipaciones es que el principal valor añadido es el servicio. Y quien cuide todo aquello que se engloba dentro de este servicio logrará ganar cuota. Mucha más que si se limita a vender por precio… Y eso, cuando lo haces en un contexto en el que la economía no está precisamente en su mejor momento, implica muchos cambios.Y al final, con tanta oferta, entre marcas locales (especialistas o no especialistas), extranjeras y marcas blancas, el segmento se satura saturado y el factor precio gana todavía más peso. Y más aún si tenemos en cuenta que la marca nunca ha sido un valor añadido en este segmento. Pero, ¿cuándo se dio el punto de inflexión? Hasta hace apenas 15 o 20 años el mundo de las equipaciones estaba básicamente controlado por las especialistas, la gran mayoría de ellas nacionales. Era un mercado con mucho peso en el que las grandes no querían entrar porque no podían competir ni en precio ni en servicio. Tampoco las cadenas se habían preocupado mucho de este

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