71 Hace tres décadas el pádel casi no existía en España. Y teniendo en cuenta eso, y dónde está hoy este deporte, parece obvio que estamos ante uno de los deportes que, porcentualmente, más ha crecido en estos 30 años. Probablemente el que más lo haya hecho. Y lo mejor de todo es que, pese a su espectacular crecimiento, sigue teniendo un margen de recorrido muy amplio... sobre todo si consolida su crecimiento internacional. empiece a buscar alternativas para “asaltar” otros mercados.Y de momento los intentos para posicionarse en otros países no han acabado de cuajar. La evolución del tenis en estos últimos años se puede resumir en dos frases. Batacazo por el auge del pádel y estabilidad tras recuperarse del golpe. No hay mucho más que añadir. Perdió mucho protagonismo en pro del pádel, es cierto, pero a día de hoy, y tras el revés de la crisis, la perdida de jugadores e instalaciones, está sumido en una estabilidad que muchos calificarían de bendita. La resistencia de este deporte, que parece esquivar muchos de los golpes que recibe,tiene mucho que ver con su base. No es un deporte de masas, pero sí es un deporte con mucha tradición en nuestro país, y aunque es relativamente caro –más por las instalaciones que por el material- ha construido una cultura que mantiene –y mantendrá- un volumen importante y sólido de practicantes. Como ha hecho en las dos últimas décadas. Además, gracias a los éxitos de los tenistas españoles ha ganado un peso mediático del que pocos deportes pueden presumir (y que el pádel ni tiene ni tendrá en muchos años) y eso, siempre, es una ayuda para construir escuela.Y aunque obviamente la cifra de practicantes no es la que se esperaba hace dos décadas, que este deporte siga teniendo una base sólida ya debe considerarse un éxito. Una base en la que, es cierto, que tienen mucho peso los jugadores jóvenes y los seniors y que, en cambio, flojea mucho en la franja media, un target mucho más atraído por el pádel, mucho más accesible. En cuanto al pádel, lo primero que hay que decir es que hace tres décadas no existía en España. Y teniendo en cuenta eso, y dónde está hoy el pádel, parece obvio que estamos ante uno de los deportes que, porcentualmente, más ha crecido en estos 30 años. Probablemente el que más lo haya hecho. Y lo mejor de todo es que, pese a su espectacular crecimiento, sigue teniendo un margen de recorrido muy amplio. Las cifras invitan al optimismo, es obvio, pero los castillos pueden desvanecerse de golpe si no se superan algunas de las barreras que tiene este deporte, especialmente su poca práctica más allá de España, Argentina y algún que otro país (algo que en los últimos años se ha empezado a “solucionar) y la exagerada lista de marcas que hay en el mercado: más de 200 actualmente. La historia del pádel es una historia de crecimiento. De practicantes y de oferta. A veces lógica y necesaria, a veces exagerada y dañina. Su crecimiento relativamente repentino conllevó un espectacular desembarco de las grandes marcas del tenis en este segmento.Todas, sin excepción –unas más rápido que otras- desarrollaron colecciones de pádel, y el segmento quedó dividido entre las marcas especializadas únicamente en pádel y aquellas cuya oferta cubría todo el segmento de los deportes de raqueta. Hasta aquí todo bien. Y lógico. El problema es que no tardaron en sumarse a la lista varias decenas de marcas sin tradición y que, con una política comercial dudosa –por ser suaves- reventaron el mercado e impidieron estructurarlo mínimamente para poder avanzar con ciertas garantías de transparencia. Que haya 200 marcas o más implica, sí o sí, una guerra sucia –entre estas marcas minoritarias y, también, con la participación de alguna no tan pequeña- que acaba afectando a todo el segmento.Y al final las cifras son tan contundentes como preocupantes: el pádel es el deporte con mayor índice de promociones. En cuanto a ganar mercados, la cosa es muy simple: podemos hablar de marcas, de comercio especializado, de competencia o de deslealtades, pero lo que es obvio es que el futuro del pádel pasa, sí o sí, por la internacionalización. Por muy
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