En un contexto tan complejo como el que vivimos ahora, con la incertidumbre de hacía donde nos lleva la maldita Covid-19, y con la amenaza de un nuevo confinamiento (parcial o total), determinadas modalidades deportivas están ganando protagonismo. Y una de ellas, la más destacable junto al bike, es el running, que después de una época de “bajón”, ha vuelo a ganar dinamismo. Sobre todo desde que la famosa vuelta a la normalidad permitió a los españoles, después de casi tres meses de encierro, volver a la calle. Las crisis, casi siempre, acaban teniendo un impacto positivo en el sector. Al menos en la vertiente más atlética. El deporte, en contextos económicos convulsos suele convertirse en una de las mejores válvulas de escape, y si bien es cierto que una parte muy importante del sector se ve afectada por la caída en el poder de adquisición o por el ahorro, hay otra parte, la del material técnico de determinados deportes que, salvo excepciones, suele ganar cuota cuando las cosas se tuercen. Y en la lista de modalidades que suman repuntes de práctica y de venta cuando el rio baja revuelto, el running es, casi siempre, el que ocupa el primer lugar. Le evolución del running en los últimos años ha sido como una carrera de larga distancia.Y la estrategia, en algunos momentos, no ha sido la más adecuada. Se subió demasiado el ritmo antes de lo deseable, sin pensar que la meta, todavía, estaba lejos.Y claro, llegó el temido“muro”.Antes de lo esperado. Las piernas empezaron a fallar y el running no tuvo más remedio que bajar el ritmo.Y las cosas, poco a poco, se van poniendo en su sitio. O así era hasta que arrancó la crisis del COVID-19. Crecer rápido, como correr rápido, no siempre es bueno. Hay que saber muy bien cuáles son los límites y cuál es el ritmo más adecuado para seguir en pie. Hay carreras en las que lo importante no es llegar cuanto antes, sino lo más lejos posible. Y el running, después de acelerar en exceso, entendió (aunque sea a base de sustos) que subir de pulsaciones puede ser peligroso. 2017 y 2018 fueron años de transición, de resituarse, de redimensionarse. De aceptar, sobre todo, que, aunque el running estaba muy vivo a nivel de practicantes (algo en lo que muchos no confiaban), la oferta, en marcas y tiendas, tenía que seguir depurándose. El crecimiento experimentado por este deporte durante varios años fue, simplemente, espectacular. Pero también fue descontrolado. La lógica de los ciclos, de la que nadie ni nada se salva, y mucho menos las modas, ya hacía presagiar un frenazo brusco. Y así fue. Y lo más paradójico es que ese retroceso no se dio como consecuencia de una caída de la práctica, como había sucedido hace años en algunos deportes, sino más bien por una pésima gestión del éxito por parte de marcas y tiendas. La demanda era buena, pero la oferta era exageradamente alta. Y cuando eso pasa, es inevitable que la guerra de precios se acentúe. 2019 fue un año “extraño”. De consolidar esa reestructuración. De entender porque en un contexto donde el running seguía siendo uno de los deportes más practicados por los españoles, el segmento seguía sufriendo. Fue un año de seguir buscando una respuesta lógica y, sobre todo, medida, a la demanda. Y de esforzarse para generar más demanda mientras la selección natural seguía su curso. En estos años de transición, la clave ha sido entender el running, no como una moda o un segmento fácilmente explotable, sino como un universo sólido, fuerte, con identidad y mucho más maduro a fondo RUNNING Ganando ritmo de lo que muchos creen. Un segmento que tiene, todavía, mucho recorrido. Y más ahora que ha quedado claro, por culpa del maldito virus, que la práctica sigue en niveles muy buenos y que muchos corredores han incorporado este deporte a sus hábitos, a su rutina. A estas alturas, y gracias sobre todo a los cambios que conllevan las crisis, hay una base muy sólida de corredores que sigue creciendo año tras año y que,obviamente,asegura un buen volumen de ventas. A corto y medio plazo, con el panorama que tenemos, el running es y seguirá siendo uno de los deportes más dinámicos del sector. Otro tema es como evoluciona el comercio, todavía sobredimensionado.Y también hay que estar muy atentos a los cambios que se están dando y se darán en el reparto de poderes, tanto entre marcas como, especialmente, entre tiendas. Las cosas han cambiado mucho en los últimos meses… y aunque es obvio que las ventas han crecido, también es evidente que ha cambiado mucho quién, cómo y dónde se compra. Sigue habiendo demasiadas tiendas especialistas (sobre todo teniendo en cuenta el peso de esta modalidad en muchas multideporte), las marcas están apostando fuerte por sus tiendas propias y, encima, el coronavirus ha hecho que el online haya avanzado en 3 meses lo que hubiera avanzado en 5 años. Las marcas puede que apenas noten estos cambios, porque venderse, se vende, pero es obvio que el comercio físico se enfrenta a muchos retos en los próximos meses… 47
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