a fondo 52 Y esa meta podría ser, perfectamente, alcanzar el nivel de hace 10 años, cuando se alcanzó el pico en ventas de estos últimos 20 años. Antes de que el pádel diera el estirón y centrase todas las miradas de clubes, promotores inmobiliarios y, sobre todo, tiendas. ¿Podemos alcanzar ese nivel? Si, pero rápido no va a ser. Puede que poco a poco el tenis vaya afianzando su posición y ganando terreno. Es difícil saber, aún, como sale este deporte de la pandemia, pero es más probable que haya logrado algún repunte que no que haya retrocedido un poco. Prácticamente todos los deportes han salido ganando -el pádel de manera considerable- así que es mejor ser optimistas y pensar que este 2020 será el primero de una serie de buenos años. En esta nueva cultura deportiva el tenis tiene cosas que decir. Pocas, pero suficientes como para ir subiendo escaleras poco a poco. Lo bueno del tenis, lo hemos dicho, es que ha sabido entender cuáles son sus límites. Y lo ha hecho, además, con un mercado perfectamente ordenado, controlado y bastante “legal”. Todos los males que sufre el pádel, no los tiene el tenis, seguramente porque la oferta (y la demanda) es muy inferior, y eso ayuda a que la estabilidad no implique deslealtades. Se sabe cómo es el mercado, se sabe hasta donde se puede llegar, y se trabaja acorde con estas limitaciones. Y ese es un logro del que no pueden presumir muchos segmentos. Ninguno de los que está en auge. Y así, con esta filosofía, con este conocimiento del terreno de juego y de sus reglas, el tenis avanza sin sobresaltos, mirando lo que perdió, quizás, pero también agradeciendo lo que le queda por recorrer. Cuando a uno le dan por muerto, lo que se vive se valora mucho más. Ahora, la salud del tenis dependerá básicamente de la capacidad que tengan clubes y marcas de mantener viva esa cultura del tenis que tradicionalmente ha sido tan fuerte en nuestro país. En cuanto a las marcas, poco que decir. En un mercado cada vez más estable y maduro, con una cifra de practicantes que apenas varia, las cuotas no van a cambiar mucho, y menos en un deporte donde el jugador suele ser tan fiel a la marca. La tecnología, la innovación, será el gran valor añadido tanto para intentar que los jugadores cambien de marca como, sobre todo, para que quienes ya juegan con una marca, decidan renovar su material. Las marcas están haciendo un muy buen trabajo a nivel de innovación y el estatus que tiene este deporte en algunos de los grandes mercados mundiales es una garantía de que las marcas van a seguir apostando muy fuerte por este desarrollo como grandes argumentos de venta. Por no hablar de lo que pagan a las grandes estrellas de este deporte y que, obviamente, esperan recuperar con ventas. Ni siquiera un más que previsible boom del pádel a nivel internacional puede alterar el peso que tiene este deporte en las estrategias de las grandes de la raqueta. Finalmente, respecto a las tiendas, poco que decir. Lo más normal es que las cosas no cambien lo más mínimo en los próximos meses. El tenis seguirá teniendo una presencia importante en grandes cadenas (especialmente en Decathlon, que controla más del 25% de las ventas en unidades), algunas multideporte que, por ubicación o por tradición, seguirán dándole un espacio importante a este deporte, y las especialistas en deportes de raqueta, aunque ahora den la mayor parte de su espacio al pádel, mantendrán su cuota de tenis por imagen y, obviamente, porque es un segmento interesante en volúmenes. El tenis es un deporte que engancha, y quienes lo han jugado desde pequeños, y más si están en un club, es poco probable que dejen de hacerlo nunca. Quizás con menos regularidad, quizás combinándolo con el pádel, pero el tenis es un deporte cuya base es tremendamente fiel y seguramente a lo peor a lo que se ha enfrentado estos últimos años haya sido el ruido mediático que ha hecho el pádel.
RkJQdWJsaXNoZXIy Njg1MjYx