TradeSport 296 - Marzo 2021

El segmento ha asumido su rol y sus dimensiones, y vive a un ritmo estable, completamente ajeno -ahora sí-, a lo que haga o deje de hacer el pádel. Es cierto que se ha perdido cierto protagonismo en pro del pádel, pero se ha conseguido construir un mercado muy definido, ordenado… y “legal”. Calma... despues de la tormenta a fondo 50 ESPECIAL TENIS Cuando el pádel empezó a despegar en serio, muchos fueron los que auguraron el fín de los días para el tenis. Los clubes convertían sus pistas de tenis en canchas de pádel al mismo ritmo vertiginoso que la práctica crecía. La rentabilidad y el tirón eran considerablemente mayores y los gestores de clubes, o los promotores inmobiliarios, pocas dudas tenía sobre a qué deporte había que apostarlo todo. De ser el hermano mayor, el tenis pasó a ser una especie de pariente lejano al que se le ha robado todo el protagonismo y se deja morir lenta y sibilinamente. Pero no, el tenis no estaba muriendo,Tampoco estaba de “parranda”. Un bache, solo eso.Y ni siquiera de identidad. Ni de practicantes. Más bien de imagen. De proyección. Porque el tenis, pese al protagonismo del pádel, apenas ha perdido practicantes. Muchos han probado el pádel, eso es obvio, pero muy pocos han cambiado uno por otro. Como mucho los alternan. Pero el tenis, que siempre ha sido un deporte muy de club, de familia, de tradición, es un deporte que engancha, y quienes lo han jugado desde pequeños, y más si están en un club, es poco probable que dejen de hacerlo nunca. Quizás con menos regularidad, quizás combinándolo con el pádel, pero el tenis es un deporte cuya base es tremendamente fiel y lo único a lo que se ha enfrentado estos últimos años es al ruido mediático que ha hecho el pádel. Y si, evidentemente le ha afectado, evidentemente las ventas pueden haber caído, pero eso ha servido para que segmento, como le ha pasado a tantos otros, se haya resituado y redimensionado. El gran problema del tenis nunca ha sido el pádel, sino más bien el potencial que en su día se le dio y que estaba muy alejado de la realidad. Como pasó con el esquí. Esperar mucho y no conseguirlo más que un fracaso es un error de cálculo.Y ahora, que el tenis sabe dónde está y a donde puede llegar, las cosas son muy diferentes. El tenis, lo hemos dicho en muchas ocasiones, es un deporte que se sostiene por la base, por los jugadores de club, y aunque muchos de esos clubes hayan sacrificado pistas en beneficio del pádel, esa base sigue allí y, además, es muy difícil que se mueva. Tanto por arriba como por abajo. La pérdida de practicantes no ha sido, ni mucho menos, tan dramática como muchos creen, pero tampoco es fácil que este deporte logre grandes repuntes. Madurez, estabilidad y, si tuviéramos que apostar, probablemente es más probable que vaya creciendo muy poco a poco. El segmento ha asumido su rol y sus dimensiones, y vive a un ritmo estable, completamente ajeno, ahora sí, a lo que haga o deje de hacer el pádel. Como hemos dicho antes, se ha perdido mucho protagonismo en pro del pádel, pero se ha conseguido construir un mercado muy definido, ordenado… y “legal”. Un mercado donde no es precisamente fácil entrar. O no tanto como el del pádel. Una vez definido su margen de crecimiento objetivo, habiendo asumido que el perfil de jugador potencial de tenis y pádel tiene muy poco o nada que ver, el tenis ha entrado en una fase de absoluta estabilidad, en la que no crece, pero resiste. Una resistencia que se justifica, repetimos, con la base, con los jugadores habituales. De club. Y es esta cultura de club, y poco más, lo que ayuda Se sabe cómo es el mercado, se sabe hasta dónde se puede llegar, y se trabaja con estas limitaciones. Y eso es algo de lo que no pueden presumir muchos segmentos

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