a fondo 70 adidas o la española Joma está dando sus frutos. Y muy buenos. SE HACE CAMINO AL ANDAR Definir un camino realista. Y caminar. Ese tiene que ser el objetivo del tenis. Y el objetivo podría ser, perfectamente, alcanzar el nivel de hace 10 años, cuando se alcanzó el pico en ventas de estos últimos 20 años. Antes de que el pádel diera el estirón y centrase todas las miradas de clubes, promotores inmobiliarios y, sobre todo, tiendas. ¿Podemos alcanzar ese nivel? Complicado. Pero marcarse objetivos ambiciosos no es malo. Puede que poco a poco el tenis vaya afianzando su posición y ganando terreno. Después de la pandemia prácticamente todos los deportes han salido ganando -el pádel de manera considerable- así que es mejor ser optimistas y pensar que este 2022 será un buen año. En esta nueva cultura deportiva el tenis tiene cosas que decir. Pocas, pero suficientes como para ir subiendo peldaños Lo bueno del tenis, lo hemos dicho, es que ha sabido entender cuáles son sus límites. Y lo ha hecho, además, con un mercado perfectamente ordenado, controlado y bastante respetuoso. Todos los males que sufre el pádel, no los tiene el tenis, seguramente porque la oferta (y la demanda) es muy inferior, y eso ayuda a que la estabilidad no implique deslealtades. Se sabe cómo es el mercado, se sabe hasta dónde se puede llegar, y se trabaja acorde con estas limitaciones. Y ese es un logro del que no pueden presumir muchos segmentos. Y así, con esta filosofía, con este conocimiento del terreno de juego y de sus reglas, el tenis avanza sin sobresaltos, mirando lo que perdió, quizás, pero también agradeciendo lo que le queda por recorrer. Cuando a uno le dan por muerto, lo que se vive se valora mucho más. Ahora, la salud del tenis dependerá básicamente de la capacidad que tengan clubes y marcas de mantener viva esa cultura del tenis que tradicionalmente ha sido tan fuerte en nuestro país.Y la historia siempre pesa.Y los recuerdos. En cuanto a las marcas, poco que decir. En un mercado cada vez más estable y maduro, con una cifra de practicantes que apenas varia, las cuotas no van a cambiar mucho, y menos en un deporte donde el jugador suele ser tan fiel a la marca. La tecnología será el gran caballo de batalla para intentar que los jugadores cambien de marca y, sobre todo, para que quienes ya juegan con una marca, decidan renovar su material. Puesto que el tenis es un deporte muy importante en grandes mercados como el norteamericano y en muchos países europeos, es bastante obvio que las grandes marcas seguirán haciendo un gran trabajo a nivel de innovación. Las cifras que se mueven en patrocinios confirman que no estamos, precisamente, ante un segmento menor. Es más, esa fuerza que tiene el tenis a nivel global es, sin duda, su mejor aval a corto y medio plazo. Y ni siquiera un más que previsible boom del pádel a nivel internacional puede alterar el peso que tiene este deporte en las estrategias de las grandes de la raqueta. En cuanto al comercio, todo es bastante previsible y las cosas no cambiaran lo más mínimo en los próximos meses. Y años. El tenis seguirá teniendo una presencia importante en grandes cadenas (especialmente en Decathlon); algunas multideporte, por ubicación o por tradición, seguirán dándole un espacio importante a este deporte; y las especialistas en deportes de raqueta, aunque ahora den la mayor parte de su espacio al pádel, mantendrán su cuota de tenis. Por imagen y, también, porque las ventas son estables. Y eso, es mucho. Lograr grandes crecimientos es, siendo realistas, imposible, tanto por su dificultad como por el empuje del pádel (que “roba” algunos jugadores potenciales y, sobre todo, instalaciones e inversiones) pero también es bastante improbable que pierda fieles. Y esa estabilidad, esa bendita estabilidad, es mucho más importante de lo que pueda parecer.
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