a fondo 82 FÚTBOL haya poca vida más allá de ellos. Sobre todo, ahora, en plena pandemia. Pero no es así. El sector es mucho más amplio que cuatro disciplinas que viven un buen momento (y que nadie sabe si durará) y hay deportes que, aun sin haber crecido, siguen teniendo una cuota privilegiada. Y el fútbol es el mejor ejemplo. ¿Su gran valor añadido? Más allá de lo que hemos dicho antes sobre los fuertes intereses que hay detrás de este deporte, el gran pilar sobre el que se sostienen la fuerza y la estabilidad de este segmento es su base de practicantes. Y aunque es cierto que la mayoría de esta base, a diferencia de los deportes de los que hablábamos antes, son niños y jóvenes, eso no quita que ese volumen de ventas se espectacular.Y es que, más allá de los billetes que puedan mover derechos de televisión, patrocinios, sueldos de las estrellas o venta de entradas, y aunque la venta de material deportivo tenga un peso relativamente bajo en el global de este universo, el fútbol es el deporte por excelencia del sector. Porque aunque ahora a muchos les parezca increíble, durante muchos años, cuando running y bike eran cosa de cuatro insensatos, cuando el pádel apenas lo jugaban cuatro pijos y cuando ir a la montaña era cosa de aventureros locos, era el fútbol quien mantenía viva la parte más técnica del sector. Y, en parte, lo sigue haciendo. No hay que olvidar que en los últimos años el fútbol está concentrando entre un 8% y un 10% del total de las ventas del sector, unos porcentajes que, teniendo en cuenta el volumen que aún representa el sportwear (alrededor de un 50%), son muy importantes. La venta de calzado, por ejemplo, ronda desde hace años los dos millones de pares anuales –entre fútbol y fútbol sala-, y a eso hay que sumarle las réplicas, las equipaciones y una larga lista de complementos. La elevada facturación de este deporte, más allá del volumen importante que tienen las réplicas, se explica, simplemente, analizando la gente que lo practica. Y no hablamos sólo de las licencias que hay –y que, sin duda, ya dan una idea bastante clara de cómo pueden ir las ventas- sino, sobre todo, por los miles y miles de españoles que juegan en liguillas amateurs. Sin ir más lejos, algunas estimaciones apuntan a que más de 3 millones de personas podrían estar jugado a fútbol cada semana. Por no hablar de los centenares de miles de niños que, jueguen o no, quieren las botas que llevan sus ídolos. Sólo con estos datos, ya queda bastante claro que estamos ante un segmento que, además de ser fuerte, tiene un volumen de ventas muy estable, con “mínimos” muy elevados. A todo esto, hay que añadir, y no es un dato secundario -al contrario-, que el fútbol es el deporte que mueve más dinero entre los no practicantes. No hay ningún otro deporte que genere tantas ventas no destinadas a la práctica.Y el volumen es espectacular. Las réplicas, por ejemplo, generan cifras suficientemente astronómicas como para que las marcas se planteen pagar 90 ó 100 millones de euros a un club. Así que, pandemia aparte, es muy fácil hacer un pronóstico del futuro a corto y medio plazo del fútbol: nada cambiará en exceso. Y si lo hace, será ligeramente a mejor. Porque lo de darse un batacazo está del todo descartado.Algo que, por cierto, no puede asegurarse de otros deportes que ahora están de moda. La estabilidad debe entenderse, también, como un mínimo innegociable para un deporte que, si se define por algo, es por los grandes intereses que tiene detrás. La mayoría de los cuáles, por cierto, tienen muy poco que ver con el sector. Es un deporte que mueve miles y millones de euros en derechos de imagen, traspasos, publicidad… y ya habrá quien se preocupe de que la máquina siga funcionando.
RkJQdWJsaXNoZXIy Njg1MjYx