A pesar de la fuerte competencia y del peso que presumiblemente ganarán otros canales, el calzado deportivo seguirá siendo uno de los grandes pilares del sector. Por muchos daños colaterales que haya... La frontera que hay entre “muchas tiendas” y “demasiadas tiendas” es cada vez más imperceptible. Y el salto de uno a otro es muy peligroso. Sobre todo, para quienes no tienen una base sólida… y la confianza de las grandes. delos running de hace años. Tampoco podemos olvidarnos, en esta lista de “impulsores” a la catalana Munich, la primera marca especializada en fútbol que decidió apostar fuerte por la moda deportiva, ni a la larga lista de marcas vinculadas al Gliss como Vans o DC. Por no hablar -y eso seguramente es lo más significativo- del cambio que han hecho algunas marcas más “tradicionales”, como Sebago, Clarks, Pielsa o, sobre todo, Camper. MANTENER LA ESENCIA… Y NO MORIR DE ÉXITO En medio de este boom del calzado urbano, ha emergido como de la nada la palabra sneaker. Y como de costumbre, siguiendo nuestra tradición explotadora, todo el mundo ha empezado a ponerle esta etiqueta a sus colecciones. Lo que hace poco era lifestyle, casual, urban o alguno de los anglicismos de los que hemos hablado antes, ahora se agrupa sin contemplaciones bajo el paraguas “sneakers”. Porque es lo que vende. Decir, a esta altura, que el calzado deportivo está de moda es quedarse corto.Ya no es una moda. Dejó de serlo hace años para convertirse en una tendencia. En algo habitual que ya ni siquiera es destacable. Porque ahora, en la calle, básicamente se ve este tipo de calzado. Y poco importa si le llamamos lifestyle, sportstyle, casual o urban. Es más, de lo mismo: calzado deportivo o con inspiración deportiva. Y lo mejor, lo más importante, es que el sector es, con diferencia, quien más partido le está sacando a esta nueva tendencia. Que, por cierto, no parece que vaya a desaparecer en muchos años… El calzado ha sido, tradicionalmente, una de las categorías más fuertes del sector. Para marcas y para tiendas. Y su evolución en estos últimos años ha sido, simplemente, espectacular. Tanto que, ni siquiera el COVID ha podido cortar esa fuerte progresión. Es más, sorprendentemente durante el encierro el calzado deportivo fue de las pocas categorías no atléticas que consiguió mantener cierto dinamismo en las ventas.Y también fue uno de los grandes balones de oxígeno para tiendas y marcas cuando, durante la crisis de 2008, el textil lifestyle entró en barrena. Así que, a estas alturas, y en un entorno donde el calzado siempre ha sido una pieza clave del engranaje, parece obvio que el look deportivo que se ha impuesto en las calles tiene mucho margen de recorrido. Cambiaran las influencias, las marcas y los canales, quizás, pero el look va a perdurar muchos años. Entre otras cosas porque, a diferencia de hace un par de décadas, ahora sus targets objetivos son infinitamente más amplios. ¿Cómo empezó todo? Es difícil saberlo. Hace un par de décadas el calzado era bastante formal, pero en muy poco tiempo, y seguramente gracias a la moda, algunos modelos técnicos, que por aquellos entonces no eran tan radicalmente atléticos en diseño, empezaron a convertirse en iconos del calzado urbano. El look “tenis”, “fitness” o “baloncesto” se impuso a una velocidad de vértigo en las calles y las ventas de ese tipo de calzado, aunque fuera para uso urbano, se disparó. Y en ese momento, cuando ese look deportivo empezó a popularizarse sin freno, las marcas comenzaron a apostar por él a concienLa calle impone el calzado deportivo a fondo 102 cia. A trasladar lo técnico a la calle sin ningún miramiento, construyendo colecciones sobre la base de un rediseño de modelos atléticos o de una reinterpretación (a veces ni eso) de modelos de diez o veinte años atrás. Algunas, incluso, diferenciaron muy claramente lo técnico de lo casual, en su catálogo y, también, en sus formas y canales de venderlos. El papel de marcas como Converse o Puma fue clave en esos primeros pasos, pero el salto cualitativo y, sobre todo, cuantitativo, se dio cuando las grande empezaron a sumarse a la fiesta. Con una capacidad de maniobra brutal y un fondo de armario considerable para actualizar viejos iconos, empezaron a apostar a ciegas por el calzado casual/urbano. Lo que sigue es obvio: todo el sector sumándose a esta tendencia, incluso, las marcas más técnicas, sobre todo las vinculadas al emergente mundo del running. Basta ver, por ejemplo, el boom que en su día lograron -y aún mantienen- marcas como Saucony o New Balance, con sus líneas casual inspiradas en sus mo-
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