pádel 84 A pesar de que la salud del pádel a nivel de practicantes, instalaciones y ventas es buena -vuelve a serlo-, también es evidente que este deporte tiene una serie de asignaturas pendientes que, sí o sí, debe corregir. Juego clave con tanta marca (cada vez menos, pero todavía demasiadas), irá a más. ACELERAR LA REESTRUCTURACIÓN El gran problema del pádel es, y siempre ha sido, que cualquiera puede lanzar una colección de palas. Sin ningún tipo de conocimiento. Basta con fabricar una pequeña colección (en Asia, en Europa o, incluso, en España) y colocarla. Sin más. Y así, sin apenas esfuerzo, solo con una pequeña inversión, ya tenemos otra marca llenando maleteros y tiendas online con precios reventados.Y sí, al final representan un porcentaje muy pequeño de las ventas, pero ese porcentaje, si sumamos todas esas marcas “oportunistas”, ya no es tan pequeño, y acaba haciendo bastante daño a todas esas marcas serias, con I+D en su ADN, que llevan El pádel encara un momento clave del partido. Y toca atacar.Toca dar un paso al frente y acabar lo que hace algunos años se empezó. Hay que reestructurar el mercado interno y, sobre todo, hay que salir fuera y conseguir que el pádel gane protagonismo en cuantos más mercados mejor. Son dos retos importantes que hace años que se persiguen y, aunque poco a poco, se van logrando. No es fácil, y menos después de haber llegado a un punto en el que la exagerada sobreoferta de marcas y el lógico frenazo a la evolución de practicantes y ventas de los últimos años hizo sonar las alarmas. Aun así, a estas alturas sigue siendo indiscutible que el pádel es uno de los deportes más dinámicos del sector. Y con mayor margen de crecimiento. La cifra de practicantes sigue subiendo (más pausadamente, como era previsible), los clubes siguen apostando por este deporte con más pistas y las ventas, pese a algunos cierres sonados que pueden confundir, siguen al alza.“Simplemente”, se crece menos que antes. El maldito Covid, obviamente, ha cambiado radicalmente la dinámica de este deporte, que había arrancado 2020 con muy buen ritmo, recuperando sensaciones.Ahora, con las pistas abiertas de nuevo -no sin polémica-, el pádel vuelve a coger un buen ritmo. El problema es que, a pesar de que la salud del pádel a nivel de practicantes, instalaciones y ventas es buena -vuelve a serlo-, también es evidente que este deporte tiene una serie de asignaturas pendientes que, sí o sí, debe corregir. Por suerte, como hemos dicho infinidad de veces, dar ese paso al frente depende mucho del propio sector. En cualquier caso, ni en el peor de los escenarios el pádel parece en vías de extinción. El pádel goza de una salud lo suficientemente fuerte como para que su “supervivencia” no dependa sólo de la internacionalización. Su fuerza a nivel interno, en España, es suficiente como para que se mantenga como uno de los deportes con más peso del sector durante muchos años. Al final, quien sufre las consecuencias de no salir de nuestras fronteras no son los practicantes, sino las marcas. Y probablemente las tiendas. Porque si la batalla solo es a nivel interno, es obvio que la guerra de precios, años volcando muchos esfuerzos para consolidarse y, sobre todo, para afianzar el pádel como un deporte de futuro y no solo de presente. Así está el mercado. La realidad del mercado empuja a muchas empresas -marcas y tiendas- a operar en modo supervivencia, dejando a un lado, a veces, ciertas reglas de cortesía (por ser suaves). Y las cosas no cambiarán mientras unos y otros se retroalimenten. O mientras ciertas prácticas no se arraiguen.Y no lo harán porque hay quien sigue metiendo carbón al fuego. Y sí, es verdad que, a la larga, muy a la larga, los que peor parados saldrán de la guerra son los más débiles, y que de estas 200 marcas puede que desaparezcan 150, pero eso no quita en el camino, las grandes, las que han sostenido y sostienen el pádel, van a sufrir daños colateraDespués de unos meses complicados, y esperando que no se repitan, el pádel vuelve a coger ritmo. Y sigue resituándose. El fuerte crecimiento experimentado en la última década, pese a algunos altibajos, no ha sido fácil de gestionar, y aunque su potencial parece intacto, su futuro genera muchas dudas si no acaba de reordenarse internamente y si no gana más presencia fuera de nuestras fronteras. Este final de 2020 y, sobre todo, 2021, pueden ser dos años clave para el futuro de un deporte que, siendo maduro en España, tiene un enorme margen de crecimiento a nivel internacional.
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