TradeSport 298 - Mayo 2021

El fútbol es,sin duda,el segmento estrella para las equipaciones. Este deporte vivía, antes de la pandemia -y volverá a este estado en unos meses- un momento de absoluta estabilidad, manteniendo siempre unas cifras de ventas muy altas, muy regulares y sin grandes descalabros.Y exactamente lo mismo pasa con las equipaciones, que en los últimos años no habían tenido espectaculares crecimientos, pero sí un comportamiento positivo. La gente sigue jugando al fútbol y, obviamente, tienen que equiparse. Para hacernos una idea de las cifras que puede llegar a mover este universo bastaría con repasar los datos federativos de, por ejemplo, el fútbol. Un análisis de los clubes (y colegios) y las licencias nos daría una idea bastante clara de la fuerza de este segmento. Además, habría que añadir la larguísima lista de liguillas amateur que se celebran en nuestro país y que, obviamente, tienen una incidencia directa en el global de las ventas de equipaciones. El fútbol monopoliza gran parte de las ventas, pero hay más deportes cuyo protagonismo en el subsegmento de las equipaciones es importante. El baloncesto, obviamente, es el segundo en la lista. La práctica, pandemia aparte, sigue siendo muy alta, sobre todo a nivel escolar, y las licencias poco tienen que envidiar a las del fútbol. Hay menos ligas amateurs, pero aun así los volúmenes son muy importantes. Al menos lo suficiente como para que todas las especialistas presten tanta atención a un deporte como al otro. Más allá del fútbol y el baloncesto, a distancia, deportes como el balonmano, el vóley o el hockey también necesitan equipaciones, y aunque en alguno de estos deportes ya depende de que alguna marca se superespecialice (muchas veces por tradición zonal), hay colecciones suficientes como para cubrir la demanda. El gran problema del universo de las equipaciones es que ese volumen tan alto es un caramelo para las marcas generalistas y para las extranjeras. Por eso en apenas una década la oferta se En este último año hemos escrito varios artículos en lo que hablábamos de las oportunidades que había conllevado la pandemia para nuestro sector. De lo mucho que habían crecido deportes como el running, el bike, el fitness, el pádel o algunas modalidades Outdoor. En practicantes y, también, en ventas. De los stocks agotados en muchos de estos deportes. Y de la nueva cultura del deporte que se estaba construyendo y que tan beneficiosa podía ser para el sector a medio y largo plazo. Y todo esto es una realidad indiscutible. Pero las monedas siempre tienen dos caras.Y cuando hay ganadores, también hay perdedores. Y probablemente el segmento que más haya perdido con la pandemia sea el de las equipaciones. Los deportes de equipo, otro de los grandes damnificados, han maquillado un poco el drama con el calzado no técnico o con las réplicas, pero las equipaciones frenaron en seco su evolución. Sobre todo, porque en la época de ventas, cuando el segmento se activa, las competiciones estaban paradas en la mayoría de comunidades.Y aunque la esperanza de que se retomasen tarde o temprano estaba allí, el encierro había dejado a los clubes completamente tiesos. Y sin dinero, no hay renovación de equipaciones. Así de simple. Así de trágico. 2020 será un año para olvidar para el universo de las equipaciones. Las grandes líderes de este segmento han sufrido importantes pérdidas, y aunque ahora, con el horizonte de la temporada 2021-2022 más cerca, y con cierta confianza de recuperar parte del terreno perdido, los ánimos están un poco mejor, todavía hay mucha cautela sobre cómo puede evolucionar el corto plazo. Las competiciones han vuelto, en todos los deportes y en todas las edades, pero una de las piezas clave en este segmento, los clubes, siguen cojeando. Y mucho. Tres meses -en el mejor de los casos- sin generar ingresos es una carga que no es fácil arrastrar. De hecho, muchos clubes han estado al filo del abismo y, para no caer en él, han reducido drásticamente sus gastos. Empezando por las equipaciones. Esta temporada extraña han tirado de armario, y todo apunta a que de cara a la próxima las cosas no van a cambiar mucho. Poco a poco se irán recuperando y eso, lógicamente, repercutirá en el segmento, pero eso es algo que se dará más a medio que a corto plazo. Y cuidado, cuando eso pase, es probable que el precio gane un poco más de peso en las decisiones de los clubes. Modo supervivencia. Eso sí, no estaría de más que la gente recordase esa máxima que dice: “la gente que se va por precio, acaba volviendo por servicio, pero quien se va por un mal servicio, no vuelve a ningún precio”. ANTES DE LA TORMENTA Lo hemos dicho antes. El universo de las equipaciones estaba en un buen momento antes del fatídico 12 de marzo de 2020. Resituándose, después de unos años complejos, con la guerra de precios marcando muchas agendas, pero acabando de definir muy bien los modelos y sus ventajas e inconvenientes. Es un segmento que, aunque parezca secundario, mueve un volumen de ventas espectacular y, pese a sus complejidades, siempre ha sido un pastel muy deseado por las marcas. No tiene el “ruido” que puedan tener running, bike, pádel, pero el volumen que mueve cada año (sobre todo si le sumamos las réplicas) no tiene nada que envidiarles a estos segmentos tan mediáticos. 77

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