que pueden marcar el futuro de un sector que está obligado -desde hace tiempo- a apostar sí o sí por la digitalización, especialmente en todo lo que tiene que ver con el retail. Desde hace muchos años ISPO ha apostado muy fuerte por convertir la feria en algo más que un simple aparador de novedades, y apuestas como la de este año -que da continuidad a las que se pusieron en marcha hace tiempo-, aunque a priori no puedan parecer relevantes, son, sin duda, un servicio fundamental para expositores y visitantes. Para el sector en general. En cuanto a la cruz, pocas cosas que decir. Que el espacio sea prácticamente la mitad que el de los años anteriores a la pandemia y que en algunos pabellones haya más pasillo que stands no es culpa de los organizadores. Probablemente ni del modelo. Las épocas doradas de ISPO, con los pabellones A y B totalmente ocupados, con todas las grandes marcas presentándose en stand majestuosos y con los pasillos a rebosar, han quedado atrás. Son otros tiempos y otros modelos de feria que ya no se sostienen. Ahora el servicio es prioritario y aunque ISPO ha hecho un gran trabajo en este sentido, su apuesta no tiene por qué ajustarse a todo el mundo. Que haya quien no le ve sentido a una feria no es culpa, ni mucho menos, de quien la organiza. Es cierto que el cambio de fechas ha podido tener mucho que ver con ciertas ausencias, sobre todo las del esquí -noviembre es demasiado pronto para ellos- pero en cualquier caso la decisión de ISPO, según sus responsables ha priorizado el interés de la mayoría y ha tenido muy en cuenta los cambios que se han dado en los procesos tras la pandemia.“El cambio permanente de fechas es una decisión estratégica motivada por los cambios de mercado de gran alcance de los últimos años. La industria y el comercio minorista se enfrentan a cambios importantes en la cadena de suministro Las necesidades y las estrategias de las marcas han cambiado e ISPO está esforzándose para adaptarse a ello. Desde hace años. Porque hace tiempo que apostó por los servicios. Por todo lo que va más allá -y tiene mucho más valor- que el simple vender y comprar. Porque dando pautas para afrontar el futuro también se lidera una industria global, lo que también ha provocado cambios en los ciclos de pedidos. Programar ISPO Munich en enero o febrero, como era el caso anteriormente, es demasiado tarde para muchos participantes de la industria. Cuando la industria cambia también tenemos que encontrar nuevas formas. Las fechas al comienzo de los ciclos de pedidos específicos de la industria permitirá a expositores y visitantes profesionales tener una visión general más temprana del mercado” han explicado desde la organización. BALANCE OFICIAL Las cifras oficiales de ISPO hablan de 40.000 visitantes de 117 países (73% internacionales) que pudieron conocer las novedades de más de 1.700 expositores de 50 países diferentes. Los cinco principales países participantes, en cuanto a visitantes, fueron Alemania, Italia, Francia, Gran Bretaña y Austria. “ISPO de Múnich 2022 ha demostrado claramente que el mercado está cambiando. Lo tendremos en cuenta para seguir desarrollando la feria. El mercado de artículos deportivos seguirá siendo muy relevante, pero al mismo tiempo la atención se centrará cada vez más en temas como la moda deportiva, el turismo, la digitalización, la salud y el fitness, la nutrición o los deportes electrónicos. Por lo tanto, promoveremos formatos innovadores que también nos den acceso a nuevos grupos y segmentos objetivos”, dijo Tobias Gröber, Jefe del Grupo ISPO. SER POSITIVOS A la última gran ISPO prepandemia acudieron 80.000 visitantes. El doble. También había el doble de espacio y ni una cosa ni otra quiere decir absolutamente nada. Compararse con hace 3 años es absurdo porque las cosas han cambiado radicalmente. Lo que no ha cambiado es el tesón de ISPO por volver. Y de la mejor manera posible. “Quien hace lo que puede no está obligado a más”.Y eso es un poco lo que le ha pasado a ISPO. ¿Podría haber sido mejor la edición 2022? Claro, eso siempre.Y la 2019 también. Pero ni el contexto era el mismo ni la pandemia lo había puesto todo patas arriba. Las cosas han cambiado mucho en los últimos dos años y pretender que una feria sea como hace 5 años es absurdo. Las necesidades y las estrategias de las marcas han cambiado e ISPO, como cualquier otra feria, está esforzándose para adaptarse a ello. Desde hace muchos años. Porque hace tiempo que ISPO apostó por los servicios. Por todo lo que va más allá -y tiene mucho más valor- que el simple vender y comprar. Porque dando pautas para afrontar el futuro también se lidera una industria. Así que, aunque sea con un modelo completamente diferente al de hace una década, larga vida a ISPO…
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