TradeSport 315 - Diciembre 2022

Lifestyle, sportstyle, casual, urban… No importa cómo le llamemos. Lo que importa es que el calzado deportivo lleva muchos años arrasando en la calle. Y el sector es, con diferencia, quien más partido le está sacando a este boom. Al menos las marcas. Y lo mejor de todo es que esta tendencia tiene toda la pinta de durar muchos años más… A estas alturas es muy difícil frenar a tiendas y marcas en su carrera por explotar al máximo esta tendencia. Pero aunque es obvio que la demanda existe y el margen de recorrido es muy amplio, no todo el mundo podrá aprovecharse de ello... MORIR DE ÉXITO En medio de este boom del calzado urbano, ha emergido como de la nada la palabra sneaker. Y como de costumbre, siguiendo nuestra tradición explotadora, todo el mundo ha empezado a ponerle esta etiqueta a sus colecciones. Lo que hace poco era lifestyle, casual, urban o alguno de los anglicismos de los que hemos hablado antes, ahora se agrupa sin contemplaciones bajo el paraguas “sneakers”. Porque es lo que vende. Porque queda muy cool. En su día las sneakers eran algo muy deseado, casi exclusivo y con mucho tirón. Ahora, con la etiqueta completamente pervertida, todo el mundo dice que vende sneakers. Pero más allá de lo que pueda esconder un nombre, lo que es evidente es que una de las manías más peligrosas que tiene nuestro sector es exprimir sin contemplaciones cualquier producto y/o categoría que funcione mínimamente bien. Quizás porque hay cierta obsesión en encontrar nuevos océanos azules o, quizás, por una falta El calzado ha sido, tradicionalmente, una de las categorías más fuertes del sector. Para marcas y para tiendas. Su evolución en estos últimos años ha sido, simplemente, espectacular, y ni siquiera las crisis -económicas o sanitarias- han podido cortar esa fuerte progresión. Es más, es en contextos desfavorables, cuando esta categoría suele demostrar toda su fuerza y convertirse en un clavo ardiente al que muchas marcas y tiendas se aferran para sobrevivir a las debacles que suelen sufrir el textil lifestyle y otras categorías inestables. El look deportivo, a día de hoy, es una tendencia con mucho margen de crecimiento. En textil y, sobre todo, en calzado. Cambiarán las influencias, las marcas y los canales, quizás, pero el look tiene mucho recorrido. Muchísimo. Sus targets objetivos son tan amplios que el potencial de crecimiento es casi ilimitado. ¿Cómo empezó todo? Es difícil saberlo. Hace un par de décadas el calzado era bastante formal, pero en muy poco tiempo, y seguramente gracias a la moda, algunos modelos técnicos, que por aquellos entonces no eran tan radicalmente atléticos en diseño, empezaron a convertirse en iconos del calzado urbano. El look “tenis”, “fitness” o “baloncesto” se impuso a una velocidad de vértigo en las calles y las ventas de ese tipo de calzado, aunque fuera para uso urbano, se disparó. Lo técnico, casi sin quererlo, seguramente por caprichos de la moda, se había convertido, precisamente, en moda. En tendencia. Y en ese momento, cuando ese look deportivo empezó a popularizarse, las marcas comenzaron a apostar por este look a conciencia.Y definiendo muy bien que era deporte y que era moda deportiva.Trasladaron lo técnico a la calle sin ningún miramiento, construyendo colecciones sobre la base de un rediseño de modelos atléticos o de una reinterpretación (a veces ni eso) de modelos de diez o veinte años atrás. El papel de marcas como Converse o Puma fue clave en esos primeros pasos. Viejas zapatillas de baloncesto o tenis con las que ahora nos daría miedo jugar empezaron a inundar las calles. Y las grandes no tardaron a sumarse a la fiesta. Y claro, con una capacidad de maniobra brutal y un fondo de armario considerable para actualizar El calzado deportivo domina las calles a fondo 80 viejos iconos, empezaron a apostar a ciegas por el calzado casual/urbano. Lo que sigue es obvio: todo el sector sumándose a esta tendencia, incluso las marcas más técnicas, sobre todo las vinculadas al emergente mundo del running, que también a un ritmo vertiginoso, pusieron en lo alto de las listas de ventas el llamado retrorunning. Basta ver, por ejemplo, el boom que en su día lograron -y aún mantienen- marcas como Saucony o New Balance, con sus líneas casual inspiradas en sus modelos running de hace años. En la lista de “impulsores” tampoco podemos olvidarnos de la catalana Munich, la primera marca especializada en fútbol que decidió apostar fuerte por la moda deportiva (y cuyo crecimiento desde entonces ha siso, simplemente, espectacular), o el buen trabajo que están haciendo marcas como Le Coq Sportif u otras vinculadas al Gliss como Vans o DC. Por no hablar del cambio que han hecho algunas marcas más “tradicionales”, como Clarks, Pielsa, Camper o, incluso Sebago.

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