Después de los problemas de stock de 2020 y 2021, marcas y tiendas quisieron curarse en salud. Sobreproduciendo y sobreprogramando. Y ahora, pese a que el pádel sigue muy fuerte a nivel de práctica, unos y otros, tiendas y marcas, tienen los almacenes llenos. Y ya sabemos lo que suele pasar cuando hay que vaciar estanterías sí o sí. 47 chas con ventas irrelevantes pero que, sumadas, eran suficientes como para contaminar el mercado. La demanda era buena, pero la oferta estaba infinitamente muy por encima. Y eso suele conllevar muchos problemas, sobre todo prácticas poco éticas, por decirlo suavemente, y descuentos completamente contraproducentes para el segmento. Las cosas, poco a poco, cambiaron. La oferta se redujo en número de marcas y la demanda se disparó. Antes, cuando el pádel estaba completamente pervertido, apenas se estaba empezando a jugar, pero ahora los índices de práctica son espectaculares y claro, eso garantiza un mínimo de ventas. Ventas que siguen siendo muy dinámicas. ¿Cuál es el problema? Pues básicamente que tanto tiendas como marcas han cometido un error de cálculo. Por culpa de la pandemia. Cuando terminó el encierro la demanda se disparó y la oferta no pudo cubrirla. Tiendas y marcas se quedaron sin stock y, por si fuera poco, el cierre de fábricas en Asia dificultó mucho, y durante mucho tiempo, que ese stock se pudiera reponer. Y eso, con el pádel ganando terreno como lo estaba ganando en 2020 y 2021, era un problema, porque se perdían muchas oportunidades. ¿Y que pasó cuando la producción volvió a reactivarse? Pues que marcas y tiendas quisieron curarse en salud. Sobreproduciendo y sobreprogramando. Y ahora, pese a que el pádel sigue muy fuerte a nivel de práctica, unos y otros, tiendas y marcas, tienen los almacenes llenos. Demasiado.Y pasa lo que pasa. AFORTUNADAMENTE MADURO Más allá de este problema puntual -y cíclico- al que se enfrenta el pádel en nuestro mercado -y que para algunas marcas y tiendas puede tener fácil solución canalizando todo ese stock a mercados emergentes (donde, por cierto, cada vez hay más marcas autóctonas) el pádel vive un gran momento.Y si es así es porque, después de unos años de excesivo oportunismo, el pádel ha encontrado su madurez.Y eso no significa, ni mucho menos, que haya tocado techo. Significa que es un mercado más dimensionado, estructurado y profesionalizado.Y mejor preparado, en principio, para gestionar ese potencial que tiene. Con muchos retos y con un camino todavía por terminar de definir bien, el pádel, hoy por hoy, es un mercado infinitamente más sólido que hace apenas 5 años. Sobre todo porque se han abierto las puertas de la expansión internacional. ¿Qué asignaturas pendientes tiene todavía el pádel en nuestro país? Pues varias.Y la primera, con diferencia, más allá de esos errores de cálculo de los que hablábamos antes, es seguir definiendo la oferta. Sí, ésta se ha ido reduciendo considerablemente, pero sigue siendo excesiva y, sobre todo, sigue siendo muy fácil lanzar una marca nueva al mercado… y colocarla en algún sitio, sobre todo si el precio y el margen son buenos. Y, sí, lo hemos dicho antes y lo hemos repetido en varias ocasiones, estas pequeñas marcas apenas son representativas en el global del segmento, pero eso no impide que hagan mucho daño al pádel. Porque por pequeñas que sean, el mercado, en pleno boom de practicantes y ventas, las absorbe.Y si fuera una no pasaría nada, pero son muchas. Y la mayoría vienen con una estrategia de precios muy radical, con todo lo que ello conlleva.Y, al final,marcas que no deberían tener ni un metro de recorrido, acaban perjudicando a todas esas marcas que llevan años luchando para que el pádel crezca; las que invierten en innovación, las que apuestan por la calidad, las que, desde el primer día, ven el pádel como una apuesta a largo plazo. Y sí, esas marcas lideran los ránkings de ventas igualmente (entre las 20 principales marcas ya concentran el 80% de las ventas), pero el daño que les hacen todas esas pequeñas marcas efímeras -porque la mayoría son efímeras- es inmenso. Que a día de hoy haya en el mercado alrededor de 120 marcas de palas es un problema. Mucho menos grave que cuando había 200, es cierto, pero sigue siendo un lastre para el sector. ¿Por qué? Pues básicamente porque son estas marcas las que mantienen tan viva la guerra de precios. Una guerra que, desde hace muchos años, es el gran punto negro del pádel, un segmento que es, con diferencia, el que tiene mayor índice de promociones del sector, con más del 30% de las palas vendidas con descuentos por encima del 30%. Casi nada. SOBREOFERTA,TAMBIÉN, DE TIENDAS La historia del pádel es prácticamente clavada a la del running, de la que tantas veces hemos hablado. Como en el caso del running, el boom del pádel a nivel de practicantes conllevó que en muy pocos meses las tiendas especialistas se multiplicasen exponencialmente.Y como en el running, lo hicieron a la misma velocidad que el pádel ganaba cuota en el comercio multideporte, especialmente en las grandes cadenas, que pocas veces -ninguna- dejan pasar la oportunidad de explotar algo que funciona. Así que, en un tiempo récord, a la sobreoferta de marcas se unió la sobreoferta de tiendas, creando un cocktail explosivo que originó la brutal guerra de precios que, todavía hoy, manda en el pádel. Después de unos años de fuerte crecimiento en el número de tiendas que trabajaban el pádel, la cosa se estabilizó y los cierres comenzaron a estar a la orden del día. Primero los previsibles, los de aquellos que abrieron tiendas especializadas sin tener la más remota idea de cómo se gestiona
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