En estos años de transición, la clave ha sido entender el running, no como una moda o un segmento fácilmente explotable, sino como un universo sólido, fuerte, con identidad y mucho más maduro de lo que muchos creen. Un segmento que tiene, todavía, mucho recorrido. Y más ahora que ha quedado claro, por culpa del maldito virus, que la práctica sigue en niveles muy buenos. a fondo 66 RUNNING y dónde se compra. Sigue habiendo demasiadas tiendas especialistas (sobre todo teniendo en cuenta el peso de esta modalidad en muchas multideporte), las marcas están apostando fuerte por sus tiendas propias y, encima, el coronavirus ha hecho que el online haya avanzado en un año lo que hubiera avanzado en 5. Las marcas puede que apenas noten estos cambios, porque venderse, se vende, pero es obvio que el comercio físico se enfrenta a muchos retos en los próximos meses. Sobre todo si la pandemia no termina IDENTIDAD Y MADUREZ El porqué del boom del running lo tenemos todos más o menos claro y no hace falta extenderse en ello. Basta, seguramente, con decir que es una modalidad muy accesible y asequible, y que sus beneficios para la salud -física y psíquica- son considerables. ¿Por qué ahora? ¿Por qué con esta lista de ventajas se ha tardado tanto en dar el salto cuantitativo? Pues seguramente la crisis del 2008 haya tenido mucho que ver en ello. En una época de contención del gasto, de cambio en los hábitos de compra y de muchos recelos a gastar en ocio (incluso pudiendo), el deporte ha ganado mucho protagonismo como válvula de escape, como opción de ocio asequible. Y el running, con permiso del bike, ha sido la modalidad que más adeptos ha sumado. El crecimiento, en los primeros años, fue espectacular. En practicantes y en ventas. Y también en tiendas. El problema es que es muy difícil, casi imposible, mantener un ritmo alto durante toda la carrera, sobre todo en distancias largas. Y como era previsible, el crecimiento se ralentizó. Las ventas, obviamente, han caído. Siguen siendo mucho mejores que las de hace unos años, antes de la crisis, pero probablemente las consecuencias de un frenazo o, incluso, de un retroceso, hayan sido mucho peores por el sobredimensionamiento del mercado y por las expectativas (exageradas) puestas en esta modalidad. El sector no ha destacado, nunca, por su capacidad para gestionar sus éxitos. Y ha tenido unos cuantos. Quizás por miedo o quizás por necesidad, siempre que algo ha destacado, en la bonanza o en la crisis, la solución del sector ha sido explotarlo cuanto más rápido mejor. Explotarlo y quemarlo. Hace 15 o 20 años el running era un deporte más. Un deporte al que muchos le daban la espalda. Había bastante gente que corría, pero no la suficiente como para que la especialización ganara terreno al multideporte. Pero de repente la crisis lo cambió todo. Correr estaba de moda. Y claro, el sector reaccionó. Bueno, para ser justos, reaccionaron las tiendas. Las marcas llevaban años trabajando muy bien esta categoría, tanto en marketing como, sobre todo, en I+D, y aunque evidentemente las grandes han cambiado sus estrategias con el auge de práctica, y han llegado a nuestro merca-
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