No debemos olvidar el impacto que la pandemia ha provocado en personas sedentarias, a las que el confinamiento y el teletrabajo ha incrementado sus niveles de inactividad física con los efectos nocivos que esto puede significar en su salud… y el coste sanitario derivado que puede suponer. A pesar del aporte de nuevos practicantes que la pandemia ha traído al deporte, en cuanto el sector ha recuperado una cierta normalidad pocas son las acciones que parecen poner su foco en la práctica de deporte para incrementar ventas artículo del mes Medidas huérfanas Por Carlos Grande Es una pena esta orfandad, pues podría ser un vehículo espectacular para la promoción del deporte de los casi 20 millones de afiliados a la Seguridad Social y de la que se podrían beneficiar todas las empresas (grandes, pequeñas y medianas) si se contarán con medidas decididas. Incluso, la ausencia de esta posibilidad, elimina el impresionante papel que puede desempeñar el entorno laboral en la promoción de actividad física entre los trabajadores mayores de 50 años que presentan un mayor riesgo de sufrir enfermedades crónicas y generalmente están más alejados de la práctica deportiva. En este sentido, no debemos olvidar el impacto que la pandemia ha provocado en personas sedentarias, a las que el confinamiento y el teletrabajo ha incrementado sus niveles de inactividad física con los efectos nocivos que esto puede significar en su salud… y el coste sanitario derivado que puede suponer. Por suerte, hay algunas entidades que quieren apostar por esta posibilidad como el Círculo de Empresarios, Grant Thornton, Gympass y el Instituto España se Mueve que han presentado el “Informe sobre estrategias de promoción de actividad física en el entorno laboral”, realizado por el Grupo de Investigación GENUD Toledo (Universidad de Castilla-La Mancha). Se trata de un estudio pionero en esta materia,que trata de contribuir al desarrollo de un entorno laboral más saludable que redunde en una mejora del bienestar y de la productividad en las empresas La gran mayoría de las estrategias de las marcas y de las tiendas, al menos de los principales retailers, están más centradas en la moda y el athleisure que en el performance y la práctica deportiva. A pesar del aporte de nuevos practicantes que la pandemia ha traído al deporte, en especial a todos aquellos que se practican al aire libre, en cuanto el sector ha recuperado una cierta normalidad pocas son las acciones que parecen poner su foco en la práctica de deporte para incrementar ventas. Es una pena, pues existen múltiples oportunidades para hacer crecer a los practicantes desde diversas perspectivas que pueden converger y generar sinergias, incluso tras el fuerte incremento experimentado por diversos deportes en el último año.Y hacer crecer los practicantes significa incrementar las ventas. Uno de los vectores que, desde mi punto de vista, podría ser importante en la promoción de la práctica deportiva es el entorno laboral. Resulta paradójico que no se hayan centrado más esfuerzos en esta posibilidad, si bien es cierto que este hecho es fruto, probablemente, de que son pocos los que han explorado este camino. Aunque es cierto que algún programa político de gobierno se ha referido a él en período electoral y que incluso, en algún momento, el Consejo Superior de Deportes ha intentado hacerle un guiño, esta posibilidad permanece escasa de defensores. Las tímidas voces para intentar introducir la promoción del deporte de los empleados en el diálogo social y los convenios colectivos, así como entre las posibles deducciones fiscales, están huérfanas de un apoyo decidido y de entidades que enarbolen esta bandera. Si el Consejo Superior de Deportes le ha dedicado un mínimo interés, tampoco las federaciones deportivas han trabajado en esta línea impulsando acciones que promuevan un cambio en las administraciones públicas en este sentido. Por el contrario, el CSD, sí parece interesado en promover la inversión de las empresas en deporte pero no para que hagan deporte sus plantillas -y que éstas sean más saludables-, sino para realizar sus acciones propias a través de su Fundación Deporte Joven y sus diversos programas entre los que está el apoyo al Deporte Base. Así se abre la posibilidad para las empresas de obtener beneficios fiscales para las aportaciones a título de donativo a estos programas, pero no para una apuesta por el deporte en el seno de la propia empresa. españolas, más allá del propio desarrollo psicosocial facilitado por la práctica deportiva. Entre sus conclusiones el dato más relevante es la falta de incentivos recibidos por parte de las administraciones públicas para la promoción de actividad física entre sus empleados, así como el interés mostrado por más del 50% de las empresas consultadas en recibirlos para poder implantar o mejorar la aplicación de estas estrategia. Como siempre, lamento que la falta de vertebración del sector, así como la falta de capacidad para pensar“out of the box” desde muchas partes del sector, lastre al mismo con ausencia de creatividad en cuanto a desarrollar acciones que puedan ser beneficiosas más allá de la próxima venta. En este sentido, creo que la industria del deporte de base, la de los clubs deportivos, los gimnasios, las tiendas de deporte, los licenciados en educación física, etc, cuenta con una rémora importante derivada de la pérdida de oportunidades continuas. Por desgracia, sólo entidades con una visión sectorial podrían desarrollar esta labor de promoción del deporte en la empresa y crear una plataforma que impulsara esta posibilidad con la participación de todos los agentes implicados, los cuales, muy probablemente, coincidirían en otras acciones y generarían sinergias diversas.
RkJQdWJsaXNoZXIy Njg1MjYx