Jaume Ferrer Editor jferrer@tradesport.com La que se avecina A pesar de todo... No seré yo quien peque de pesimismo. Nunca he sido alarmista e intentaré que así siga siendo. Pero dicho esto, es obvio que a veces no está de más avisar a los demás cuando se avecina una tormenta. Sobre todo, a los que disfrutan del sol como si nada pudiera cambiar. La situación actual es muy compleja. Por lo sanitario y, sobre todo, por lo económico. Lo de la mascarilla, a estas alturas, es más que llevadero, y el día a día no deja de ser muy diferente de cómo era antes de que el coronavirus sacudiera al mundo entero. Quizás viajemos menos, quizás hayamos cambiado ciertos hábitos de compra para evitar según que tiendas, pero la vida ha vuelto a la normalidad.Y ya tocaba. Pero en esta aparente normalidad, sobrevuela sobre nosotros, como un buitre hambriento, un nuevo confinamiento. Parcial o total, poco importa. En algunas comunidades, a estas alturas, ya se han llevado a cabo, y aunque por ahora esos encierros apenas han parado la economía en esas zonas (como mucho hay limites de horarios y aforo), el riesgo de que la cosa vaya a peor y el confinamiento sea más radical está ahí. Y por mucho que se hagan equilibrios para que la rueda no vuelva a parar, la posibilidad de que el país, o algunas de sus zonas, vuelva a la casilla de salida (13 de marzo) es cada vez más alta. Pero más allá de lo que pueda suceder en las próximas semanas-meses, es evidente que el presente tampoco invita en exceso al optimismo.Al contrario. El deporte puede que viva en una especie de burbuja porque, al fin y al cabo, los datos (globales) indican que las ventas son bastante dinámicas, pero fuera, en el mundo “real”, la situación es bastante alarmante. Hace unos días corría por las redes un vídeo que refleja perfectamente lo preocupante de la situación actual. En una zona relativamente comercial de Barcelona, hasta 9 locales contiguos tenían el cartel de En Traspaso. Locales que hasta principios de marzo, con más o con menos dificultades, estaban abiertos.Y esa es la realidad de muchas grandes ciudades. Muchos comercios no han superado el coronavirus. Y otros muchos, que sí lo han hecho, puede que no lleguen a final de año. La CEC, por ejemplo, estima que 2020 acabará con un 30% menos de comercios que 2019. Casi nada. Y el problema es que las perspectivas para 2021 son todo menos buenas. Un PIB en caída libre, una caída en picado del poder adquisitivo de los españoles, menos acceso al crédito, un paro disparado… Y sí, en ese contexto, puede que el deporte se sienta cómodo. Las crisis siempre han sido buenas aliadas porque la actividad deportiva se convierte en la gran válvula de escape, los índices de práctica se disparan y, en mayor o menor medida, las ventas siguen dinámicas. Pero aún así, haríamos bien de no confiarnos y tener claro que vienen meses muy duros. Que los cierres, en nuestro sector, se van a disparar. Y que no todo el mundo podrá pescar en rio revuelto. De hecho, lo harán los de siempre. Y puede que algún grande también acabe cayendo. Sobre todo, si las grandes marcas siguen con su estrategia de reducir clientes y potenciar sus propios canales. El sol del verano no debe hacernos olvidar que estamos aún en plena tormenta.Y el invierno será frio para todos. Para todos.A estas alturas sobra decir que, en este contexto, será clave la comunicación y la colaboración entre marcas y tiendas. Los meses de confinamiento, salvo excepciones, no han sido precisamente un ejemplo de empatía, pero siempre estamos a tiempo de rectificar. Porque al final, aunque quienes sufren sean los pequeños, los grandes lo acaban pagando. Las crisis, sean de la índole que sean, también ofrecen oportunidades. Es fácil decirlo, y suele ser la cantinela de quienes intentan levantar los ánimos en tiempos difíciles. Y a algunos, no nos engañemos, este tipo de afirmaciones les molesta más que les ayuda.No siempre es fácil que te pinten océanos azules cuando tienes una tormenta encima. Oportunidades, haberlas, haylas. Siempre. El tema es que siempre se aprovechan los mismos. Los que cuando las cosas se complican tienen margen de maniobra. Pasta, vaya. Los que no viven al límite con negocios de supervivencia suelen encajar las crisis con mucha más“elegancia”. Sí, sus estructuras son mucho más grandes y mantenerlas en rio revuelto no siempre es fácil, pero también su liquidez y su capacidad de endeudamiento es mucho mayor.Y esa tranquilidad, ese cojín, les hace afrontar los contratiempos con otros ánimos. Con ánimos, mejor dicho. Los que lo saben todo dicen -y desde hace bastantes meses- que, en determinados procesos, sobre todo aquellos que tienen que ver con el aprovechamiento de las herramientas tecnológicas, cada crisis nos ha hecho avanzar 4 o 5 años. Y seguramente sea verdad. Las situaciones difíciles nos obligan a espabilar; a buscar métodos más eficaces, eficientes y rápidos para todo: para comunicarnos en la distancia, para vender, para comprar, para enviar y recibir esas compras... Todo ha tenido que reinventarse. Y evidentemente no todo el mundo ha podido coger ese tren. Es evidente, otra vez más, que una de las peores consecuencias de esta crisis sanitario-económica es que se ensancha más la grieta entre ricos y pobres.Y de la misma manera, como ya se está viendo en estos últimos meses, se han acrecentado las diferencias entre los grandes operadores y los pequeños. Por mucha voluntad, actitud y ganas que le pongan. Los grandes tienen mucha más capacidad financiera y eso les permite adaptarse con muchas menos dificultades a las necesidades que obliga la situación. Numerosas empresas puede que no acaben de recuperarse, pero en el cómputo global, los grandes ya están en planta y los pequeños siguen en la UCI.Y la mayoría con pronóstico grave. A corto y medio plazo, me temo que será muy complicado recuperar el equilibrio de poderes. De hecho, creo que las cosas no van a cambiar a medio plazo. Por muchas razones. Por las económicas, pero, también, por los cambios en la forma de comprar. En el cómo, el dónde y el cuándo.Y lo siento,pero ni siquiera esas encuestas que siguen dando mucho protagonismo a la tienda física van a cambiar el destino de determinados modelos de negocio. El tren de las oportunidades, que hasta ahora era una larga distancia (en algunos casos un regional) ahora es un AVE. Una alta velocidad que, además, no para en todas las estaciones. En las grandes ciudades ya estamos viendo como su tejido comercial se está transformando radicalmente.Y hacia un modelo, que aun que nos pese, no es el más conveniente para nuestro sector. Pero es lo que hay. Es lo que el consumidor ha decidido que sea. Nos guste o no, el futuro de tiendas y marcas hace tiempo que depende única y exclusivamente de adaptarnos a los hábitos de compra del consumidor. A quienes no se han subido todavía al tren -la lista es muy larga- no les queda más remedio que hacerlo ahora. Para muchos será la última estación en la que se puede subir... AYÚDANOS CON TUS SUGERENCIAS: tradesport@tradesport.com Desde el año 1993 SportPanel edita mensualmente tradesport, la primera publicación del sector deportivo.Tras casi 25 años de historia, y con la misma independencia con la quese fundó,tradesport se ha consolidado como un medio de comunicación imprescindible para aquellos que quieran conocer la evolución del sector. editorial opinión 3 Raul Bernat Redactor jefe raul@tradesport.com
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