En esta última década las marcas nacionales se han puesto a la altura de las grandes multinacionales. En calidad de materiales, en diseño y, también, en imagen. Además, la madurez que ha alcanzado algún segmento y las crisis han obligado a las empresas a buscar nuevas vías de crecimiento, siendo la internacionalización la más lógica. España se abre al mundo sur de América), sino, también –o, sobre todo- en nuevos mercados emergentes, como China, India o Europa del Este. ¿Y el deporte? La historia de la marcas deportivas españolas en lo que respecta a su internacionalización ha sido, más o menos, la misma. Al principio, el Made in Spain era una losa difícil de arrastrar. La imagen que se tenía de ella no era muy diferente a la que ahora se tiene de algunos productos chinos. Mala calidad a un precio muy bajo. No importa demasiado si llevaban razón o no –en muchos casos, no-, pero era la imagen que se tenía y eso era lo que contaba. Pero poco a poco, sobre todo desde el momento en el que las marcas españolas comenzaron a ganar presencia en las grandes ferias internacionales (con la inestimable ayuda de Afydad), este concepto empezó a cambiar, y aunque las balanzas comerciales aún demuestran que las importaciones están por encima de las exportaciones, el cambio Es obvio que, históricamente España no ha destacado por ser un país exportador. Al contrario. Durante muchos años, especialmente desde mediados del siglo XX, fue considerado uno de los paraísos de la mano de obra barata. El dragón chino quedaba a años luz de muchas grandes economías europeas, que tampoco se atrevían a cruzar el mediterráneo y fabricar en el Norte de África. La Europa del Este estaba en guerra y sus economías estaban completamente desestabilizadas. Eran épocas en las que, o se producía en el país de origen, o se buscaban países cercanos. Bien comunicados por tierra, y donde la mano de obra fuera bastante más baja. En esas épocas España estaba todavía rota, en plena posguerra, y era fácil encontrar mano de obra barata. Muchas grandes compañías europeas desembarcaron en nuestro país y comenzaron a crecer a nivel mundial gracias a los bajos costes que les suponía fabricar aquí. Con este panorama, era prácticamente imposible que una empresa española pudiese ser competitiva en Europa o en el resto del mundo. La balanza entre exportaciones e importaciones estaba escandalosamente desequilibrada hacia el lado de las compras. Sumida en una compleja recuperación, la capacidad de innovación, de desarrollo y de expansión de las marcas nacionales estaba muy limitada. Y lo estuvo hasta las últimas décadas del siglo, una vez afianzada la democracia y con un país que poco a poco fue perdiendo distancia con el resto de Europa. Las empresas nacionales empezaron a creer en sus posibilidades y el mundo dejó de ver España como un país tercermundista en el que establecer parte de su producción. El turismo fue ganando fuerza y España empezó a darse a conocer al mundo. Su capacidad de desarrollo fue creciendo poco a poco y con ello su poder de internacionalización.Algunas empresas nacionales comenzaron a ganar terreno en Europa y en el resto del mundo y España poco a poco fue equilibrando la balanza entre exportaciones y importaciones. Fueron necesarios muchos años. Décadas. Pero hoy en día, la lista de marcas y de nombres españoles que están en boca de todo el mundo es espectacular. Los productos españoles son una referencia mundial, y al mismo ritmo que la sociedad española se ha modernizado, las empresas se han ido adaptando a la realidad europea y mundial, hasta el punto que hoy en día, en la mayoría de sectores, hay marcas españolas que pueden garantizar productos tan o más buenos como los de cualquier potencia mundial. Esta fuerza que ha adquirido la industria española ha permitido –y permite- a las empresas nacionales afrontar su internacionalización con más garantías de las que tenía no hace muchos años. Confianza, know How y, sobre todo, una calidad más que contrastada. Ese ha sido el secreto para ganar presencia, no sólo en los países donde tradicionalmente España ha exportado (especialmente Francia, Italia o algunas economías del ESPECIAL 300 52 INTERNACIONALIZACIÓN
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