El running sigue muy vivo. Tras el espectacular boom que experimentó tras la crisis de hace poco más de una década, algunos apuntaban, hace apenas 5 años, a un frenazo importante, pero con la pandemia, desapareció cualquier atisbo de que este deporte perdiera mucho terreno. Tras el encierro recuperó todo su esplendor, especialmente en cuanto a la práctica, y aunque es cierto que su fuerza quizás no sea la de sus épocas doradas, ahora, en la nueva realidad postpandemia, vuelve a ser uno de los deportes estrella de la nueva cultura deportiva que parece estar definiéndose. Lo hemos dicho en varias ocasiones y, cuanto más tiempo pasa,más convencidos estamos de ello: el objetivo del running tiene que ser alcanzar un estatus parecido al que tiene el fútbol. No su volumen; no sus índices de práctica: su madurez. Su estabilidad. Está bien tener fuertes repuntes de vez en cuando, pero en una dinámica así, también pueden darse peligrosos retrocesos, y muchas veces es mejor buscar la regularidad. Y eso es lo que tiene que hacer el running. Aprovechar el momento para consolidarse como un segmento fuerte, estable y con pocas probabilidades de sufrir un batacazo.Tras una década de altibajos, con grandes crecimientos, algún frenazo y, sobre todo, con muchos comercios que han tenido que bajar la persiana, lo que toca ahora es aprovechar que mucha gente ha integrado este deporte en su vida para evolucionar de forma más lógica y acorde con la realidad de la práctica y del mercado. UNA REALIDAD FAVORABLE 2022 está siendo un buen año para el running. Pese a todo. Como hemos dicho en tantas ocasiones, con la pandemia se está definiendo una nueva cultura del bienestar donde el deporte tiene un papel determinante. Y entre las modalidades representativas de esta nueva cultura, el running ocupa un lugar privilegiado.Y es así, básicamente, por tres razones: porque es saludable, porque es accesible y porque es asequible. Y lo que tiene que hacer ahora es simple y, a la vez, ultracomplejo: tiene que adaptarse a esta realidad. Una realidad que, por cierto, le es muy favorable. Ya antes de la pandemia el running había empezado un necesario proceso de redimensionamiento.Tras el espectacular boom de la segunda década de este siglo, tras la crisis de 2008, ya había sufrido algún revés que le había hecho replantearse muchas cosas, y aunque con la pandemia ha vuelto a coger oxígeno, y mucho, es evidente que todavía queda mucho camino para llegar a esa madurez de la que hablábamos, Madurez entendida como estabilidad y no como tope de crecimiento. Aún hay que dejar atrás el running como moda y entenderlo como un segmento fuerte, maduro, muy vivo y que, con cuidado, puede tener todavía mucho recorrido. O en el peor de los casos, mantenerse estable, que ya es mucho. La práctica está en niveles muy buenos y un porcentaje muy alto de los practicantes ya no entienden este deporte como una moda sino como un hábito saludable que ya han incorporado a su rutina. Esta base, que con la pandemia se ha ensanchado, asegura un buen volumen de ventas, y si las cosas se hacen bien, el running puede tener un buen dinamismo durante años. El running sigue siendo uno de los deportes con mayor peso del sector. Modalidades como el bike, el fitness o el pádel viven un gran momento, pero el running ya hace años que, pese a algunos altibajos, es uno de los grandes ejes del sector. En ventas y, sobre todo, practicantes. Ahora, eso si, toca ver como se mantiene esta fuerza post -pandemia y, sobre todo, toca ver cómo evoluciona este deporte en el comercio y estar, sobre todo, que estar muy atentos a los cambios que se están dando y se darán en el reparto de poderes, tanto entre marcas como, especialmente, entre tiendas. ¿Ganará peso la venta online? ¿Resistirán las tiendas de las marcas? ¿Cómo se equilibrará el poder entre especialistas y multideporte? ¿Perderá peso este deporte en la tienda multideporte a medida que recupere terreno la moda deportiva? Estos son algunos interrogantes que nos plantea el fua fondo RUNNING A buen ritmo turo del running. Futuro que, eso sí, por muchas dudas que haya, invita al optimismo. Al menos en un sentido global. LAS CRISIS COMO ALIADO El porqué del boom del running lo tenemos todos más o menos claro y no hace falta extenderse en ello. Basta, seguramente, con decir que es una modalidad muy accesible y asequible, y que sus beneficios para la salud -física y psíquica- son considerables. Con esto, está todo más o menos explicado. Y justificado. Probablemente lo único que falta por entender es por qué ahora. Por qué, con esta lista de ventajas, se ha tardado tanto en dar el salto cuantitativo -el cualitativo ha sido más progresivo-.Y la respuesta más lógica tiene que ver con las dos grandes crisis que hemos atravesamos en estos últimos años: le económica de 2008 y la sanitaria de hace dos años. De la primera, poco que decir. Ya hemos insistido cientos de veces en que, en una época de contención del gasto, de cambio en los hábitos de compra y de muchos recelos a gastar en ocio (incluso pudiendo), el deporte siempre ha ganado mucho músculo.Y el running, con permiso del bike, fue la modalidad que más adeptos sumó tras el revés económico. El crecimiento, en los primeros años, fue espectacular. En practicantes y en ventas. Y también en tiendas. El problema es que, como bien saben los corredores, es muy difícil, casi imposible, mantener un ritmo alto durante toda la carrera, sobre todo en distancias largas. Y como era previsible, el crecimiento se ralentizó. Porque era difícil seguir creciendo a esas velocidades y, también, porque la crisis se empezó a dejar atrás.Y algunos dejaron de correr.Y de comprar.Y claro, aun habiendo crecido, las consecuencias del frenazo 109
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