TradeSport 290 - Septiembre 2020

pádel 86 rra de precios que hay, todavía, en el pádel. Las cosas se van calmando. A costa de cierres, obviamente. Y algunos ilustres. Y muchos que no han salido en los medios. Poco a poco la red especialista se está racionalizando.La lógica impone que, más allá de estas grandes superficies y de los muchos comercios multideporte multiespecialistas que se han volcado en esta modalidad (y que controlan una cuota importante del pastel), sean las tiendas especialistas –físicas y sobre todo online- quienes vayan ganando terreno. Los comercios especialistas online nacionales sin tiendas físicas seguirán ganando peso, como también lo harán las llamadas Pro-shops. Su crecimiento reflejará, todavía más, la gran problemática a la que se enfrenta el comercio físico frente a estos operadores debido, principalmente, a la gran saturación de la oferta, con más de 150 marcas operando en un mercado todavía pequeño y poco maduro, y con una fuerte presión de la multitud de marcas que buscan poderse hacer un hueco en la venta sell-in. EL MADE IN SPAIN (O EUROPA) GANA FUERZA El pádel no es ajeno a una tendencia que en estos últimos años se impone con relativa fuerza: las marcas están acercando la producción e, incluso, apostando por controlar-la totalmente, bien con fábricas propias bien con fabricas externas con las que trabajan en exclusividad. Hacer palas de pádel es fácil. Otro tema es hacerlas bien. O muy bien. Irse a una fábrica del sudeste asiático -lo habitual cuando el pádel empezó a despegar- es fácil y cualquiera puede hacerlo.Pero eso implica problemas de servicio, de control de calidad, de programación y, sobre todo, de diferenciación. Ahora las cosas han cambiado bastante. Las marcas han entendido que en un segmento tan competitivo y, donde los cambios que deberían darse no se dan, uno de los cambios que pueden ayudarles a diferenciarse tiene que ver mucho con la fabricación. Con recuperar el control de lo que producen. Y esta es la razón que está empujando a muchas marcas a impulsar sus propias fábricas (aquí o fuera) o a confiar en fabricantes muy especializados y exclusivos. Mayor control, mejor servicio. Los costes pueden subir, es cierto, pero las gamas medias y altas tienen una muy buena demanda y esta apuesta por recuperar el control de la fabricación está más que justificada. Algunas marcas siguen fabricando sus gamas bajas -si las tienen- en Asia, porque su coste no justifica fabricarlas más cerca, pero para las palas de gama media-alta y alta, la tendencia es apostar por un mayor control, y eso casi siempre implica tener la producción aquí. Y si aún se apuesta por tenerla allí (porque sigue habiendo muy buenos fabricantes), hay que elegir bien los socios y estar muy encima del producto, controlando la producción y las posibles (y habituales) reinterpretaciones (por decirlo de alguna manera) que otras marcas puedan hacer de las innovaciones que uno haga. OPTIMISMO… CUANDO PASE LA TORMENTA El horizonte del pádel, hoy por hoy, invita bastante al optimismo. El Covid ha sido un paréntesis inesperado, pero a medida que esta crisis sanitario-económica mejore, el pádel recuperará su dinamismo.Y si es así, en gran parte es porque la práctica va al alza. Y porque, aunque sea poco a poco, este deporte sigue ganando adeptos fuera de nuestras fronteras. El ritmo de internacionalización quizás no sea el esperado, pero sí es mejor que el de hace cuatro o cinco años.Y lo lógico es que cada vez su expansión sea más rápida. Esta asignatura, poco a poco, la vamos aprobando. Otro tema es sí conseguiremos reordenar el mercado interno.Mientras haya 200 marcas poco se podrán mejorar las cosas. La realidad de un mercado todavía muy limitado (en territorio) empuja a muchas empresas -marcas y tiendas- a operar en modo supervivencia, dejando a un lado, a veces, ciertas reglas de cortesía (por ser suaves). Y las cosas no cambiarán mientras unos y otros se retroalimenten. O mientras ciertas prácticas no se arraiguen.Y no lo harán porque hay quien sigue metiendo carbón al fuego.Y sí, es verdad que, a la larga, muy a la larga, los que peor parados saldrán de la guerra son los más débiles (sobre todo fuera de nuestras fronteras), y que de estas 200 marcas puede que desaparezcan 150, pero eso no quita que, en el camino, las grandes, las que han sostenido y sostienen el pádel, sigan sufriendo daños colaterales.Aun gracias que, estando como está el sector, estas marcas sigan luchando por el pádel como lo están haciendo. En esta lucha, a corto y medio plazo también puede -y debe- tener un papel importante el nuevo clúster internacional que se ha impulsado en estos últimos meses. Después de algunos intentos fallidos para que marcas, distribuidores, instaladores y todo tipo de operadores fueran, juntos, hacia una misma dirección parece que ahora el pádel sí está dispuesto a sumar fuerzas.Y sumarlas con todos aquellos que pueden ayudar a sanear y reforzar este universo. No será ni fácil ni rápido, pero hay predisposición.Y eso ya es un gran primer paso. Ganar presencia internacional también es un buen camino para depurar el mercado nacional. Al fin y al cabo, solo las marcas realmente implicadas desde hace tiempo en este deporte, (sean especialistas o vengan del mundo de la raqueta) tienen capacidad real para plantearse operar fuera de España.

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