TradeSport 297 - Abril 2021

El gran trabajo que están haciendo determinadas marcas, sobre todo algunas especializadas en mujer, está generando, otra vez, una muy buena demanda en el comercio deportivo (y en la moda). El boom de modalidades como el yoga, pilates o, en un plano más global, el llamado training, ha ayudado mucho a recuperar esta categoría en el canal deporte. 95 pil ventas se frenaron con la crisis, pero recuperaron el dinamismo con el buen momento que vivió el fitness en la prepandemia. Los clubes y los gimnasios alargaron el tiempo de renovación de los equipos, pero en los últimos años también se abrieron muchos centros y a nivel global la caída de las ventas no fue tan drástica como podría parecer. El boom del low cost seguramente se tradujo en una bajada en el precio medio de este tipo de aparatos, pero el volumen, en cambio, creció. Y las marcas supieron adaptarse a la perfección a esta nueva realidad. Con el coronavirus se dio un nuevo bache, porque evidentemente cuando los gimnasios lo pasan mal ello repercute en la compra de nueva maquinaria, pero aunque el corto plazo será complejo, es probable que este subsegmento vuelva a tener mucho dinamismo en unos meses, cuando se pierda el miedo a ir al gimnasio y cuando, sin este miedo y vacunados, se dé un más que probable boom de nuevos inscritos en estos centros. Mención aparte merece el home-fitness, con un brutal punto de inflexión en marzo-abril de 2020. Antes, durante algunos años, mantuvo una buena progresión. Algunos operadores especializados en la parte profesional no dudaron en apostar, también, por los aparatos domésticos, y este pequeño nicho de mercado creció en competencia al mismo ritmo que lo hacía en ventas. La subida del IVA no tuvo mucha incidencia en esta pequeña parcela del fitness, pero la crisis sí fue determinante. Una vez superada, eso sí, se recupero la dinámica positiva, porque, aunque pueda sonar a paradoja, la marcha del home-fitness siempre ha estado estrechamente ligada a la de los gimnasios. Y no nos referimos, ni mucho menos, a que cuando los segundos pierden clientes, sea el home-fitness quien los gane.Al contrario. Cuando los gimnasios han crecido, el home-fitness también lo ha hecho. Evidentemente hay gente que, para ahorrar, prefieren sacrificar cuotas de gimnasio y apostar por aparatos domésticos, pero por regla general, quienes apuestan en firme por estos aparatos –al menos por las gamas medias y altas- son quienes ya tienen una rutina de gimnasio o de entrenamiento. A diferencia de otros deportes, el problema del home-fitness no hay que buscarlo en la oferta. Todo lo contrario. Las marcas, pese al complejo entorno, no han dejado de evolucionar sus aparatos. Los cambios en apenas cinco años han sido brutales, y aunque es cierto que el precio medio también ha crecido, las prestaciones y los servicios que hoy ofrecen este tipo de aparatos justifican, casi siempre, la inversión. Otro tema, y ese ya es más complejo, es si quienes los compran acaban usándolos como pensaban. Pero más allá de esta reflexión, lo que es evidente es que la llegada del coronavirus ha revolucionado por completo este universo.Y lo ha hecho hasta el punto de que tanto marcas como tiendas no tardaron en romper stocks. Cuando el 13 de marzo no encerraron en casa la gente se volvió loca comprando este tipo de aparatos, y puesto que la venta online estaba permitida, en apenas uno o dos meses se agotaron las existencias. De todo tipo de aparatos y de todo tipo de gamas. Una auténtica locura.Y aunque el volumen de ventas de esos dos o tres meses probablemente se quede en algo puntual que difícilmente se repita si no hay confinamiento, sí se ha seguido manteniendo un cierto dinamismo cuando se han vuelto a llenar los almacenes de marcas y tiendas. Porque hay nuevos practicantes y, también, porque sigue habiendo cierto miedo a volver al gimnasio. No podemos finalizar este breve apartado sobre home-fitness sin hablar de un subsegmento que, sin estar estrechamente ligado a este universo, si

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