39 ller” que todos creíamos que era en los años 90’s. Lamentablemente, este hecho no ha pasado desapercibido para ninguna cadena textil y todas han desarrollado líneas deportivas con más o menos tecnicidad al abrigo de esta tendencia. De hecho,esa senda es hoy perseguida por el conjunto del sector deportivo; desde las marcas, que incluso quieren ir más allá y convertirse en iconos de moda, hasta la última tienda. Todo el sector pretende aprovechar esta corriente favorable, olvidando, en muchos casos, el performance, una circunstancia repetida continuamente estos 30 años y que cada crisis o resbalón se encarga de revertir. Es evidente que es más sencillo vender los productos que son reclamados por la ola, pero es más sostenible y duradero trabajar el performance. Esta es la vieja dicotomía del sector en la que hay que saber surfear. Durante estos 30 años, el sector se ha profesionalizado. Las tiendas, desde las más modestas hasta las grandes cadenas han mejorado sus procesos, han incorporado herramientas informáticas y digitales para agilizar sus procedimientos y respuestas, han incorporado e-commerce,etc. Ciertamente el sector ha cumplido bastante bien en la incorporación de las nuevas tecnologías, aunque es evidente que hay espacio para la mejora. Este tiempo también ha servido para que los roles de algunos operadores se hayan desdibujado. Las marcas, principalmente las más grandes, han dejado de ser proveedores de las tiendas para ser, al mismo tiempo, competidores, contando con sus propias tiendas, incluso con sus propios outlets. Este hecho y la segmentación de producto que han hecho, hace que muchas veces sean sus tiendas y un puñado de partners los que disponen de un producto exclusivo, ese que es perseguido por los clientes, lo que ha generado enormes dificultades y movimientos entre las tiendas en el último lustro. VIEJAS COSTUMBRES Como digo,muchos son los cambios para que quepan en unas líneas más allá de los significativos. Especialización, concentración, nuevas tecnologías, penetración del textil de espíritu deportivo en el conjunto de la sociedad, nuevos competidores ya sean marcas o cadenas textiles, incremento de la práctica deportiva y cierto abandono del performance en pro de la facturación: estos serían para mí. las líneas más destacadas de la distribución deportiva hoy comparada con la de hace 30 años. Sin embargo, el sector también mantiene viejas costumbres ineficientes, y el ejemplo más claro es su aferramiento a las programaciones. Las marcas han decidido no agilizar sus procesos como si han hecho otros grandes grupos de ropa y calzado, y siguen manteniendo largos tiempos de espera entre la compra de producto a proveedores por parte de las tiendas y la demanda de los consumidores, provocando que el eslabón más débil de la cadena de suministro asuma unos riesgos enormes. Esto, ahora, tiene visos de cambiar y es que en cuando las marcas han necesitado de ajustar la oferta a las demandas de sus tiendas (online y offline) se han dado cuenta de las ineficacias de este modelo y de mantener interminables referencias cada temporada.Ambas situaciones solo aportan beneficios a las marcas,pero suponen una losa para las tiendas y una grave ineficiencia para el sector, que también compite con las grandes cadenas de textil y calzado por el vestido de cada día.Y lo hace en una situación de clara desventaja en este ámbito. En definitiva, el sector, hoy, se parece poco al de hace 30 años, aunque eso no es óbice para que la salud general del sector sea muy buena, gracias al crecimiento de la práctica deportiva y a la importancia que la salud ha adquirido en la vida de las personas, la cual es creciente, así como también a la penetración en el vestido y calzado cotidiano del espíritu deportivo. Lamentablemente esa buena salud no es extensible a todas las tiendas y operadores del sector, pues muchos se están viendo arrollados por las nuevas situaciones y condiciones, que se dirigen a una concentración que resta diversidad al consumidor, ya que lleva aparejada ineludiblemente una minoración de marcas y de referencias, así como de puntos de venta. Afortunadamente nuestros hijos adolescentes también son hoy asiduos visitantes de las tiendas de deporte y aunque, lamentablemente, el sector ha perdido un gran tejido de pequeñas tiendas y capilaridad, las tiendas siguen siendo visitadas con avidez por nuestros hijos, ya sea para vestirse “a la moda” o para comprar material para sus deportes. Porque nuestros hijos siguen practicando deporte y lo hacen con mayor amplitud y diversidad que nosotros. Además, el deporte ya no acaba con la adolescencia y cada vez es más común que los adultos practiquen algún deporte. Running, outdoor o ciclismo son hoy segmentos importantes de práctica deportiva pero también natación, deportes de raqueta u otros deportes de equipo, cuentan con un buen número de practicantes, que han venido a unirse al todopoderoso fútbol y otras prácticas más habituales hace tres décadas. 300 números de Tradesport después, podemos decir que 30 años no son nada, aunque las canas no indiquen lo mismo. Apuesto por otros 30 años de desarrollo del sector deportivo. Sin duda, hay margen y capacidad para el crecimiento. Aunque el sector goza de buena salud a nivel global, hay tiendas y operadores que lo están pasando muy mal, pues muchos se están viendo arrollados por las nuevas situaciones y condiciones, que se dirigen a una concentración que resta diversidad al consumidor, ya que lleva aparejada ineludiblemente una minoración de marcas y de referencias.
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