artículo del mes 44 Superleague Por Carlos Grande ca de la pérdida de interés del fútbol entre la juventud, ya que afirmó en sus declaraciones que entre los jóvenes de 14 y 24 años se está produciendo un abandono del fútbol porque les aburre frente a otros entretenimientos. Este hecho, sí supone, en mi opinión, un cambio de timón sustancial a medio y largo plazo, y mucho más preocupante que la coyuntura económica provocada por el COVID entre los equipos de futbol. TIEMPO DE CAMBIOS Todos conocemos el impacto y seguimiento entre los jóvenes de las redes sociales y otro tipo de entretenimientos ligados a internet, y su falta de interés sí puede hacer tambalearse, a medio plazo, la estructura futbolística que conocemos aunque hoy no podamos ni imaginarlo. En nuestro país contamos con un espectáculo/ entretenimiento aun latente, con siglos de historia, pero el cual vio caer drásticamente su interés ante el surgimiento de otros entretenimientos, en especial del futbol en la segunda mitad del siglo XX. Me refiero a los toros. Si alguien lo duda, no hay más que evaluar la geografía de las plazas de toros en España, y no hoy, sino hace un siglo. Ya entonces su número solo es superado por la red de centros de culto que posee la Iglesia. Es cierto que me indicaran el cambio cultural de la sociedad y el cambio de conciencia respecto al maltrato animal en especial desde finales del siglo XX. Siendo cierto este hecho, no debemos obviar una serie de datos objetivos que explican su declinar de manera independiente a este cambio cultural y que puede poner sobre aviso ante el peligro de afirmación de Florentino Pérez. En 1914 se contabilizan casi diez millones de asistentes a los espectáculos taurinos,una cifra similar a 23 millones de asistentes en la España de hoy. Sin duda la segunda mitad del siglo XX supuso la explosión del fútbol y el declinar de los toros de nuestro país, pero hasta los años sesenta, el sueño español del triunfo era el traje de luces, y fue entonces cuando cambió de Manolete a Kubala o Di Stefano. Hoy podemos atisbar nuevos paradigmas aún a pesar de la fuerza que aún sostienen Cristiano o Messi. Durante décadas el mundo de los toreros se sublimó como una nueva religión con sus ídolos gracias al periodismo. Estos eran admirados y envidiados por su riqueza y ostentosidad y son convertidos en referentes de vida para muchos, de modo similar a lo que hasta hoy son los futbolistas Este mes hemos asistido al vertiginoso ascenso y caída de la Superleague. 12 de los clubes de fútbol más poderosos de Europa habían decidido generar una liga propia al margen de las instituciones futbolísticas intentando un nuevo diseño que asegurará el crecimiento de sus ingresos ante los efectos económicos que la pandemia ha producido en los mismos. En un par de días, y debido a la presión ejercida por muchos de los seguidores de los propios equipos, en especial de los 6 equipos ingleses, y también por los propias instituciones del fútbol y gobiernos nacionales el proyecto ha sido abandonado por la casi totalidad de sus miembros. Mas allá del fracaso, probablemente temporal del proyecto, podemos identificar como también el deporte está siendo colonizado por el despotismo ilustrado, por ese gobernar para el pueblo pero sin el pueblo, la estructura vertical y clasista. Ciertamente, la industria deportiva no ha sido sorprendida por el anuncio, aunque sí por el fracaso. La distribución deportiva ya ha sufrido en sus carnes esa desfachatez ética y estética, la creación de clubes exclusivos desde las más altas esferas decidiendo quién participa o no en el juego de la distribución. Tampoco es un efecto exclusivo del deporte, es la consecuencia de los tiempos que vivimos, donde el poder de unos pocos abre una brecha enorme de desigualdad y convierte al resto en súbditos, a los que se les obliga a soportar las condiciones más duras y, además hacer las genuflexiones necesarias para seguir optando a las migajas. Muchas veces esos clubes exclusivos están provocados por aves de paso, jerarcas que no suelen permanecer en las empresas. Llegan dan una vuelta de tuerca para maximizar el beneficio durante su reinado,sin importar efectos y consecuencias, recogen beneficios y a otra cosa. Mientras la industria, las tiendas, el tejido industrial y profesional sufre sus efectos y en muchos casos está narcotizado por las luces de colores de los reyes. En esta ocasión, las élites, los poderosos tuvieron que retroceder, sin embargo no es el escenario habitual cómo bien es conocido en la distribución deportiva, aunque es cierto que tampoco desde el sector se ha presentado mucha oposición o respuesta a los planes que han ido diseñando para el sector. Volviendo a la fallida Superleague, y al futbol, lo más relevante de todo el revuelo es si es cierta la afirmación del Presidente de la Superleague acerTodos conocemos el impacto y seguimiento entre los jóvenes de las redes sociales y otro tipo de entretenimientos ligados a internet. Y esta falta de interés sí puede hacer tambalearse, a medio plazo, la estructura futbolística que conocemos La distribución deportiva ya ha sufrido en sus carnes esa desfachatez ética y estética por parte de las “elites”: desde hace años hemos asistido a la creación de clubes exclusivos, desde las más altas esferas, en los que de decidía quién participa o no en el juego de la distribución. en nuestra sociedad. Como el fútbol,los toros llevaron aparejado el surgimiento y expansión de un periodismo propio. Antes de comenzar el siglo XX se contabilizaban en torno a 150 periódicos taurinos. Ningún sector social, político o económico había generado hasta entonces -y no lo hará en el futuro-, un volumen similar de medios de comunicación. El propio Miguel de Unamuno se preguntaba en 1936 si los toros eran una fiesta nacional o popular. Esta doble condición de fiesta popular y espectáculo institucionalizado, es perfectamente identificable en el fútbol en nuestros días. El fútbol, nadie lo puede dudar, es el espectáculo de masas más determinante e influyente de nuestro tiempo. No solo es un gran negocio que mueve cifras millonarias, sino que es un espectáculo que atrae e interesa a una buena parte de la humanidad, pero es un entretenimiento que en su día lo ocuparon los toros en nuestro país y, aunque hoy parezca inimaginable para el fútbol, declinó ante el impacto de un nuevo entretenimeinto. Desconocemos cuál será el futuro del fútbol, aunque parece bastante posible caminar hacia una superliga europea independientemente de los efectos que produzca en las ligas nacionales o los equipos menores, pero de lo que sí podemos tener certeza es de la cita de Heráclito, “Todo cambia, nada permanece”.
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