destacar la creciente apuesta de las marcas por las equipaciones de running/Trail running. Es un deporte individual, es obvio, y con una oferta textil muy amplia, pero muchas marcas especializadas en colectivos están aprovechando el tirón de las carreras populares y el auge de clubes para posicionar líneas exclusivas para este perfil de cliente que busca prendas personalizadas y, en el caso de las carreras, grandes volúmenes (y precios bajos). LAS CARTAS SOBRE LA MESA Cuando la demanda es alta y el margen es bueno (porque lo es) la oferta se dispara. Es ley de mercado. Los volúmenes que se mueven, como hemos dicho antes, son un reclamo importante para las marcas generalistas y, sobre todo, para las especialistas extranjeras. No es extraño, entonces, que en apenas una década el mundo de las equipaciones haya crecido exponencialmente en oferta con una larga lista de compañías internacionales, algunas generalistas y, también, con varias marcas propias de cadenas y grupos. ¿Y qué pasa cuando la oferta crece desmesuradamente y supera la demanda? Pues que empiezan los problemas. Algunos apuestan por estrategias en las que se apuesta por la venta directa, sin pasar por la tienda como se había hecho tradicionalmente. Otros, con independientemente del modelo que sigan, entran en la batalla reventando el precio. Y el resultado no hace falta explicarlo. Entre marcas locales (especialistas o no especialistas), extranjeras y marcas blancas, el segmento está muy saturado y el factor precio cada vez es más determinante.Y más aun teniendo en cuenta que la marca nunca ha sido un valor añadido en este segmento, sobre todo entre los clubes más modestos. Pero, ¿cuándo se dio el punto de inflexión? Hasta hace pocos años el mundo de las equipaciones, como hemos dicho,estaba básicamente controlado por las especialistas, la gran mayoría de ellas nacionales. Era un mercado con mucho peso en específico para el sector y para muchas marcas. Uno de ello es, obviamente, el fútbol.Y dentro del fútbol, como es lógico, las equipaciones tienen un protagonismo clave, con volúmenes de ventas, en unidades y valor que, como hemos dicho, hay que tener muy en cuenta. Y las marcas lo tienen… El parón del COVID fue eso, un parón. Un paréntesis que ya se ha dejado atrás.Ahora todo ha vuelto a la normalidad.Y los clubes, tras dos años de cierta contención, han vuelto a poner en marcha su maquinaria. Y entre otras muchas cosas, un porcentaje muy importante de estos clubes han renovados sus equipaciones. Y eso son muchas equipaciones. Para hacernos una idea de las cifras que puede llegar a mover este universo bastaría con repasar los datos federativos. Un análisis de los clubes (y colegios) y las licencias nos daría una idea bastante clara del volumen de ventas que puede llegar a tener este segmento.Además, habría que añadir, como hemos dicho antes, una interminable lista de liguillas amateur que, obviamente, tienen una incidencia directa en la venta. Y el volumen es para asustarse. El fútbol monopoliza gran parte de las ventas, pero hay más deportes cuyo protagonismo en el subsegmento de las equipaciones es importante. El baloncesto, obviamente, es el segundo en la lista. La práctica sigue siendo muy alta, sobre todo a nivel escolar, y las licencias poco tienen que envidiar a las del fútbol. Hay menos ligas amateurs, pero aun así los volúmenes son suficientemente importantes como para que las marcas le dediquen exactamente el mismo esfuerzo que al futbol.Y más allá del fútbol y el baloncesto, a distancia, deportes como el balonmano, el vóley o el hockey también necesitan equipaciones, y aunque en alguno de estos deportes ya depende de que alguna marca se superespecialize (muchas veces por tradición zonal), hay colecciones suficientes como para cubrir la demanda. Deportes de equipo aparte, también cabe 101 Llegar es fácil, pero para mantenerse hay que dar mejores servicios y, también, mejores precios. Lograr cierto equilibrio, entre estos dos argumentos de venta -algo que no siempre es fácil- es el gran valor añadido que deben perseguir las marcas. el que las grandes no querían entrar porque no podían competir ni en precio ni en servicio. Tampoco las cadenas se habían preocupado mucho de este universo. Pero obviamente el volumen que movía acabó llamando la atención de unos y otros.Y, sobre todo, atrajo a las especialistas extranjeras, especialmente las italianas, que en su mercado operaban mayoritariamente trabajando con los clubes directamente. El desembarco fue a lo grande y, seguramente, excesivamente agresivo. Lo hicieron, además, en plena crisis económica y con los clubes sufriendo bastante, de manera que su gran valor añadido -un precio bastante más bajo- era muy apetitoso Las reglas del juego cambiaron por completo. Hasta entonces las marcas trabajaban con las tiendas como intermediaras, pero la propuesta de estos nuevos players se saltaba este escalón, negociando directamente con los clubes para, así, poder ofrecer mejores precios y tener mejor margen.
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