La historia del gliss es una historia de altibajos. De éxitos y fracasos. Y casi siempre con la moda de por medio. Y casi siempre por culpa de las crisis.Y un buen ejemplo fue lo que paso en los últimos años de la primera década de ese siglo. Pese a que algunas de sus modalidades resistieron, la crisis de 2008 dio un revés sin precedentes a este segmento y todo el universo vinculado a los deportes de deslizamiento, tanto la parte más técnica como, sobre todo, la más vinculada al sportwear, se desplomó de golpe. Y como hemos dicho, la culpa fue de la moda. O, mejor dicho, de la estrecha relación que el gliss había tejido con la moda. Esa fue su perdición. Pero también fue su salvación cuando las cosas empezaron a cambiar y la moda recupero todo ese terreno que había perdido. Entonces el gliss volvió a coger ritmo. Y lo “bueno”, es que además de ganar peso con su vertiente más “moda”, también ganó practicantes. Lenta pero progresivamente. Y cambió el reparto del pastel, dando más protagonismo a marcas hasta entonces secundarias. La gran suerte del gliss es que jamás, ni entonces ni ahora con la pandemia, ha perdido su aura de “tendencia”. Pero volvamos a esas épocas “negras”, cuando el gliss murió de éxito. Porque de esa debacle se aprendió mucho.Y la crisis no fue el motivo, fue la gota que colmó el vaso. La tormenta que acabó de arrasarlo. Porque las cosas ya se habían empezado a torcer antes, cuando en pleno boom -porque lo hubo y fue espectacular- se construyeron estructuras sin pensar en los cimientos. Cuando se creyó que el gliss era invencible. Este universo creció espectacularmente cuando las cosas iban bien, impulsado, sobre todo, por el gran volumen de ventas que experimentó el llamado X-Wear y, La pandemia ha alterado el comportamiento de todos los segmentos. Primero, con un revés contundente que frenó en seco cualquier evolución.Y luego, tras el encierro, con un repunte espectacular de la práctica -y las ventas- del que se han beneficiado prácticamente todos los deportes. Y el gliss, que ya venia rodando muy fuerte, no ha sido una excepción. El paréntesis marzo-junio de 2020 ha sido eso, un paréntesis. Las cosas no han cambiado mucho tras los peores peses de la crisis sanitaria y el gliss sigue su ritmo como si nada. El textil, probablemente, se haya resentido más que otras categorías, como el calzado o el material duro, pero en términos globales, poco ha cambiado la situación en el último año. La práctica sigue su tendencia (crece poco a poco) y las ventas, donde la moda deportiva representa el gran volumen, avanzan como cabría esperar en cualquier crisis. Sea sanitaria o económica. en especial,el textil.El crecimiento que experimentaron las apenas 5 o 6 marcas que controlaban este universo fue de los más rápidos y fuertes que se recuerdan… pero también fue igual de rápida la caída. Las grandes multinacionales sacrificaron sin complejos ese halo de autenticidad en pro del volumen. Y convertidas en gigantes, en marcas excesivamente populares, su atractivo se desvaneció con la misma velocidad que lo hizo su capacidad de reaccionar. Se había construido un castillo, pero era de paja. Y la crisis fue como un huracán.Y arrasó con todo.Y para darse cuenta de ello basta con mirar donde están ahora –y en manos de quien- esas grandes marcas que copaban las ventas hace poco más de una década. Cuando creces mucho y ganas mucho sueles adecuar tu estructura a este crecimiento, y cuando las ventas caen en picado, hay que empezar a aligerar esta estructura.Y es cuando empiezan los despidos, los cierres de tienda o, directamente, la carrera por colocar la empresa a algún grupo de capital riesgo. Con la crisis superada y tras dejar en el camino a muchos comercios y a más de una marca, el gliss, como la moda, se recuperó.Y recuperó gran parte del terreno perdido. Y lo curioso es que no fueron las grandes marcas de este universo las que remaron con fuerza para volver a darle protagonismo: fueron, como hemos dicho, una amplia lista de marcas “secundarias”, muchas de ellas vinculadas al mundo del skate, que, sin renunciar a todo lo que tiene que ver con moda urbana (ahí está el volumen), mantuvieron -y siguen haciéndolo- ese halo de autenticidad del que hablábamos. LA MODA: UN ÁRBOL DE SOMBRA MUY CORTA La moda es peligrosa. Tentadora pero peligrosa. Puedes sacar mucho partido de ella pero también te puede dar muchos quebraderos de cabeza. Y eso es lo que le pasó al gliss. En un tiempo relativamente rápido, el llamado X-Wear se convirtió en una de las tendencias más potentes que ha visto el sector en toda su historia. Una moda.Y con muy poco de deporte.Y las tiendas no pudieron resistirse a esos cantos de sirena. Ese boom tuvo muy poco de deporte.El surf estaba de moda, pero no el deporte, sino la estética. Si nos dedicásemos a hablar del surf como deporte terminaríamos rápido el análisis (pese al crea fondo 88 GLISS Ganando velocidad
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