TradeSport 300 - Julio-Agosto 2021

74 ESPECIAL 300 ACTIVIDADES DEPORTIVAS mucho calor en invierno y saltaron las alarmas. Y la cosa fue a peor con un segundo año malo. Desde entonces las cosas han cambiado mucho. Ha habido buenos inviernos, es cierto, pero el sector de los deportes de nieve, y todo lo que ello engloba –material, estaciones, restauración…- sigue pagando los cambios que se dieron entonces. La realidad del esquí no es la que estamos viviendo ahora, pero tampoco era la que vivíamos hace poco más de una década. El segmento ha estado muchos años sobredimensionado, y cuando las ventas cayeron en picado, se pusieron en evidencia los fallos del sistema. Ahora, después de un fuerte batacazo, marcas y tiendas parecen haber aprendido la lección. Los primeros producen de una manera más racional y ajustada a la demanda y los segundos compran con mucha más cautela y asumen muchos menos riesgos. Esos dos años marcaron a mucha gente y los que sobrevivieron saben perfectamente que las cosas tenían que cambiar. El esquí sigue siendo un deporte demasiado estable en cuanto a practicantes y ventas. El crecimiento en practicantes es muy bajo y ni siquiera los esfuerzos de las marcas por desarrollar nuevas categorías están sirviendo para captar nuevos públicos. Sólo para que haya trasvases. El creciEn esta pandemia el deporte ha ganado un peso enorme, y aunque no sea a corto plazo, lo que sí parece evidente es que a medio y largo plazo los gimnasios van a ganar mucho protagonismo… y al fitness le vienen años muy buenos. Se está definiendo una nueva cultura del bienestar en la que el deporte tendrá un peso determinante y entre los deportes que más partido van a sacar de esta nueva cultura, el fitness estará en lo alto de la lista. todo este universo. En estos años el cambio ha sido espectacular. El contexto puso a prueba a este segmento y superó con creces el examen, convirtiéndose en un perfecto ejemplo de que, incluso en plena tormenta, hay oportunidades. La huida hacia adelante se tradujo en nuevas modalidades con las que se consiguió atraer a mucha gente a los gimnasios y, sobre todo, nuevos formatos de negocio, muchos de ellos basados en el low cost. Estas nuevas fórmulas de negocio han ganado muchos adeptos y han cambiado radicalmente las preferencias de un target determinado, pero su auge también ha servido para que muchos centros apostasen por todo lo contrario, por la exclusividad. Precio alto, pero excelencia en el servicio. Como ha pasado en otros segmentos, la parte media de la pirámide ha quedado en manos de unas pocas cadenas y el wellness, a nivel de centros, cada vez está más bipolarizado entre centros de bajo coste y centros exclusivos.Y lo mejor de todo es que los dos tienen un gran potencial de crecimiento. El coronavirus, lógicamente, ha trastocado un poco la evolución de esta parte tan importante del universo fitness,pero poco a poco las cosas se van poniendo en su sitio. La pésima gestión que han hecho las autoridades respecto a los gimnasios ha conllevado el cierre de muchos centros y ha puesto en peligro la continuidad de muchos otros. Por el tiempo que pasaron cerrados, porque apenas ha habido ayudas y,también,porque cuando se ha recuperado cierta normalidad, los gimnasios han seguido marcados con una cruz, con excesivas restricciones (sobre todo si las comparamos con otros sectores) y siempre con el miedo de volver a ser obligados a cerrar ante cualquier repunte. La “suerte”, si es que se puede hablar de suerte, es que en esta pandemia el deporte ha ganado un peso enorme, y aunque no sea a corto plazo, lo que sí parece evidente es que a medio y largo plazo los gimnasios van a ganar mucho protagonismo… y al fitness le vienen años muy buenos. Se está definiendo una nueva cultura del bienestar en la que el deporte tendrá un peso determinante y dentro de los deportes que más partido van a sacar de esta nueva cultura, el fitness estará entre el top 5 seguro. ESQUÍ El caso del esquí es muy diferente al de otros segmentos como el running o el bike. Éstos, a lo largo de los últimos años han tenido algún bache pero en general su comportamiento ha sido bastante bueno, con crecimientos considerables en el global de estos años. El esquí, sin embargo, es un caso aparte. Creció durante los 90 (mucho menos de los que algunos auguraban) pero en los últimos años ha caído en picado (con alguna temporada salvando los muebles). El motivo no hay que buscarlo sólo en un descenso de la cifra de practicantes ni en la competencia de otras modalidades. Ni siquiera en la crisis. Nuestro gran enemigo, quien realmente ha abierto los ojos al mundo de la nieve, ha sido el tiempo. Las cosas empezaron a ir mal a mediados de la primera década de este siglo. 2006 fue un año de

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